El rescate con dinero de todos los españoles de los tramos no rentables de las autopistas de peaje, ya decidido por el Gobierno de Mariano Rajoy mediante la creación de una nueva empresa pública que asumirá 3.000 de los 5.000 millones de deuda pendiente de amortizar, supone la renuncia a crear 180.000 empleos en sectores industriales y a sacar de la pobreza a unas 700.000 personas.
Son estimaciones de los sindicatos y de Cáritas, respectivamente, a las que el Ejecutivo no ha prestado mayor atención. Tampoco ha estimado los planteamientos de la oposición contra la socialización de las pérdidas de las grandes concesionarias.
El Congreso votará una moción a finales de este mes, pero la mayoría absoluta del PP respaldará la abusiva operación gubernamental.
Funcionan con siglas y, como en el poema de Dámaso Alonso, se hacen llamar Enarsa, Cintra, Ciralsa, Audasa, Aucalsa, OHL… En realidad pertenecen a unos pocos y determinados grupos empresariales. Lanzaron su SOS en cuanto el PP llegó al Gobierno y presentaron sucesivos concurso de acreedores –es decir, quiebras– para hacerse oír mejor.
Los peajes de las autopistas radiales de Madrid no cubren las expectativas de negocio, los tiques son caros, los usuarios evitan utilizarlas, cada vez pasan menos coches, las concesionarias no hacen el negocio que esperaban, no pueden amortizar las deudas, esto es un desastre.
Los peajes son producto del poder de la derecha. No están lejanos los tiempos en que el PP proponía “autopistas y no autovías”. El sueño neoliberal, privatizador, “todo de pago”, ha producido ese monstruo –monumento al despilfarro y la incompetencia– que el Ejecutivo de Rajoy ha decidido alimentar con más recortes sociales y más impuestos a los trabajadores.
¿No hay alternativa a la chequera pública para cubrir las pérdidas de las concesionarias de unas autopistas que llevan la marca del PP desde la planificación a la licitación y la adjudicación y que han acabado en la quiebra? Según el portavoz socialista en materia de Fomento, Rafael Simancas –el tipo que pudo ser presidente de la Comunidad de Madrid y no lo fue porque dos electos del PSOE se vendieron a la derecha y lo traicionaron–, hay alternativa si se reestructura el sector y se obliga a las empresas a compensar los tramos no rentables con los que obtienen beneficios.
Fuente: www.cuartopoder.es