El antropólogo forense Francisco Etxeberria sostiene que buscar las fosas de los asesinados en la dictadura "no divide, sino que refuerza los valores democráticos", según informa el diario El Correo en una entrevista.
Francisco Etxeberria, profesor titular de Medicina Legal en la Universidad del País Vasco y presidente de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, participó ayer en una de las conferencias organizadas por la Asociación para la preservación de la Memoria Histórica de La Rioja 'La Barranca' en el Ateneo Riojano. Sabe que no todos los desaparecidos podrán ser encontrados; «ni el 20%», asegura. Pero no cejará en su empeño.
-¿Queda mucho por hacer?
-Si ha surgido un interés por este concepto ha sido por ver la injusticia que representa la fosa expuesta con los restos. Y queda muchísimo por hacer. Aunque no vamos a encontrar, ni a identificar, a todas las víctimas, sí puedo decir que todas esas fosas que hoy se están encontrando representan a todas aquéllas que están debajo de un pabellón industrial o debajo de una carretera y que no se pueden ni encontrar.
-Afirma que no se van a encontrar a todos los desaparecidos, ¿de cuántos estamos hablando?
-Calculo que no vamos a encontrar ni al 20% de los que desaparecieron. ¿De cuántos? De 115.000 o 120.000 muertos, no en el frente de batalla, sino asesinados por la cara. Hasta este momento hemos recuperado más de 6.000 en más de 350 fosas en toda España.
-Las instituciones y los organismos públicos, ¿facilitan la labor?
-A nivel individual siempre hemos encontrado ayuda. Sin embargo, esto cambia cuando esta persona habla desde la institución 'x' o desde el partido político al que pertenece. Nos hemos encontrado con personas que nos han dicho 'os voy a ayudar todo lo que pueda, pero que en mi partido no se enteren'. Esas cosas reflejan un déficit de algo, no sé si democrático. Hay un déficit cuando hay gente que tiene que estar con el apuro de querer ayudar, pero sin que nadie se entere por si le ocasiona algún perjuicio. Es algo que hay que resolver, porque para eso estamos en democracia, en el siglo XXI y en Europa.
-¿Qué le puede decir a esas personas que opinan que poner nombre a los muertos en las cunetas es remover el pasado?
-No tienen más discurso que esa frase. No tienen más argumento que el de dos frases hechas: 'Esto reabre heridas' y 'Esto divide a los ciudadanos'. Es lamentable, porque no es verdad. Lo tenemos medido y estudiado. En los equipos de investigación hay antropólogos sociales que se dedican a estudiar cómo evolucionan los hechos. Esto no solamente no divide a los ciudadanos, sino que refuerza los valores democráticos, los cívicos y ensancha el discurso de los derechos humanos. Tiene un valor pedagógico que hay que saber gestionar adecuadamente. Hay que comprender lo que fue la tragedia que se vivió en este país. Y ese reconocimiento se está dando en otros lugares del mundo.
-¿Se puede decir que es una cuestión política?
-Claramente. Es por cuestión política por lo que los mataron y por lo que no se abrieron estas fosas. Es por cuestión política por lo que sí se investigaron las otras fosas. Y es por cuestión política por lo que se deben abrir las fosas e investigar los hechos.
-¿Qué supone para las familias que tienen a esas personas desaparecidas encontrar sus restos en una de esas fosas?
-Lo más grave que he oído decir a un familiar cuando se expone a la realidad es ¡qué injusticia! La fosa revela un elemento de injusticia notable. Y ahí se ve a gente mayor que llora de alegría porque tiene la sensación de que aquello que ha sabido siempre es cierto -se verifica en ese mismo instante- y por haber tenido la oportunidad en su vida de verlo. Y al mismo tiempo llora al pensar que su vida hubiera sido seguramente distinta. Humanamente, es lo más importante que estamos haciendo.
V. Ducros
Fuente: www.elcorreo.com