Alguna organización terrorista ha reivindicado el atentado de París? Por qué financian los Estados Unidos, Arabia Saudí, Qatar y Turquía a los terroristas del Estado Islámico y demás Estados terroristas, algunos de cuyos militantes pusieron las bombas en París y en otros Estados? Por qué Washington y sus socios no han destruido al Estado Islámico y la pluralidad de mini Estados terroristas que están emergiendo desde el centro-norte de África hasta el Tigris?
Por qué los servicios de inteligencia de cada uno de los países occidentales que, además, gozan de centros de cooperación y operación internacional, han sido incapaces, todos juntos y por separado, de detectar la organización de actos terroristas en Francia y otros países? Han demostrado ser incompetentes e inútiles para cumplir su misión de garantizar la seguridad de los ciudadanos.
¿Realmente, son incompetentes? ¿No será que estaban distraídos, conscientemente, mirando en otra dirección? Creando así un espacio de inmunidad para la movilidad de los terroristas? Por qué da la sensación de que en Bélgica se ha creado una falsa alarma al ver los ridículos resultados después de tener a la población belga en estado de guerra y bajo la psicosis de vivir en guerra contra enemigos fantasmas que no viven en trincheras? Lo de Bélgica ha sido como el parto de los montes. Mucho ruido y pocas nueces.
Algunos hablan de fascismo o nazismo. La teocracia y el neoliberalismo, aliados, son una amenaza real a las libertades, a la democracia y al bienestar social. En esta situación de acoso a las libertades y derechos conquistados nos encontramos hoy. ¿Somos conscientes de que la voluntad del capitalismo y las teocracias por dominarnos, arrebatándonos las libertades y el bienestar, es irrenunciable a la ideología de la religión y el capital? Somos conscientes de que son ellos mismos quienes crean las condiciones sociales para justificar su ofensiva contra las libertades? ¿Se nos han olvidado cuáles fueron los orígenes del totalitarismo?
Más discretamente que en los años treinta, de apogeo de los totalitarismo, el terrorismo internacional, hoy, como entonces el nazismo y las dictaduras militares, sirven a los intereses de las clases dominantes, políticos, militares e Iglesias, occidentales para crear una psicosis de miedo, creando el caldo de cultivo en el que llevar adelante su saqueo de las libertades y del Estado de bienestar.
¿Estamos dispuestos a justificar y a consentir, en nombre del miedo al terror y la muerte, las manipulaciones que hacen los poderes internacionales, el imperialismo norteamericano y sus socios, de la amenaza de los terroristas que ellos mismos financian? Por qué, ahora, coincide el pánico histérico a una guerra mundial, precisamente con la ofensiva neoimperialista del imperialismo financiero y armamentístico de liquidar el Estado social de bienestar y reducir las libertades, dejando en su lugar, en la miseria de millones de ciudadanos, privados de derechos individuales y sociales.
Por qué la ofensiva terrorista internacional está creando un estado de psicosis de guerra mundial entre la población, de miedo, precisamente cuando los partidos de derechas, apoyados por la socialdemocracia, esa forma de dominación llamada bipartidismo, impuesta por los norteamericanos en respuesta a la amenaza comunista, durante la guerra fría, está en quiebra. Cuando estamos en procesos electorales, no solamente en España, en los que la derecha y la socialdemocracia caen, arrastrando en su caída, su sistema bipartidista de dominación.
Por qué precisamente en esta situación de descomposición de la forma de dominación de la derecha internacional, aparece el terrorismo internacional como amenaza? Las nuevas izquierdas y lo que quede de las viejas deberían tomar nota de que en esta situación de histeria colectiva las derechas llevan las de ganar. Porque están poniendo en práctica las tesis que ya enunció Hobbes en su ensayo “Leviatán” o Spinoza en el suyo “Tractatus políticus”, en respuesta al miedo, a la guerra, al terror se antepone la seguridad, renunciando a la libertad. Las nuevas izquierdas no deberían sacar a pasear viejos clichés contra la guerra cuando ésta crea un estado de histeria colectiva que sólo beneficia a la reacción, la derecha y el neoimperialismo.
Javier Fisac Seco