Esta mañana se ha celebrado en Madrid, concretamente en la Plaza de Oriente, otrora escenario fijo de las arengas del dictador, una jura de bandera por parte de civiles, en total dicen que han sido unos 500 y entre ellos se encontraba la delegada del Gobierno en Madrid. Según dicen los que saben, la finalidad de las juras de bandera para personal civil es permitir que "los españoles sin vinculación profesional a las Fuerzas Armadas puedan manifestar su compromiso con la defensa de España." No sé con quien adquieren el compromiso, me imagino que con el ejército, en ese caso mucho me temo que el numerito de la jura no es más que un brindis al sol, sobre todo si tenemos en cuenta que nuestro ejército es profesional y que en caso necesario ya se sabe: toma el fusil y al frente o te pego un tiro aquí mismo. En cualquier caso los 63 años de edad de la Sra. Dancausa hacen muy difícil que se la llegase a ver en una trinchera en Tarifa o incluso tejiendo camisetas de lana para la gloriosa infantería, quizás su juramento sea en honor de su padre, el abogado y político falangista Fernando Dancausa, pero bueno, dejemos que la nueva jefa de la policía madrileña se familiarice con los uniformes, los sables y las medallas.
Como es lógico desconozco quienes han acompañado a Dancausa en la jura, de lo que si estoy seguro es de que entre ellos no se encontraba ningún republicano. Una ausencia que no tiene que ser exclusivamente a causa de que la bandera jurada sea la bandera de los que traicionaron a España, que ya es, el motivo principal es que los republicanos ya juraron o prometieron defender España y además cumplieron con su juramento o su promesa aún a costa de sus vidas y de las de los suyos, un juramento que muchos de sus descendientes hemos heredado con orgullo y con la responsabilidad de que siga vigente. No lo hicieron así los ejércitos sublevados contra la República Española, ellos también juraron o prometieron pero quebrantaron su juramento y utilizaron su nueva bandera como símbolo del terror que sembraron a lo ancho y largo de toda España.
Cuando en 1931 se puso en marcha la II República, a todos los militares partidarios de la monarquía se les ofreció la posibilidad de un retiro honroso y remunerado, muy pocos aceptaron dejar el Ejército. Los que permanecieron se adhirieron ante la tricolor al Decreto de Fidelidad a la República de 22 de abril de 1931:
"Prometo por mi honor cumplir bien y fielmente las leyes de la República y defenderla con las armas"
Todos sabemos en que quedó la promesa y las consecuencias de su incumplimiento por los militares golpistas.
No se quién ha organizado el espectáculo de hoy, tal vez la Delegación del Gobierno en Madrid, tal vez el Ministerio de Defensa. Sea quien sea el autor de la idea es un tanto cobarde. Aparte de hacerlo a la chita callando para evitar manifestantes inoportunos, el "acto" solo se celebra en Madrid y en una zona donde lo que más hay son japoneses. Bien podrían haberlo hecho extensivo a todas las capitales españolas, pero claro llevar la patochada a la Plaza de Cataluña o delante de la Casa de Juntas de Guernika es una provocación que puede originar resultados no esperados por y para estos salvapatrias de pacotilla.
Yo como madrileño, pues eso, que no me parece aceptable, creo que este tipo de espectáculos deberían limitarse al ámbito de los cuarteles. Si bien Madrid no tiene aspiraciones nacionalistas, si que tiene un gran pasado republicano, además de ser en estos momentos una ciudad puntera en las reivindicaciones republicanas. Madrid no olvida el golpe de estado de aquellos que en su día prometieron defender a la República tal y como hoy han jurado hacer con la España abstracta unos cientos de españoles, ni olvida los bombardeos contra su población, ni su tenaz resistencia al invasor, ni sus cárceles franquistas, ni la represión, ni la Dirección General de Seguridad,.......bastante tenemos con estar obligados a compartir diariamente con los borbones el aire que respiramos, como para que la parafernalia castrense que el rey ampara bajo su mando nos ocupe la calle aunque solo sea por unas horas.
Los militares siempre han estado mejor en los cuarteles, cuando salen de ellos casi siempre es mala señal.
Benito Sacaluga