«A los republicanos no los mataron porque quisieran morir por una causa, sino porque querían vivir por ella, por la causa de la fraternidad, la esperanza y la dignidad, por un futuro mejor para todos, querían vivir impulsando esa ilusión. Ese fue su crimen, tratar de convertir la esperanza en realidad, paso a paso, con su trabajo y con su ejemplo. La cuestión es que como en este país te hacen la vida imposible o te matan dado el caso por intentar vivir con dignidad y fraternalmente, el miedo se ha instalado en los corazones de muchos. Es terrible, pero estando ya en el siglo XXI, es todavía preciso tener que explicar estas cosas, pues el dictado de olvido, de calumnia y de silencio ha llegado hasta hoy y son muchas las personas o las familias que han vivido aisladamente su dolor, sin poder expresarlo y sin tener nunca respuestas a las preguntas que desde que sus padres fueron niños, quedaron por hacer.
Me he visto en la tesitura de tener que tomar la palabra en muchos cementerios ante los féretros de compañeros rescatados de las cunetas, y he tenido que explicar en alto a sus hijos o nietos porqué les mataron, y les he dicho lo que es preciso decir, que fueron culpables, culpables de vivir por un futuro mejor y fraterno, por sus hijos y por el futuro de todos.
Ese objetivo y esa ilusión es hermosa y no debemos renunciar a ella y debemos estar orgullosos de nuestros mayores, no hay lugar para el victimismo, debemos rechazarlo, es un enemigo y un flaco servicio a la causa y a la memoria de los que lucharon; sentíos orgullosos de ser parte de quienes supieron defender con dignidad sus valores y lo hicieron fraternalmente. No podemos dejar que el miedo y el mensaje de miseria moral de los fascistas se extienda entre nosotros. Los que aquí reposan en esta fosa o en las miles de cunetas olvidadas España adelante son nuestros compañeros, son nuestros hermanos. Su recuerdo nos anima a luchar hoy con el corazón sereno y la voluntad firme. Con la consciencia clara de que para vencer necesitamos que no se rompa este hilo rojo de la memoria que nos une a todos.
Las luchas contra la injusticia no son cosa del pasado. Persiste el dolor de los que sufren, de los que son arrojados de sus casas, de los que ven como su vida no les pertenece, de los que sufren por no poder sacar a sus hijos adelante, de los que son despreciados por ser humildes y trabajadores y a los que se les niega el derecho a poder vivir dignamente del fruto honrado de su trabajo. Esas causas del pasado, son todavía causas del presente. No podremos nunca superar estos retos del hoy, si nos hacen olvidar a los que lucharon antes que nosotros. No vamos a ceder, no vamos a olvidar a nuestros hermanos que aquí reposan.
No luchamos por la República por cuestiones nostálgicas ni victimistas. Debemos hacerlo porque merece la pena luchar por ella, porque la República es justa, democrática, solidaria, porque es un compromiso colectivo por la libertad, la fraternidad y la igualdad, porque un país donde se respeta la dignidad humana es el único país en el que debemos poder vivir. Y eso es un objetivo de futuro».
Pedro Alberto García Bilbao
Fuente: Sociología Crítica