Respecto a la recuperación de la Memoria Histórica, algunas personas afirman: "hay que pasar página y mirar al futuro". Es decir que las víctimas del franquismo deben renunciar a la justicia, guardar silencio y abandonar la búsqueda de sus seres queridos asesinados en fosas comunes y cunetas, porque han pasado demasiados años y se pueden reabrir las heridas de la Guerra Civil. ¿Se puede ser más cínico?
Existe una generación de españoles que fueron víctimas de los crímenes del franquismo y que sufrieron el terror de la dictadura; y otra generación que apoyó a los golpistas y tuvieron connivencia con el régimen de Franco beneficiándose del mismo.
Precisamente, los represores y los cómplices son los que prefieren que no se hable de la Memoria Histórica, no vaya a ser que salga a la luz todo aquello que estuvo silenciado y la sociedad les reclame cuentas pendientes de aquellos crímenes de lesa humanidad.
El tiempo mitiga el dolor pero no hace olvidar una injusticia. El trauma de haber perdido a un ser querido es imposible de olvidar y la angustia de los familiares se recrudece porque ni tan siquiera pueden llevar flores a sus tumbas, ya que desconocen el paradero de los restos de las víctimas.
Los golpistas no se conformaron con asesinar a gente inocente, previamente torturaban y vejaban a sus víctimas, para luego darles un tiro de gracia y enterrar sus cuerpos en cal viva y ocultarlos en fosas comunes, cunetas y lugares inaccesibles, para que nadie los encontrase y diera testimonio de la matanza. A los fascistas se les olvidó el quinto mandamiento: "no matarás". Aquello fue un genocidio planificado, dejando huérfanos, viudas y destrozando miles de familias.
Se suele decir que "rescatar la memoria no sólo es rescatar huesos, sino las ideas por las que esas personas están ahí". Es verdad, cuando se exhuma una fosa común detrás siempre hay una historia dramática y personas que se preguntan por qué fueron asesinadas. Reconocer aquellos crímenes y dar luz a lo acontecido acarrea dar la razón a la legitimidad de la República ante el golpe militar fascista de julio de 1936 y cuestionar la legalidad del régimen monárquico vigente emanado del franquismo.
Por esta razón, existen partidos políticos interesados en justificar el fin de la labor que realizan las asociaciones memorialistas, no solo quieren impedir que se haga justicia con las víctimas, sino que tratan de callar el silencio y con ello participar en el engaño de los criminales y sobre todo persiguen que no se reivindique la República, porque esta cuestión supondría un peligro inminente al chiringuito de poder político montado en el 78.
El régimen surgido tras la muerte del dictador Franco, elude su responsabilidad e incumple los Derechos Humanos que exige la ONU para dignificar a las víctimas y sus familiares. El próximo 20 de noviembre se cumplirán cuarenta años de la muerte del dictador Franco y España para vergüenza mundial, sigue sin querer enjuiciar a los responsables de los crímenes del franquismo y sin adoptar medidas suficientes para localizar el paradero de los 140.000 desaparecidos y los bebés robados durante la dictadura. Ante esta impunidad, no cabe ni olvido, ni perdón, sino Justicia.
Luis Egea