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Convocatoria para una alternativa constituyente

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LA ÚNICA SALIDA DE LA CRISIS EN FAVOR DE LA MAYORÍA TRABAJADORA TIENE QUE ASUMIR EL CARÁCTER DE ALTERNATIVA CONSTITUYENTE

Vivimos en un momento de crisis estructural, económica, institucional y social, cuyo resultado no está escrito, ya que, o bien se imponen las elites autoritarias y su modelo de democracia secuestrada y antisocial o por el contrario conseguimos una alternativa de mayoría, una alternativa profundamente democrática y social que sitúe la soberanía en manos de los pueblos, se trata, por lo tanto, de un momento de alto riesgo, pero también de la oportunidad para construir un nuevo proyecto de Sociedad.

El capitalismo trata de imponer, de forma autoritaria, un modelo de sociedad que le permita una salida de la crisis en su propio beneficio, y las instituciones internacionales han sido convertidas, más que nunca, en vehículos de propagación de esas políticas imperialistas en lo económico, con la OTAN, el FMI y la OMC a la cabeza, y en lo político con el papel de una ONU vacía de contenido o de una UE supeditada a los intereses del capital que ahora tratan de culminar entregando toda la llamada área económica del Euro al capital multinacional mediante el Tratado de Libre Comercio entre la UE y los EE.UU.

Todo ello sobre una matriz esencialmente antidemocrática en cuya cúpula está el Banco Central Europeo cuya “autonomía” está diseñada esencialmente para proteger por encima de todo los intereses del capital financiero aislándolo de la influencia de la lucha de clases.

En España, la oligarquía que durante 40 años apoyó y alentó la dictadura franquista vio en la internacionalización de la economía y de las finanzas y, en concreto, en la entrada en la entonces CEE, la salida a la crisis económica en la que estaba inmersa el país, su apoyo a la transición hacia un régimen homologable con los de Europa occidental les aseguraba la "legitimidad" internacional necesaria para seguir manejando las riendas del país.

La hegemonía de lo que se denominó el pensamiento único, unido al desarrollo de la burbuja inmobiliaria lanzó a la sociedad a un engañoso consumismo ocultando la destrucción del tejido productivo, la pérdida de derechos laborales que encadenaban las sucesivas reformas de los gobiernos del PSOE y el PP y, más aún, se impuso la “cultura del pelotazo". 

Agotada esta fase con el estallido de la burbuja inmobiliaria, la crisis reveló el agotamiento del modo en que el capitalismo se reorganizó tras la llamada transición española y por tanto la inviabilidad de futuro de la base económica en la que había asentado su poder la burguesía española durante estos años: el sector financiero, la construcción y obras públicas, los grandes servicios, y, en general, aquellas actividades que se apoyan en el Estado como garante y regulador de sus negocios, y que tiene en la corrupción un elemento estructural.

La respuesta de la burguesía para recuperar su tasa de beneficio se ha revelado brutal para los que no son culpables de la crisis. La propuesta antisocial y autoritaria de salida de la crisis ha provocado, entre otras consecuencias, una masiva destrucción de empleo, con tasas de paro por encima del 25%, la veloz liquidación de las conquistas sociales y laborales aumentando a niveles inconcebibles la tasa de pobreza en nuestro país y la brecha entre ricos y pobres, así como la inmensa transferencia de recursos públicos a manos privadas como están suponiendo los apoyos a la banca y el pago de la deuda ilegítima.

En este marco, la salida antisocial, autoritaria y corrupta de la crisis cobra todo su sentido con el objetivo de construir un nuevo orden social, económico e institucional que consolide el dominio del capital, en esta nueva fase de la historia, acabando con todas las conquistas sociales y democráticas fruto de más de 150 años de luchas para asegurar la recuperación de la tasa de beneficios y mantener su dominio sobre la economía y la política. 

Por lo tanto frente a esta situación, se necesita un nuevo marco económico e institucional, para provocar los cambios que sitúen al Estado, a todas las instituciones, empezando por la Jefatura del Estado, el Gobierno y las Cortes Generales, bajo el control directo de la ciudadanía y permitan iniciativas de democracia directa y participativa que rescaten lo público de los “mercados”. Aquí la reivindicación republicana y los proyectos constituyentes conectan tanto con la resistencia a los recortes como con las demandas de “democracia real ya”, en esta coyuntura, la única salida aceptable pasa por un avance en la socialización y democratización de las relaciones de producción a nivel mundial.

En esta situación, la única salida de la crisis en favor de la mayoría trabajadora tiene que asumir el carácter de Alternativa Constituyente que proponga un nuevo modelo de Sociedad. Alternativa que necesariamente conlleva una transformación de las estructuras económicas e institucionales, en nuestro país y en Europa. 

Frente a una integración europea antidemocrática y neoliberal hay que oponer un proyecto de integración democrática, social y cooperativa. A partir de los núcleos de resistencia que se van construyendo en oposición a la austeridad y a la salida neoliberal a la crisis, se puede construir una Alternativa que plantee una integración cooperativa, con intercambios planificados y un sistema monetario y financiero controlados democráticamente, para ello es imprescindible derrotar, derribar la actual Europa del Euro.

Surge así la necesidad de recuperar, en primer lugar, la democracia, y hacerlo desde la defensa de la ética como punto de partida para cualquier alternativa, la defensa del concepto de ética republicana que tiene al trabajo como instrumento de valoración social.

Democracia participativa para decidir qué producimos, cómo lo hacemos, cómo distribuimos la riqueza para garantizar una vida digna al conjunto de la ciudadanía, cómo garantizamos la plena igualdad entre mujeres y hombres, cómo podemos hacer compatible nuestra vida con la de nuestro entorno ya que sin él no habría vida, cómo nos organizamos los pueblos que convivimos en esta península del sur de Europa, cómo vivir en un mundo sin guerras, solidario y justo.

Desde estos supuestos planteamos un llamamiento para la puesta en marcha de una Alternativa Constituyente para la Construcción de un nuevo modelo de Sociedad, un llamamiento que se proponga construir entre todas y todos, una nueva agenda para el cambio social, conectando con el antiguo sueño de un mundo en libertad y justicia, sin represión, explotación, hambre o necesidad. El viejo sueño de los derechos humanos…de todos los derechos humanos para todos y para todas.

José Luis Centella


Publicado en el Nº 280 de la edición impresa de Mundo Obrero enero 2015


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