La forja de los soldados de la libertad.
En abril de 1944, la división es reorganizada y preparada para el asalto a Europa. Los republicanos españoles volvían a combatir el fascismo y el nazismo, pero esta vez en casa, y soñando que pronto harían lo mismo en España.
Después de arduos combates en tierras normandas, y de haber liberado Le Mans y Alençon, el general Leclerc recibe la orden de dirigirse hacia Paris para liberarla, pues los parisinos se habían sublevado contra los nazis y debían ir en su apoyo.
Leclerc encarga al capitán Dronne y su unidad, "La Nueve", que se dirija lo más rápido posible hacia allí, haciendo estos soldados entrada en París el 24 de agosto de 1944. Fueron los primeros en entrar y en liberar la ciudad de la luz. Lo hicieron en “tanques” con nombres de las famosas batallas de la Guerra Civil y con banderas de la II República Española.
En 1936 estalla la Guerra Civil española, se trata de la antesala de la II Guerra Mundial aunque esto solo es otra forma de ver el significado de la guerra civil, pues en realidad se trata de algo más complejo.
Tras la eminente victoria de Franco, muchos españoles se ven obligados a marchar al exilio, eso o sufrir la represión que ya habían perpetrado los generales golpistas años anteriores.
La II República intentaría sufragar los gastos derivados del exilio tanto por tierra como por mar. Sin embargo, mucho de los medios de transportes contratados y ya pagados no realizarían su trabajo, temiendo ser destruido por el ejército y los aliados de Franco.
La II República intentaría sufragar los gastos derivados del exilio tanto por tierra como por mar. Sin embargo, mucho de los medios de transportes contratados y ya pagados no realizarían su trabajo, temiendo ser destruido por el ejército y los aliados de Franco.
Ese fue el caso de muchos barcos que temían acercarse a las costas españolas y que debían rescatar a unos hombres, a unas mujeres y a unos niños de una muerte más que asegurada.
No obstante, alrededor de medio millón de españoles pudieron salir de España, de su tierra amada que se había convertido en una pesadilla.
El caso más anecdótico, entre otros, fue el rescate en el que se vio obligado un alto mando del barco Stanbrook, el capitán Archibald Dickson. Un hombre muy olvidado en la historia y que algún día el estado español deberá rendir honores por la labor tan loable y humanitaria que llevó a cabo.
El capitán Dickson, tras varios días, recibe una parte de la carga de víveres que estaba esperando, pero ese mismo día llegaron alrededor de 1.000 personas procedentes de toda España con el objetivo de salir del país. Las autoridades portuarias le pidieron que acogiera a esos refugiados en su barco y los trasladase a Orán (Argelia, colonia francesa). El capitán Dickson aceptó, pero pronto se sumaron alrededor de 2.600 o 3.000 personas aproximadamente.
Todas ellas hacinadas en el barco, pero con el deseo amargo de huir a toda costa. El capitán no podía dejarlos allí, habiendo escuchado que el puerto iba a ser bombardeado en cuestión de horas.
De entre esos exiliados, se encontraba uno de nuestros protagonistas de la liberación de París, Amado Granell Mesado.
El barco zarpó y, al poco tiempo, las bombas fascistas sembraron el terror en la ciudad de Alicante, pero por suerte el barco ya se había alejado, se encontraba rumbo a Orán. Allí, bajaron primero las mujeres y niños. Los hombres tuvieron que esperar algún que otro día, pues los españoles republicanos tenían fama de hombres indeseables, gracias a la propaganda franquista.
Ya en la colonia francesa, los hombres fueron llevados a unos campos de trabajos o concentración. Muchos tuvieron que trabajar como esclavos en la construcción del ferrocarril Transahariano; muchos de ellos perecieron en dicha empresa.
Otros optaron entre dos posibilidad: enrolarse a Legión Extranjera Francesa o ser repatriados voluntariamente a España. La mayoría de los españoles republicanos optarían por engrosar las filas de la resistencia francesa.
No obstante, alrededor de medio millón de españoles pudieron salir de España, de su tierra amada que se había convertido en una pesadilla.
El caso más anecdótico, entre otros, fue el rescate en el que se vio obligado un alto mando del barco Stanbrook, el capitán Archibald Dickson. Un hombre muy olvidado en la historia y que algún día el estado español deberá rendir honores por la labor tan loable y humanitaria que llevó a cabo.
El capitán Dickson, tras varios días, recibe una parte de la carga de víveres que estaba esperando, pero ese mismo día llegaron alrededor de 1.000 personas procedentes de toda España con el objetivo de salir del país. Las autoridades portuarias le pidieron que acogiera a esos refugiados en su barco y los trasladase a Orán (Argelia, colonia francesa). El capitán Dickson aceptó, pero pronto se sumaron alrededor de 2.600 o 3.000 personas aproximadamente.
Todas ellas hacinadas en el barco, pero con el deseo amargo de huir a toda costa. El capitán no podía dejarlos allí, habiendo escuchado que el puerto iba a ser bombardeado en cuestión de horas.
De entre esos exiliados, se encontraba uno de nuestros protagonistas de la liberación de París, Amado Granell Mesado.
El barco zarpó y, al poco tiempo, las bombas fascistas sembraron el terror en la ciudad de Alicante, pero por suerte el barco ya se había alejado, se encontraba rumbo a Orán. Allí, bajaron primero las mujeres y niños. Los hombres tuvieron que esperar algún que otro día, pues los españoles republicanos tenían fama de hombres indeseables, gracias a la propaganda franquista.
Ya en la colonia francesa, los hombres fueron llevados a unos campos de trabajos o concentración. Muchos tuvieron que trabajar como esclavos en la construcción del ferrocarril Transahariano; muchos de ellos perecieron en dicha empresa.
Otros optaron entre dos posibilidad: enrolarse a Legión Extranjera Francesa o ser repatriados voluntariamente a España. La mayoría de los españoles republicanos optarían por engrosar las filas de la resistencia francesa.
Así, fue como empezaría a forjarse los soldados de la libertad que, además, ya eran veterano en eso de la guerra. Alrededor de 2.000 hombres españoles lucharían contra los ejércitos fascistas y totalitarios en África. Se había forjado una potente división formada por un gran nº de españoles, al mando del general Philippe Leclerc. Posteriormente, se trasladarían a Inglaterra con la misión de liberar Francia y acabar con Hitler.
La liberación de París.
La liberación de París.
En abril de 1944, la división es reorganizada y preparada para el asalto a Europa. Los republicanos españoles volvían a combatir el fascismo y el nazismo, pero esta vez en casa, y soñando que pronto harían lo mismo en España.
Después de arduos combates en tierras normandas, y de haber liberado Le Mans y Alençon, el general Leclerc recibe la orden de dirigirse hacia Paris para liberarla, pues los parisinos se habían sublevado contra los nazis y debían ir en su apoyo.
Leclerc encarga al capitán Dronne y su unidad, "La Nueve", que se dirija lo más rápido posible hacia allí, haciendo estos soldados entrada en París el 24 de agosto de 1944. Fueron los primeros en entrar y en liberar la ciudad de la luz. Lo hicieron en “tanques” con nombres de las famosas batallas de la Guerra Civil y con banderas de la II República Española.
El día 25 de agosto los alemanes se rinden, recibiendo el general Leclerc la rendición oficial del general Dietrich von Choltitz, gobernador militar de Paris. A este general alemán le debemos, al menos los turistas, el que no se destruyese todos los monumentos de París, pues Von Choltitz desobedeció dicha orden de Hitler.
Leclerc y los republicanos españoles, junto a De Gaulle, recorren los Campos Eliseos y acuden a la ceremonia de Notre-Dame. Las parisinas se comían a besos a los soldados españoles, los parisinos los admiraban. Tras unos días de desenfreno y descanso en el Bosque de Bolonia, Leclerc deseaba continuar hasta el final, por lo que retoma muy pronto sus misiones militares.
Entre septiembre y noviembre se desarrolla una dura campaña camino a Alemania.
El 23 de noviembre, Estrasburgo es liberada por las fuerzas de Leclerc y llegan hasta “el nido del águila”, el refugio final de Adolf Hitler, en Berchtesgaden. El 8 de mayo de 1945, se firma la rendición de Alemania.
Leclerc y los republicanos españoles, junto a De Gaulle, recorren los Campos Eliseos y acuden a la ceremonia de Notre-Dame. Las parisinas se comían a besos a los soldados españoles, los parisinos los admiraban. Tras unos días de desenfreno y descanso en el Bosque de Bolonia, Leclerc deseaba continuar hasta el final, por lo que retoma muy pronto sus misiones militares.
Entre septiembre y noviembre se desarrolla una dura campaña camino a Alemania.
El 23 de noviembre, Estrasburgo es liberada por las fuerzas de Leclerc y llegan hasta “el nido del águila”, el refugio final de Adolf Hitler, en Berchtesgaden. El 8 de mayo de 1945, se firma la rendición de Alemania.
Los grandes olvidados.
Pero los triunfos españoles fueron silenciados en gran medida. El nuevo estado francés, presidido por el general Charles de Gaulle, intenta con éxito que la liberación de París y de Francia parezca que hayan sido alcanzados sólo por franceses y por la ayuda de los aliados, norteamericanos e ingleses.
"¡París!, París ultrajado, París roto, París martirizado, pero también París liberado, liberado por sí mismo, liberado por su pueblo con la ayuda del Ejército francés, con el apoyo de toda Francia, de la Francia que lucha, la única Francia, la auténtica Francia, la Francia eterna"; llegaría a decir Charles de Gaulle, el 25 de agosto de 1944.
Se manipuló la información acerca del protagonismo de los españoles en la liberación de Francia y la derrota de Hitler. Sin embargo, lo más doloroso para los republicanos españoles fue el abandono de todo esfuerzo por derrotar a Franco en España.
También, posteriormente, los aliados vuelven a traicionar a los republicanos españoles, cuando ven en Franco un posible aliado en la nueva guerra que se estaba gestando, la guerra entre países capitalistas y países comunistas, la Guerra Fría.
Más vale tarde que nunca.
Se manipuló la información acerca del protagonismo de los españoles en la liberación de Francia y la derrota de Hitler. Sin embargo, lo más doloroso para los republicanos españoles fue el abandono de todo esfuerzo por derrotar a Franco en España.
También, posteriormente, los aliados vuelven a traicionar a los republicanos españoles, cuando ven en Franco un posible aliado en la nueva guerra que se estaba gestando, la guerra entre países capitalistas y países comunistas, la Guerra Fría.
Más vale tarde que nunca.
En agosto de 2004 la ciudad de París rinde un improvisado homenaje a los españoles de la División Leclerc. Un homenaje que recordaba la contribución de los republicanos en la liberación de París. Se colocaría una placa conmemorativa cerca del río Sena, en el barrio Enrique IV.
Fue, sin embargo, el 24 de febrero de 2010, sesenta y seis años después, cuando la ciudad de París reconocía a todos los republicanos españoles sus hazañas y heroicidad.
En el Ayuntamiento de París, el alcalde Bertrand Delanoëhomenajeo a tres de los veteranos que seguían vivo: Luis Royo,Manuel Fernández y Rafael Gómez, con la Medalla de Honor de la Ciudad de París.
David Domínguez
Fuente: clubdeloshistoriadores.blogspot.com.es