Entre el 31 de julio y el 14 de agosto pasado, al menos 19 civiles perdieron la vida o fueron heridos en Yemen. Y desde la escalada de los combates a fines de marzo, la Unicef registró un total de al menos 1950 civiles muertos y 4271 heridos. De estos, 400 fallecidos y más de 600 heridos eran niños.
Estos son algunos de los datos difundidos el martes por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, en inglés) en su último reporte, mientras la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACDH) aumenta el número de las víctimas civiles del conflicto en el país de la península arábica.
"Este conflicto es una tragedia en particular por los niños (...) Son muertos por bombas o proyectiles, y aquellos que sobreviven deben afrontar una amenaza creciente por enfermedades y malnutrición", manifestó el representante de Unicef en Yemen, Julien Harneis.
En todo el país, casi 10 millones de niños, cerca de 80% menores de 18 años, necesitan de asistencia humanitaria urgente, mientras el número de pequeños reclutados o comprometidos en la guerra ascendió a 377, más del doble con respecto a los 156 de 2014.
El reporte de Unicef afirma también que el conflicto tendrá consecuencias terroríficas para el futuro de los pequeños yemeníes. Por ejemplo, cerraron 3600 escuelas, privando de educación a 1,8 millones de niños.
Unicef ,que trabaja en el país desde el comienzo del conflicto, el pasado 26 de marzo, en los últimos meses suministró apoyo psicológico para ayudar a cerca de 150.000 menores a afrontar los horrores de la guerra.
Sin embargo, su solicitud de fondos queda gravemente por debajo de sus necesidades, convirtiéndose en insuficientes: del pedido realizado por la agencia por 182,6 millones de dólares, solo el 16% fue pagado.
"Tenemos urgentes necesidades de fondos. No podemos quedarnos quietos y dejar que los niños sufran las consecuencias de una catástrofe humanitaria", sostiene Harneis.
Amnistía Internacional (AI), por su parte, en el último reporte difundido el martes, apunta el dedo contra los ataques aéreos de la coalición conducida por Arabia Saudí que bombardea diariamente a Yemen en un intento por eliminar de la ecuación al movimiento popular Ansarolá y restaurar en el poder al expresidente fugitivo Abdu Rabu Mansur Hadi, un fiel aliado de Riad.
Según la organización con sede en Londres (capital británica), la violencia fue particularmente letal en las ciudades sureñas de Taiz y Aden, con decenas de niños entre las víctimas.
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