Los actuales dirigentes de la televisión pública, pagada por todos, han regalado a Ernesto Sáenz de Buruaga, afín a la ideología más reaccionaria del país, el programa “Así de claro”, de producción privada, para que satisfaga su ego seudofascista, invitando a comentaristas afines a su credo político. Buen ejemplo de “pluralidad ideológica”, que puede llegar a tener connotaciones criminales, y convertirse en un delito de malversación de caudales públicos.
Lo curioso es que uno de los temas de esta semana, que motivó una obvia unanimidad, se refería a los pitos dedicados por una parte del público al himno nacional durante la final de la copa del Rey en el Camp Nou. Trasladar este suceso previsible a la Comisión Antiviolencia, y que ésta lo remita a la Fiscalía General del Estado por si tuviese consecuencias delictivas, parece un despropósito de tal magnitud que raya el ridículo, si no fuese porque en alguna medida está atentando a uno de los derechos constitucionales más sagrados, como es el de la libertad de expresión.
Lo llamativo es que el propio Pedro Sánchez, un republicano de boquilla que se arrodilla ante la institución monárquica, se suma a este cúmulo de despropósitos llamando al Rey Felipe VI para pedirle disculpas, ante el ultraje recibido. Y en este país muchos, demasiados, parecen rasgarse las vestiduras ante lo que no pasa de ser una mera anécdota, más o menos desafortunada; hasta el punto de que Carlos Floriano, el ilustre portavoz del PP, pide cambios legislativos. ¿Para qué?, ¿para llenar nuestras cárceles de desaprensivos independentistas que han osado tocar un pito?. Nuestro sistema democrático nunca será mayor de edad con personajes como éstos, que están convirtiendo nuestro país en una monarquía bananera.
La semana pasada José de la Mata, el magistrado que ha sustituido a Pablo Ruz en el Juzgado Central de Instrucción nº 5 de la Audiencia Nacional, consideraba, en una resolución dictada en una de las piezas del “caso Gürtel”, que el Partido Popular había actuado como una “banda criminal”. Lo curioso es que el Presidente del PP, es a su vez el Presidente del Gobierno, y no ha dimitido ni se ha ruborizado por estar al frente de un colectivo seudomafioso. ¿Acaso alguien ha sugerido que se cambie la legislación para que nunca más se produzca una situación tan bochornosa?. Tal parece que es más grave tocar un pito que robar, supuestamente, al sufrido ciudadano. Y así nos va.
Fernando de Silva
Fuente: www.sinlavenia.com