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Republicanos españoles en la liberación de París (segunda parte)

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A las 21:22 horas del día 24 de agosto de 1944, los primeros tanques y autos blindados de la Novena, evitando los puntos de apoyo alemanes (los Stutzpunkte) han alcanzado la plaza del Ayuntamiento (Hôtel de Ville). Los carros de combate y los half-traks, pilotados por republicanos españoles, estaban desplegados en erizo para evitar sorpresas desagradables. 

Federico Moreno nos ha facilitado sus nombres: los Sherman ligeros se llamaban "Romilly", "Montmirail" y "Champaubert", y los autos blindados, "Don Quijote", "Madrid", "Guadalajara", "Teruel", "Ebro", y "Guernica". Estos iban encuadrados en tres secciones: la 1ª, mandada por Moreno; la 2ª, que mandaba Elías, sustituido luego por Martín Bernal (conocido también por 'Garcés'), y la 3ª, mandada por Campos. Con Dodges, GMC y jeeps auxiliares (reparación, ingenieros, estafetas) sumaban 21 vehículos con 126 hombres. Estas son las fuerzas de Leclerc que acamparon en la plaza del Ayuntamiento el 24 por la noche y, como la electricidad estaba cortada, hicieron su entrada a la luz de numerosas antorchas.







Un miembro del Consejo Nacional de la Resistencia, Léo Hamon, uno de los hombres más fieles, con André Malraux, al general De Gaulle, a través de los tiempos y la peripecia política de la posguerra, narra así la aparición en el centro de París de los primeros hombres de la 2ª División Blindada: 

"Evocaremos, en primer lugar, la llegada de los tres primeros tanques franceses, el 24 por la noche. Como Francia vivía a la hora alemana, a las nueve era ya de noche. Vimos llegar hacia nosotros a dos oficiales franceses. Luego supe que uno de ellos era el capitán Dronne. (El otro era su oficial de enlace: Amado Granell, un valenciano). Eran los primeros oficiales franceses de uniforme que veíamos y se nos saltaron las lágrimas... Luego fuimos a saludar a las tripulaciones de los blindados; no hablaban muy bien el francés; eran republicanos españoles alistados en la División Leclerc". 

A un kilómetro de allí, en su cuartel general de la rue Rivoli, el general alemán Von Choltitz seguía chantajeando y especulando con la presencia de dos divisiones blindadas SS (las 26º y 27º Panzers) estacionadas al Nordeste de París, con sus ciento cincuenta y tantos blindados "Tigre", y con la intervención de un centenar de aviones de bombardeo del aeródromo de Le Bourget, así como con los innumerables campos de minas diseminados por puntos neurálgicos de la capital. Vano intento de intoxicación piscológica, ya que como señala el historiador Adrien Dansette, "durante toda la insurrección, la administración de Obras Públicas, so pretexto de realizar servicios de seguridad, efectuó dos inspecciones diarias, una de día y otra de noche, para descubrir y desarmar los eventuales preparativos por parte de las fuerzas de ocupación con vistas a cumplir las órdenes de Hitler, 'transformar París en un montón de ruinas'. Se pudo comprobar así que en momento alguno los alemanes habían efectuado trabajos en ninguna especie en dicho sentido".

En cuanto al supuesto humanitarismo del general Dietrich von Choltitz, haciendo oídos sordos, según se cuenta, a las órdenes de su Führer, él mismo reconoció que "alardeaba de poder disponer de las unidades Panzer SS y de la aviación, sobre las que no tenía el menor mando". Otro general alemán, Warlimont, agregado al general Jodl -el que fue colgado en Nuremberg en 1946-, declaró, en julio de 1945, que "Von Choltitz tenía muchas responsabilidades, pero que no disponía de recursos necesarios para enfrentarse con ellas". Y para siluetar correctamente el talante humanitario de Von Choltitz, recordaremos que, durante la invansión de Holanda en 1940, fue él quien ordenó los bombardeos de terror por aire, tan absurdos como despiadados, que destruyeron Rotterdam y el que, dos años más tarde, en Crimea, después de la toma de Sebastopol, dio carta blanca a las unidades especiales de exterminación SS (los "Einsatzgruppen") para rastrear y "limpiar" debidamente aquella península. La batalla por la salvación de París la ganaron, en realidad, aquellos que, al fin y al cabo, contaban con gente dispuesta a batirse: los coroneles Rol-Tanguy y "Fabien", a la cabeza de las fuerzas armadas del interior, y el general Leclerc y sus compañeros de armas. Y en vanguardia de unos y otros, los del interior y los del exterior, varios centenares de republicanos españoles.

- Continuará - 

Eduardo Pons Prades
Publicado en Tiempo de Historia, Año I, Número 3. Febrero 1975

Ver: Republicanos españoles en la liberación de París (primera parte)

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