Hace unos días, el PSOE ha anunciado que pretende impulsar una reforma de la Constitución después de las Elecciones Europeas (claro, por si se pierden votos en el camino). El socialdemócrata Alfredo Pérez Rubalcaba está convencido de que la salida al enconado conflicto de Cataluña está en la reforma de la Constitución. Sin duda, estamos ante otra patraña, una propuesta trampa, una nueva traición del PSOE a los principios y valores republicanos.
La propuesta de los socialdemócratas esta basada en un federalismo monárquico. Otra transición 2.0, que permita mantener los privilegios reales y las poltronas políticas, gracias a la Ley Electoral bipartidista (ellos lo guisan y ellos se lo comen). Esta nueva "iluminación" del PSOE, en parte viene por el descalabro socialista de sus socios catalanes del PSC, que en el Parlamento de Catalunya han pasado de tener 59 escaños en 1999 a sólo 20 escaños en 2012.
Jóvenes republicanos izan una tricolor |
El PSOE todavía no se ha dado cuenta de que Catalunya no quiere federalismos monárquicos implantados desde Madrid, lo que quiere es una ruptura con el actual régimen heredado del franquismo y cuando eso suceda, se darán las bases para negociar una salida federalista a partir de un sistema republicano, que trate de iguales a los diferentes territorios y nacionalidades. Mientras tanto, el independentismo seguirá creciendo imparable y el distanciamiento entre el Reino de España y Catalunya será cada vez mayor.
La credibilidad del PSOE esta en sus horas más bajas, sobre todo cuando desde la oposición, se han convertido en expertos de proponer reformas, que cuando gobiernan son incapaces de hacer, reforma de la constitución, revisión del concordato de la Iglesia dixit, etc. Sin olvidar el reciente tonteo de Zapatero y Felipe González con una posible coalición PP-PSOE tras las próximas elecciones generales.
Los movimientos republicanos, partidos y colectivos que apoyan la lucha por la Tercera República, deberán de estar atentos. La reforma de la Constitución que propone el PSOE, significa perpetuar la monarquía engañando a los ciudadanos, parcheando una constitución que hace aguas desde el momento que nació. Tampoco debe extrañar a nadie, que bajo la idea de federalismo monárquico el PSOE quiere introducir, aproveche para meter una antigua reivindicación de Zapatero: "la de permitir dentro de la Constitución a una mujer en la línea sucesoria al trono".
En el caso de hacer un referéndum, la pregunta no va a ser si el ciudadano quiere una república o una monarquía, sino si se acepta el federalismo dentro de la monarquía. Esta aberración democrática, sería posible con el visto bueno del PP, que remataría una "jugada maestra" para dejarlo de nuevo todo atado y bien atado. Sobre todo, cuando la monarquía está en sus horas más bajas y el republicanismo comienza a resurgir imparable como alternativa al régimen corrupto. Todos hemos visto que cada vez hay una mayor presencia en la calle de banderas republicanas, que ondearon en las marchas por la dignidad el 22M o en la reciente conmemoración del Día de la República el 14 de abril.
Un poco de Histórica
Institucionalmente el PSOE defendió la República hasta 1977, cuando lo lideraba en el exilio el socialista y pedagogo republicano Rodolfo Llopis, quien fuera Director General de Primera Enseñanza durante la Segunda República, en el ministerio dirigido por Marcelino Domingo. Llopis fue un hombre integro, colaborador y amigo fiel de Francisco Largo Caballero, dedicó gran parte de su vida a la enseñanza, fue instruido en la masonería y fue un fervoroso defensor de la República. En política ostentó cargos de Diputado a Cortes por la República (1931-1939); Presidente del Consejo de Ministro de la República en el Exilio (1947); Secretario General del PSOE (1944-1972) y Presidente de la UGT (1956-1971).
Rodolfo Llopis |
El republicano Llopis sería traicionado en el Congreso de Suresnes, por el sector renovador del PSOE (Felipe González, Nicolás Redondo, Ramón Rubial, Pablo Castellanos, entre otros), ya que a la hora de renovar la Secretaría del Partido, Llopis contaba con todos los apoyos de las agrupaciones socialistas en el exilio, mientras que el sector renovador manipuló los apoyos en el interior (apoyos que no tenía, ya que las agrupaciones socialistas dentro del territorio nacional eran escasas). El amaño de los "renovadores" fracciono a los socialistas en dos grupos: el PSOE Histórico de Llopis y el PSOE renovado de Felipe González. Ambas fracciones rivalizarían por la legitimidad del uso de las siglas del partido, pero el conflicto que dirimiría en la Internacional Socialista de 1974 apoyó al sector de Felipe González, que contaba con el apoyo de EE.UU. y los socialdemócratas europeos.
Gracias a esta artimaña, Llopis sería desplazado y Felipe González sería posteriormente elegido como Secretario General en 1977. El nuevo PSOE de Felipe González renunció al marxismo, abandonando el socialismo y convirtiendo al partido a una ideología socialdemócrata y lo que es peor, traicionando a la República, ya que abrazó y dio por válida la monarquía parlamentaria y la bandera rojigualda. La renuncia al marxismo y a la República, evidentemente fue para contentar a los sectores postfranquistas que apoyaban el régimen monárquico, según el legado de Franco. Los servicios prestados por la CIA, serían recompensados con la integración de España a la OTAN y las bases militares, en los gobiernos socialdemócratas de Felipe González.
Desde 1977 hasta hoy, el nuevo PSOE fue ninguneando a la República y a la Memoria Histórica, con un uso partidista y electoral. Su ADN hace años dejó de ser socialista, para convertirse en socialdemócrata; el levantar el puño mientras se cantaba la internacional, han pasado a mejor vida. Sin embargo, el mensaje institucional no ha cambiado desde 1977: el PSOE defiende la monarquía parlamentaria porque el actual régimen, permite la defensa de las libertades y la democracia, y por lo tanto no es necesario el plantearse actualmente un cambio de modelo de estado entre República o Monarquía.
Esta desazón se ha ido repitiendo como discurso goebbeliano, desde Felipe González, Zapatero y al propio Rubalcaba, una gran falacia que ha perdurado en el tiempo, pero que las nuevas generaciones de hoy no están por la labor de soportar. La monarquía se derrumba y quienes la apoyan, terminarán cayendo con este régimen ilegal, corrupto de nacimiento y totalmente anacrónico.
Eco Republicano