El 6 de diciembre de 1978 ALGUNOS ESPAÑOLES, (15.706.078) el 58,97% del censo electoral, de los cuales ahora viven menos del 15% (2.355.000) votaron la llamada Constitución del 78. La cual carece de muchas de las cualidades que se le exigen a cualquier constitución democrática, garantizar derechos y deberes de todos los ciudadanos.
Sin embargo No solo garantiza y protege los derechos de nuestros gobernantes y de su Católica Majestad, sino que los blinda contra el pueblo, que debería proteger de sus gobernantes (10.000) aforados y forrados y unos cuantos inviolables, que roben maten o violen, no pueden ser juzgados jamás. Los aforados españoles representan el 73% MUNDIAL,de aforados en países democráticos y el 97% de aforados entre todos los países del mundo, incluidas dictaduras islámicas.
Al mismo tiempo, esa constitución no garantiza los derechos ciudadanos, es tan ambigua, que esos derechos se convierten en buenos deseos: El derecho al trabajo, a la educación, a comer, a la sanidad, a una vivienda digna, a la libertad de expresión... Son papel mojado que no se respeta, ni obliga a los gobernantes a su cumplimiento, solo recomienda, dejando al libre albedrío de nuestros gobernantes de turno, desarrollarlos o no.
No, ni eso es una constitución democrática, ni es mi constitución, que yo, al igual que el 85% de los españoles vivos, no voté.
Por tanto, mientras que no exista una Constitución, realmente democrática en España, esta, la última Constitución democrática que ha habido en España, es mi Constitución: la de la Segunda República Española.
Paco Arenas