En los últimos tiempos, se han puesto de moda expresiones como “no tener ideología”, el no ser de “izquierdas o derechas”, o, por ejemplo, que sólo importan los problemas de los ciudadanos pero no la política.
Estas frases, repetidas como mantras hasta la saciedad en tertulias televisivas, entrevistas, etc., por “políticos” de nuevo cuño están calando en nuestra sociedad, cansada de un sistema donde la corrupción casi se ha institucionalizado, y donde los las formaciones políticas que tienen mayores cuotas de poder se han alejado del pueblo soberano y se han convertidos en maquinarias al servicio de intereses particulares.
Volviendo al principio, creo que es una falacia el decir que se puede gobernar sin ideología, ya que esta es la base de cualquier acción política. Así como vemos el empeño de la derecha es privatizar absolutamente todo lo público, reduciéndolo a la más mínima expresión: sanidad, educación, servicios sociales, agua, comunicaciones, y un largo etcétera. Por otro lado su mensaje será la bajada de los impuestos, algo lógico, si no hay servicios públicos no hay necesidad de ingresos que financien el gasto. Esto es la teoría, en la realidad sucede que se bajan los impuestos de las clases acomodadas redoblando el esfuerzo fiscal de las clases trabajadoras vía impuestos indirectos y una mayor tributación de las rentas del trabajo.
Por el contrario la lógica solidaria de izquierdas se articula en un mayor gasto público financiado con mayores impuestos. Es por ello por lo que esa no definición o encuadre en la que se empeñan algunos no responde a otra cosa que a una estrategia electoral, o por lo menos, es lo que quiero pensar, ya que de lo contrario esta nueva casta política estaría ofendiendo a los millones de hombres y mujeres que dieron su vida defendiendo los valores de Libertad, Igualdad y Solidaridad a lo largo de la Historia.
Alternativa Republica es un partido minoritario, pero tiene ideología y la hace explícita sin intentar engañar a nadie. Nos definimos ideológicamente como republicanos de izquierda. Es decir, estamos en contra del capitalismo voraz de los recortes sociales, salariales, de la privatización de servicios públicos esenciales, de la bajada de impuestos a los ricos, de los despidos masivos de trabajadores, de la socialización de las pérdidas bancarias y la privatización de sus ganancias.
Frente a todo ello, anteponemos los valores que históricamente inspiraron a los radical-republicanos y que siguen plenamente vigentes hoy en día:
Tenemos la certeza de que el Estado está al servicio de todos, porque todos contribuimos a su sostenimiento como ciudadanos.
Creemos en la Democracia radical, profundizando en la democracia participativa mediante la implantación y desarrollo de mecanismos deliberativos ciudadanos; división estricta de poderes desde su elección; control ciudadano de dichos poderes, así como de la financiación de los partidos políticos en cuanto que herramientas al servicio de la representación política.
Entendemos que nuestros representantes lo son porque así, libremente, lo hemos querido, eligiéndolos en listas abiertas, a los que podremos exigir responsabilidades de su gestión en cualquier momento.
Queremos un Estado federal porque encarna el proyecto común histórico de todos los pueblos que conforman España en un contexto de solidaridad.
Nuestro anhelo es el de un Estado social que garantice el derecho al trabajo de todos los ciudadanos. En donde la educación pública, laica, gratuita y de calidad debe ser una obligación esencial del Estado. Ha de preservarse y desarrollar una Sanidad Pública universal, tanto en las prestaciones hospitalarias como farmacéuticas. Por supuesto el sistema de prestaciones y servicios sociales asegurará una vida digna a los más desfavorecidos.
El derecho de todos los ciudadanos a una vivienda digna ha de ser una realidad. Asimismo hay que acabar con la pobreza energética. No cabe en la perspectiva del republicanismo de izquierda la privatización de los servicios públicos esenciales como suministro de agua, electricidad, comunicaciones…
La libertad en todas sus manifestaciones debe de ser la piedra angular sobre la que se estructure nuestra sociedad. El Estado, como garante de las libertades, en particular, la de conciencia, debe declararse neutral ante todas las confesiones religiosas; porque ninguna confesión religiosa puede ni debe convertirse en instrumento subvencionado del propio Estado; ya que el derecho a la diversidad y el respeto a las minorías se constituyen como bases fundamentales de la democracia.
La solución de los problemas ambientales forma parte del cambio hacia un sistema económico más justo. Hay que afrontar decididamente los retos medioambientales ya que de lo contrario nos dirigimos hacia un futuro imposible en un planeta arrasado y sin recursos suficientes. Cuestiones como el calentamiento global, la contaminación del agua, o los organismos genéticamente modificados, entre otros son motivo de una profunda preocupación social; por lo que han de ser incorporados a las agendas de la vida política de manera urgente por su trascendental importancia.
Somos pacifistas porque el Estado debe ser un instrumento necesario en la búsqueda de la paz universal y en la eliminación de todos los factores que la impiden, debiendo garantizar el necesario equilibrio entre la paz social y el disfrute de los bienes adquiridos, con la imprescindible solidaridad entre todos los ciudadanos.
Por último y no menos importante, creemos, con pleno convencimiento, que la Republica representa la democracia y, como tal, es la única opción capaz de proporcionar a la ciudadanía un marco político, social y económico en el que será posible hacer reales los valores de la libertad, la igualdad y la fraternidad.
El republicanismo progresista debe afrontar en las calles y en las instituciones las tareas necesarias para abordar los retos del mundo globalizado del siglo XXI sin perder los referentes históricos y culturales que forman parte del discurso republicano clásico.
Nosotros si tenemos ideología, la basada en la ética republicana. Sin trampa ni cartón.
Rafael Luna Maguilla