Sí, el Partido Popular es el legítimo heredero de la dictadura del general Franco. La Santa Transición, la Constitución del 78, así como el consenso perverso dejaron impunes el genocidio cometido por el más criminal de los triunviratos: La Iglesia (Nacionalcatolicismo), el Ejército (Traidor y golpista) y Falange Española (Versión hispana del fascismo). Solamente La Casta niega estas evidencias históricas que cada día son menos insostenibles, tanto para el Rey de España, como para los partidos cómplices de la Transición.
La Convención del PP ha supuesto una manifestación genuinamente franquista. El frente de juventudes, los excombatientes y los militantes del nacionalcatolismo. Fraga mamó de la democracia orgánica, ungido por el caudillo Franco. Y las esencias del ministro de la dictadura fueron esparcidas por Aznar, su insigne acólito, en olor de unas seleccionadas que no selectas multitudes, que aclamaron al nuevo profeta salvador de la patria, Rajoy. Les faltó cantar el Cara al Sol y exhibir la bandera de la dictadura con el lema: ESPAÑA UNA, GRANDE Y LIBRE. Pero aunque hacer apología de la dictadura franquista está lejos de ser delito, el eslogan de Rajoy fue de un franquismo renovado: JUNTOS POR UN GRAN PAÍS y HABLAR BIEN DE ESPAÑA.
El PP exhibe en la convención su gobernanza, cometiendo crímenes legales contra la sociedad española en el derecho a la sanidad, derecho a la vida, cercenando el derecho a la educación frustrando a la infancia y la juventud y condenando al exilio a los científicos. Dejando morir a los dependientes carentes de cuidados vitales y medicamentos. Anulando los derechos laborales, creando paro, pobreza, miseria y desigualdad. Aunque el mayor de los crímenes cometidos por el Gobierno y sus secuaces, lacayos y caciques, haya sido LA MENTIRA, apuntalada con embustes y corrupción.