Hablar hoy de los bancos y de las malvendidas cajas de ahorros es habitual. Quiebras, estafas, absorciones, compra de cajas, desahucios......Hoy la sociedad puede conocer parte de los entresijos de los bancos españoles, sobre todo si están relacionados con escándalos financieros o de corrupción, hace unos años no era así. las maniobras banca-gobierno quedaban ocultas a la opinión pública. Desde siempre la banca ha estado presente en las decisiones políticas de calado, en la sombra pero presente, el poder del dinero unido a la predisposición maquiavelista de los partidos políticos a separar poder y ética permite a la banca alcanzar posiciones privilegiadas destinadas a blindar sus intereses y a conseguir la impunidad de sus gestores, de los banqueros. Durante la dictadura nada se podía hacer, tampoco durante los gobiernos de la UCD, fue con la llegada de los socialistas al gobierno cuando se albergaban esperanzas de que la banca española perdiese unos privilegios inaceptables, no fue así.
En el periodo comprendido entre 1982 y 1990, estando España gobernada por el PSOE, fueron 51 los bancos que quebraron o entraron en suspensión de pagos, el costo para los españoles fue de 866.837 millones de pesetas según los datos del Fondo de Garantía de Depósitos, ni un solo banquero acabó en prisión. No fue hasta 1993 cuando Mario Conde fue encarcelado, un asunto en el que el gobierno tuvo que ver y mucho.
Ya en 1977, recién legalizado el PSOE, Felipe González es consciente del poder de la banca y trata de ganarse su confianza. De inmediato se reúne con los presidentes de los siete grandes bancos españoles. La reunión se celebra en la planta noble de la sede de Banesto, los banqueros quedan muy satisfechos con la exposición de ideas y planes que Gonzalez les transmite y que se llevarían cabo si finalmente llegaba a la presidencia del Gobierno. Desde ese mismo día el PSOE podía contar con la financiación que el PSD alemán empezaba a recortarle..... y al mismo tiempo empezaba a depender de la banca española para subsistir.
No se equivocaron los banqueros al apoyar a Gonzalez. Poco después de instalarse en las instituciones, los socialistas autorizan en la Ley de Presupuestos de 1983 una revalorización gratuita de los activos de los bancos, eximiéndoles, junto con otras empresas, del pago del Impuesto de Sociedades, que suponía el 35% de los beneficios obtenidos con la revalorización.
Para sufragar el déficit público Gonzalez convierte a la banca privada en la financiera del Estado. Las fuertes emisiones de Deuda Pública, a altísimos tipos de interés que incluso llegan al 14%, supone un excelente negocio para la banca. Al mismo tiempo Carlos Solchaga, desde el Ministerio de Industria, pone en marcha la reconversión industrial. El Estado empieza a invertir dinero para sanear los 12 sectores industriales en crisis y la banca, indirectamente, sanea también sus activos al cobrar del Estado muchos créditos y avales concedidos a empresas de estos sectores que ya se daban por perdidos e iban a ir al capitulo de fallidos de sus cuentas de resultados. En definitiva el dinero que la banca presta al Estado para reconvertir el sector, préstamos totalmente seguros al contar con la garantía del Estado, permite que la banca recupere de forma inmediata créditos incobrables a cargo de empresas quebradas.
Gonzalez es consciente de la necesidad de que la banca le siga apoyando y no quiere correr riesgos derivados del conservadurismo politico de sus presidentes, quiere evitar a toda costa que la derecha les tiente para que retiren sus apoyos al PSOE. Para blindarse crea un comité de expertos, el denominado "Comité Lluch", del que forman parte Ernest Lluch, Miguel Boyer y Luis Ángel Rojo. Las reuniones tienen lugar en la sede del PSOE y el objetivo no era otro que "jubilar" a los banqueros más conservadores y sustituirlos por jóvenes progresistas de la alta sociedad española. Solo Botín, el patriarca del Santander, se salva de la quema pasándose por alto que se trata de una persona fuertemente conservadora, una persona que le regaló el primer coche blindado a Manuel Fraga. Acto seguido Botín elabora una lista negra de banqueros entre los que se encuentran sus principales competidores, los presidentes del Central, el Hispano Americano y Banesto.
En 1984 Mariano Rubio, gobernador del Banco de España, ( implicado en el caso Ibercorp por un delito de fraude a Hacienda tuvo que dimitir de su cargo, nuevamente implicado en el "Caso Mariano"por haber mantenido una cuenta opaca para el fisco con unos 30 millones de pesetas es condenado y el 5 de mayo de 1996 ingresaba en prisión, de la que saldría bajo fianza a petición del Fiscal Jefe de Madrid Mariano Fernández Bermejo), .le dice al Hispano Americano que tiene un agujero de 30.000 millones de pesetas. Año y medio más tarde Emilio Botín se hace con el Banco Hispano Americano e inicia la guerra de los depósitos por medio de cuentas de ahorro altamente remuneradas, obligando al resto a subir sus tipos. A finales de 1987 Mario Conde llega a la presidencia de Banesto con todos los plácemes del Banco de España y del gobierno socialista, aunque en 1989 y con la intervención de Enrique Sarasola, gran amigo conseguidor de González, se trata de sustituir a Conde por Boyer, estrategia que fracasa.
El Banco Urquijo es reflotado gracias a todo tipo de ayudas impulsadas por Boyer y Solchaga. Ayudas que no resultan suficientes y hacen necesaria la venta de la sede central de banco, el edificio de las Siete Chimeneas, situado a espaldas de la Gran Vía madrileña, la operación se lleva a cabo por 8.000 millones de pesetas. Con nuevas ayudas de la banca privada, del Hispano y del Fondo de Garantía de Depósitos el banco se sanea e inmediatamente es vendido a la Banca March, obteniéndose unas plus valías de 35.000 millones de pesetas. El Banco de España mira y calla, Boyer y Solchaga ríen, González se entera por la prensa.
También la Banca March, la banca que financió sin límite la sublevación militar de 1936, y la Corporación Financiera Alba, presidida por Carlos March, un habitual de la "Bodeguilla de Moncloa" y de las cacerías organizadas por los poderosos en Ciudad Real y Toledo, se aprovechan de sus relaciones con Gonzalez. En 1989, sus sociedades obtienen cerca de 33.000 millones en operaciones bursátiles. Un par de años antes, en octubre de 1987, coincidiendo con el crack de la bolsa de Nueva York, el grupo March había obtenido 4.000 millones de pesetas en una jugosa operación de tiburoneo realizada a costa de Luis Valls y el Banco Popular. Rompiendo un pacto tácito de respeto mutuo que existía hasta entonces en el seno de la banca española y con la inestimable ayuda de Claudio Boada, que le vende un gran paquete de acciones de Banif, el Grupo March se hace con un 14% de las acciones de Popularinsa, la sociedad de cartera del Banco Popular.
El Grupo March esconde además un as en la manga. A través de un pacto con el BHA, puede controlar otro 6% de de los valores de las cinco filiales del Popular. El presidente del Popular recurre al banco de España, pero Mariano Rubio con el visto bueno del Gobierno socialista apoya al Grupo March y el banquero ligado al Opus Dei acaba teniendo que desembolsar 4.000 millones de pesetas para recuperar las acciones de Popularinsa.
Lo anterior es solo un pequeño resumen de los desorbitados beneficios que González proporcionó a la banca. Nada cambió para ellos salvo el aumento de sus beneficios. Las esperanzas del ejecutivo del fondo de Garantía de Depósitos, José María González Cobos, basadas en que el PSOE metiera en cintura a los bancos corruptos se vieron rápidamente defraudadas.
En octubre de 1982, poco después de las elecciones generales que le dieron el poder, Felipe Gonzalez trataba de ofrecer una explicación sobre el slogan electoral socialista ante las cámaras de televisión, a preguntas del entonces director de Cambio 16, José Oneto : ¿Qué es el cambio?, Felipe Gonzalez respondió: El cambio es que España funcione. Después el cambio, para un partido que se auto-proclamaba socialista fue, por encima de todo, que los bancos funcionen. Lo cual no está nada mal para los banqueros y los grandes accionistas, pero que resultó fatal para los españoles que veían como parte de sus impuestos iban a parar a la banca en forma de intereses desproporcionados y ayudas estatales acordadas en despachos, bodeguillas y cacerías.
Más adelante vino la desaparición de Argentaria ( Caja Postal de Ahorros) y de los bancos públicos, Hipotecario de España, Exterior, Banco de Crédito a la Construcción, Banco de Crédito Local, Banco de Crédito Industrial, Banco de Crédito Agrícola, Caja Central de Crédito Marítimo y Pesquero...entidades que gracias a González quedaron en manos de la banca privada española, en una operación privatizadora llevada a cabo con el consenso de los conservadores y justificada por entender que el sistema financiero privado era capaz de atender toda la demanda de crédito de la sociedad española, desmontando erróneamente el principio de necesidad de existencia de la banca pública como fuente de financiación de aquellas operaciones que el sector privado no atiende y además sin tener en cuenta que esto suponía un aumento brutal en los tipos de interés que desde entonces se aplicaron. Se mantuvo un ICO residual para intervenir en casos excepcionales, un ICO que, no nos engañemos, para poco o nada ha servido y para poco o nada sirve. La corporación bancaria de Rumasa se expropia totalmente y sus bancos son repartidos entre los banqueros que el poder socialista elige.
A pesar del tiempo transcurrido las cosas no han cambiado nada, la banca sigue estando favorecida por el estado independientemente de quien gobierne, sencillamente porque es la banca quien mantiene a los gobiernos gracias a la incompetencia de éstos para gestionar los recursos de tal forma que sean suficientes, de ser incapaces de evitar el derroche en gastos inútiles. Por si fuera poco el Estado, en el colmo de la dependencia bancaria, pide dinero a Europa para ayudar a los bancos españoles, inyectar dinero en sus arcas, hacerse cargo de sus activos tóxicos vía la Sareb, sanearlos y luego mal venderlos a otros bancos, en ocasiones regalarlos y en ocasiones hasta poniendo más dinero encima de la mesa. Se nos dice que ayudar a la banca es vital, que si no se hace sería una catástrofe para el país y esto es sencillamente mentira. Hay ejemplos en la reciente crisis de países que han dejado caer a bancos y no ha pasado nada. Esta maniobra me recuerda a la operación antes comentada de Gonzalez relativa a la "reordenación" de los bancos y que supuso la concentración de la banca en manos de unos pocos, en esta ocasión han sido las cajas de ahorro las que han pasado a manos de la banca a precios de saldo, eliminando así la gran competencia que éstas suponían para la banca y haciendo desaparecer del panorama unas entidades de caracter social que desde tiempos inmemoriales eran las principales captadoras del ahorro de las familias y su principal, por no decir única, fuente de financiación. Unas cajas de ahorro que cumplían una función social hasta que su politización llegó al máximo, siendo finalmente quebradas por la Comunidad Autónoma de turno, por unos políticos que destinaron sus recursos a inversiones políticas, al enriquecimiento personal y el de sus amigos de turno.
Hoy la dependencia de la banca es sistémica y de muy difícil eliminación, la enorme cantidad de dinero que representa la deuda pública (100% del PIB y creciendo) garantiza a los bancos el control de la política por tiempo indefinido. La directriz del BCE basada en no prestar directamente dinero a los Estados miembros de la UE, obligando a que sean los bancos privados los que actúen como prestamistas a interés variable con un dinero que previamente han retirado del BCE a un interés del 0,05 % agrava aún más la situación y aumenta la dependencia de la banca hasta niveles nunca vistos.
Nadie está en la cárcel , ni banqueros, ni políticos..... y todos están literalmente forrados.
Benito Sacaluga
Fuente: Bailando con Ratas
Fuentes consultadas: El dinero del Poder. ISBN: 84-7679-190.9 (1991)