Pedro Sánchez envió una carta a potenciales jóvenes votantes pidiéndoles su voto para el 20D. Una de las aludidas ha decidido contestar con el mismo lenguaje “fresco” y “juvenil” al aspirante “socialista”.
Hola, Pedro:
¿Cómo estás? Te escribo porque he recibido tu carta pidiendo mi voto. Bueno, miento: quien la ha recibido ha sido mi madre. Llegas un poco tarde, yo hice las maletas hace ya cuatro años.
Me alegro de que menciones los trabajos de mierda que tuvimos mis amigos y yo cuando aún vivíamos en España. Como te podrás imaginar, a todos nos hizo mogollón de ilusión que tu partido aprobara en 2011 una reforma laboral que incluía el encadenamiento ilimitado de contratos temporales y la extensión de los contratos de formación hasta los 30 años. Un consejo para acabar con la precariedad: en primer lugar, no aprobéis leyes que la fomenten.
No te ofendas, pero cuando hablas de dejar atrás el pasado oscuro de Rajoy… me entra la risa floja. No sé si os habéis puesto a echar cálculos, pero al parecer PP y PSOE votáis lo mismo en el Parlamento Europeo más de 7 de cada 10 veces. ¿De verdad te quieres vender como una ola de cambio?
Os he seguido un poco en estos últimos años y he de decir que también me han flipado otras medidas que tomásteis cuando aún estábais en el Gobierno, como la aprobación del artículo 135 de la Constitución (también junto al PP). Fijar como prioridad el pago de la deuda pública frente a cualquier otro gasto en los Presupuestos Generales del Estado es una medida claramente socialista y obrera, claramente de izquierdas. Con ese plan, el futuro de oportunidades, de inversión en I+D, de aumento de becas y de todas esas cosas chachi piruli que queréis hacer si volvéis a ganar… lo veo más bien lejos.
Verás, voy a explicarte mi situación actual: yo no paso de todo. La política me interesa, y mucho. De hecho, habría estado encantada de depositar mi voto en la urna. Desafortunadamente, en 2011 aprobásteis (oh, sorpresa) con el PP una reforma de la Ley Electoral que ha reducido la participación exterior a cifras ridículas, porque votar se ha convertido una maldita odisea. Al menos yo he conseguido que un abstencionista en España vote por mí. Otros miles de emigrantes no tendrán la misma suerte.
Ya lo siento, sé que no te lo esperabas… pero no tienes mi voto.
Te lo digo de buen rollo, Pedro: la próxima vez, ahorra tinta y papel, y mándame un email. Va más acorde a los tiempos y a mi generación. Aunque igual te digo que el internet este es inteligente: lo más probable es que vayas directo a la bandeja de spam.
Con claridad y sin rodeos,
Andrea