Los amigos incómodos e interesados es lo que tienen, que no se puede aparecer públicamente con ellos en determinadas situaciones. Pasa con las exparejas con las que se mantiene una buena amistad, o con las amistades que sienten los colores del eterno rival y, en política, con los colegas aupados al poder de una forma poco democrática.
Solo así se entiende que el dictador Teodoro Obiang -autonombrado presidente de Guinea Ecuatorial tras un golpe de estado- almorzara en 2006 con José Luis Rodríguez Zapatero, entonces presidente del Gobierno, y Mariano Rajoy pero que no fuera invitado a visitar de manera oficial el Congreso de los Diputados. Y que este pasado lunes fuera invitado oficialmente a participar en el funeral de Estado de Adolfo Suárez negando Zarzuela haber cursado tal invitación. Pero aún hay más. Pese al revuelo que se montó con la asistencia del dictador al evento, el Rey Juan Carlos le saludó personalmentea la entrada en la catedral de la Almudena, pero Zarzuela hizo lo posible y lo imposible por evitar que la prensa captara esa foto.
Parece que la relación de España con el presidente de Guinea Ecuatorial depende del lado del que caiga la moneda ese día, o del deshoje de una margarita. 'Sile', 'nole', 'sile', 'nole'... Y en esas nos encontramos con la última incongruencia. Esta vez de Moncloa. Aprovechando que Obiang estaba en España, su equipo quiso reunirse con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Pero el equipo del gallego consideró que no era buena idea. Ni siquiera haciéndolo en Moncloa a salvo de las miradas indiscretas.
La negativa contrarió a la delegación guineana, de ahí que al 'nole' le haya vuelto a suceder un 'sile' en forma de cena. Eso sí, para evitar titulares incómodos Rajoy ha aceptado sentarse junto a Obiang pero en una mesa en territorio neutral -Bruselas- y con otros 80 comensales -los dignatarios europeos y africanos invitados a la cena de gala de la Cumbre Unión Europea-Áfricaque se celebra esta noche.
Allí, a miles de kilómetros de Madrid, el Gobierno español se siente más cómodo con Obiang. Incluso se le ha cedido la tribuna del Instituto Cervantes de Bruselas aunque nadie asume la paternidad del gesto y Moncloa insiste en que la iniciativa partió de la embajada ecuatoguineana en la capital belga.
Los motivos del interés oculto de España en Guinea no es otro que su petróleo. Una promesa que le hace minimizar a las autoridades españolas el hecho de que cada vez que se ha abierto la posibilidad de que empresas españoles exploten sus reservas de crudo han aparecido denuncias de chantajes y extorsiones de los dirigentes guineanos -en gran medida familiares directos de Obiang puestos 'a dedo'- a los empresarios españoles.
Y lo mismo con otros negocios, como la construcción de dos campos de fútbol para la celebración de la Copa de África de 2012, la puesta en marcha de decenas de naves comerciales o la edificación de complejos residenciales. En muchos de los casos los empresarios españoles han puesto pies en polvorosa abandonando, incluso, maquinaria de construcción valorada en miles de euros. Ha habido etapas en que la relación comercial ha sido tan nefasta que el propio Ministerio de Asuntos Exteriores ha reconocido que se han producido casos de empresarios españoles y extranjeros que "no pueden abandonar la excolonia española (1778-1968) por desavenencias con sus socios locales".
Parece que mientras la bolsa de petróleo siga llena y sin adjudicar, España y Guinea seguirán siendo 'amantes intermitentes y ocasionales'.
Fuente: Yahoo Noticias