Hace muchos años en Valencia se llevó a cabo el llamado “Pacto del Pollo”, entre dirigentes del PP y Unión Valenciana, un pacto estructurado en el tiempo para hacer del País Valenciano la cuna de la honestidad política, en ese pacto participaron políticos y empresarios, con los resultados que todos conocemos, claridad en las cuentas y una envidiable habilidad para que a sus políticos les tocase la lotería nacional y que esa suerte recayese y se repartiese entre los más necesitados o amiguitos del alma les regalasen Rolex de oro o trajes, que ellos modestamente dedicaban a fines sociales. porque de tan honrados que eran jamás se habrían apropiado de nada que nos fuese suyo .
Ni un solo caso de corrupción en todo el País Valenciano en los últimos 30 años y mira que había para haberse llenado los bolsillos, la venida del Papa, La RTVV, la F1, la Brugal, o la Gürtel, todo invitaba a la corrupción, pero ellos más honrados imposible. De hecho a los dirigentes del Partido Popular en Valencia están inmaculados, y propuestos por la conferencia episcopal para subirlos a los altares como ejemplo de honradez y buen hacer, no se han llevado ni un solo euro de las arcas públicas, dejando durante su fantástica gestión un superávit que ya lo quisieran otras comunidades autónomas, la Ley de la dependencia a pleno rendimiento hasta el punto de que casi ningún dependiente se ha quedado sin cobertura, de hecho, una buena parte de ellos han pasado a mejor vida sin saber lo que era un problema de cobro de sus prestaciones, ni siquiera tuvieron que firmar un solo “recibí”.
Pero bueno, ahora no nos ocupa el Pacto del Pollo de los presuntos políticos honrados del País Valenciano, que por supuesto tienen derecho a ser considerados presuntos honrados con todas las garantías, por muy difícil que eso resulte.
Ahora toca el Pacto de los huevos estrellados.
Y yo, que soy una persona agradecida con el gobierno, que me ha dado la posibilidad de disfrutar unas vacaciones pagadas durante dos años y ahora, viendo que estoy un poco gordo, ha dejado de pagármelas, por mi bien, para que haga dieta y adelgace, y de paso joder, que ya lo dijo la muy sensible con la situación de los parados Andrea Fabra, hija del honestísimo Carlos Fabra:
-Que se jodan!
Y es que la diputa hace mucho el amor, jode mucho y quiere que los parados también jodamos y así tal y conforme dice nuestro honrado presidente nos sintamos incentivados para buscar empleo, porque ellos están creando empleo a mansalva.
A lo que iba uno es muy desconfiado y que a dos día de que entre en vigor la tan necesaria Ley de Seguridad ciudadana, que se reúnan cinco presuntos hombres honrados ante unos huevos estrellados me causa auténtico pánico y temo que los únicos huevos rotos no sean los de Casa Lucio.
Cinco hombres, cinco, presuntos honrados todos, se reunieron ayer en una tasca de las más baratas de Madrid, a una tasca a la que van todos aquellos que disponen de una mísera cantidad para comer y no pueden permitirse grandes lujos. ¿Os queréis creer que me he sentido horrorizado? Pobrecillos, mi hijo siempre ha querido ir a esa tasca, y yo siempre me he negado, porque claro, a mí no me gustan esos lugares tan barriobajeros en los que por menos de nada te encuentras a presuntos delincuentes, o presuntos honrados, que uno ya no sabe lo que es peor.
Pues bien, esos presuntos hombres honrados estaban liderados por un matador de elefantes, presunto fiel esposo, y presunto demócrata, admirador de ese gran patriota y santo varón que fue San Francisco Franco, paladín de la Santa Cruz Gamada contra los “rojosjudeosmasonicos”, también estaba el señor, ay, qué mala memoria, le llamaremos X, hasta que me acuerde, a su lado un zapatero remendón que se enteró de que la crisis que los delincuentes iban a ocupar el piso de los pobres, cuando ya los habían desahuciado, y tal cual aparecía en la foto, como que no sabía qué hacía allí.
Al lado contrario se encontraban dos presuntos honrados de marca mayor, el bufón de las Azores, que quería un sitio en el atril y trajo a España la muerte y la desolación un 11 de marzo (con esto no hay chiste que valga, que bastante están sufriendo los familiares de las víctimas por culpa de unos miserables) y quien en nuestro nombre invitaba al resto de presuntos (Señor Inquisidor General) que no estoy difamando, que de los cinco digo que son solo presuntos honrados, del mismo modo que usted es un presunto demócrata (ellos también) Siempre debemos respetar la presunción de…
Al salir la noticia en la televisión Mi hijo me ha preguntado con su aguda ironía:
—Papa, ¿Quién paga la cuenta?
—¿Quién va a ser? yo
—Papa, tienes un morro que te lo pisas, les pagas a esos cinco la cena y a mí que llevo años pidiéndote que me invites a Casa Lucio, siempre te niegas.
—Hombre te los hago yo con mucho cariño.
—Sí, pero los invitas a ellos ¿no te da vergüenza? ¿Dónde está esa dignidad que me enseñas?
La imagen siguiente en el telediario era la detención de cinco personas a las cuales le aplicaban la nueva y democrática Ley de seguridad ciudadana, estaban cometiendo un grave crimen terrorista, asistían a una rueda de prensa del PAH. Yo permanecía ajeno a esta segunda noticia que demuestra lo eficiente que es la policía a la hora de actuar contra los peligrosos asistentes a ruedas de prensa y también de lo eficiente que es la Santa Inquisición y el Señor Inquisidor General a la hora de intentar meter en la cárcel a todos los peligrosos Zapatas, salvando a los españoles del peligro de su influencia humorística. Al mismo tiempo que salvan y protegen a las empresas charcuteras del país, pues ya se sabe que la producción de chorizos en España es cosa de emprendedores que se debe potenciar.
Abstraído he pensado en los huevos, y le he dicho a mi hijo:
—Ponte a temblar hijo mío, que esa cena nos va a salir muy, pero que muy cara...
Así que para evitar el peligro, esto lo escribo con mucho respeto y no pienso asistir a ninguna rueda de prensa, por si me confunden con un peligroso terrorista, quería decir periodista...y por supuesto seguiré pagando muy a gusto los huevos rotos de sus señorías con tal de que no me los rompan a mí.
Paco Arenas
Fuente: España por la República