¡Basta ya de la democrática hipocresía franquista!
Las cosa por su nombre…
Cuanto más fehacientemente está implantado el franquismo en España, más se evoca para justificar crímenes de toda naturaleza a la Constitución Española. La fiesta de los toros, el separatismo, la crisis económica, la corrupción política, la economía, el Gobierno, la oposición, la Iglesia y los empresarios, todos, evocan la legalidad vigente para justificar sus crímenes. Sí, crímenes algunos horrendos. Por acción u omisión… Su cobardía les lleva a falsificar el espíritu de las leyes para manipular la letra en su beneficio. Confunden la gobernanza de una mayoría absoluta con un despotismo absolutista. No les interesa discernir entre lo legal y lo justo y mucho menos lo jurídico de lo moral. La letra mata mas el espíritu vivifica, que escribiera un tal Saulo de Tarso. Su farisaísmo les lleva a mantener el nacionalcatolicismo que inspiró al franquismo imperante, flagrantemente en contra de la Constitución Española. Pero para que nadie se rasgue las vestiduras, situación inevitable, es preciso aclarar el vocablo crimen, tal cual lo expresa la Real Academia Española, y sobre todo cómo la percibe la conciencia moral del pueblo. La percepción de los crímenes cometidos contra los ciudadanos, que éstos albergan en su mente, no están a expensas de lo que exclusivamente determine el lenguaje jurídico. No en balde la justicia emana del pueblo.
Se denomina crimen a un delito grave. Una acción indebida o reprensible. También una acción voluntaria de matar o herir gravemente a alguien. Si el crimen es contra el pueblo será un crimen de lesa humanidad y si es contra el monarca es de lesa majestad. Si la ley es manifiestamente mejorable, será legal pero no justa. Y si las leyes no están al servicio del pueblo y sólo sirven al poder o al capital, esas leyes son injustas. En la actualidad el pueblo español es víctima de las políticas criminales que emanan de la Unión Europea y que las aplica como serviles lacayos los responsables políticos del Reino de España. Todo es legal pero no todo es justo. Las acciones indebidas o reprensibles contra los españoles están sujetas a Derecho, pero con estas conductas se están cometiendo muchos crímenes, sí crímenes de lesa humanidad. Es sano y positivo que a pesar de los desahucios, las preferentes, el hambre, la educación cercenada y la sanidad limitando las expectativas de vida, la muerte, el pueblo ya tiene conciencia de ello. Y los causantes de estos perversos hechos, se escandalizan porque el pueblo les grita en la calle y en la puerta de su casa, porque el resto del tiempo están escondidos en las madrigueras donde urden sus crímenes. Y denuncian ser víctimas ellos y sus familias de ¡los escraches!
La Transición evitó llamar al franquismo por su nombre, genocidio y a su caudillo dictador sanguinario. Si la Constitución hubiera consagrado un nunca más en su articulado, ahora hacer apología del franquismo sería delito. En la España actual, con el Gobierno formado por los franquistas más convictos, herederos de Franco, Fraga, Aznar y la Iglesia, desde la afición a los toros de Tordesillas, hasta el tema de la unidad de España, toda la política está visionada bajo el prisma de la España de los Reyes Católicos. Es justo discernir entre los genuinos franquistas herederos de la dictadura como botín de guerra y la facción militarista minoritaria pero sí vocinglera y los violentos que asaltan todo aquello que según ellos atenta contra la unidad de España, porque la creen de su propiedad y sobre todo un dogma que como todos los dogmas es fanático, infalible y eterno. España es así pero hubiera sido otra, si no hubieran asaltado el Estado de Derecho implantado por la República, aún sin restaurar en su totalidad.
Pedro Taracena