Nos ha llegado esta carta desde Munich (Alemania) que reproducimos en Eco Republicano y que denuncia la situación de muchos españoles que tratan de buscar un empleo en el país germano.
A lo largo del pasado año se destaparon varios casos de grupos de españoles engañados con promesas de trabajo en Alemania que a menudo no fueron cumplidas. Las situaciones de este tipo de las que más eco se hicieran los medios de comunicación son las ocurridas en zonas del centro y norte del país teutón (el escándalo más nombrado fue el de los más de cien españoles estafados en la localidad de Erfurt), pero lo cierto es que este tipo de estafas se están dando también en otros puntos de la geografía alemana. Mi caso, muy similar a los antes nombrados, ha tenido lugar en pleno corazón de Baviera y aunque el fraude en sí me haya tocado, técnicamente hablando, de forma indirecta, he sufrido también sus consecuencias de principio a fin.
Pero comencemos por el principio: XPANIA, una empresa afincada en Colmenar Viejo (Madrid), presenta una oferta de diez puestos de trabajo para maestras de infantil en Múnich que incluye un sueldo cuantioso y residencia asegurada, unido al hecho de no necesitar para ello un alto nivel de alemán, ya que se decía se podría mejorar con una serie de cursos. Esta empresa en cuestión actuaba como intermediaria de IDEAL BERATEN, firma de asignación de trabajo temporal, situada en el municipio bávaro de Deggendorf.
El engaño reside en varios puntos incumplidos de un contrato firmado y cuyas consecuencias se sufrirán a lo largo de seis interminables e infernales meses de relaciones con estas dos empresas. Por un lado la vivienda: se nos metió a diez personas en una casa para tres sin contrato de alquiler y bajo un subarrendamiento ilegal, del cual nosotros no teníamos constancia. Tras enterarse el dueño de la vivienda de esta situación irregular, fuimos expulsados de la misma, con redada policial incluida. Una vez en la calle, IDEAL BERATEN nos envía a unas viviendas en Bischofsmais, un pueblo a casi 200 km de Múnich (cuando por contrato no deberíamos estar a más de 30 km), residencias que son, casualmente, propiedad de la familia de la dueña de dicha empresa y por las que nos cobra el mismo elevado importe que por la vivienda en Múnich. Por supuesto, este problema de no será solucionado por ninguna de las dos empresas y se extiende hasta los días actuales.
En cuanto a los puestos de trabajo, sólo algunas de las diez maestras consiguen trabajar en guarderías sólo gracias a su nivel de alemán más avanzado (completamente necesario para el trabajo, a pesar de haberse asegurado lo contrario a priori), pero aun así se enfrentarán con enormes problemas con el Ayuntamiento de Unterhaching, municipio de Múnich del que dependen las guarderías públicas donde consiguen trabajar. También hubo irregularidades con los salarios; nóminas que son reiteradamente mal calculadas (siempre en beneficio de IDEAL BERATEN, por supuesto), poniendo una cantidad ingente de trabas para corregirlas y pagar las cantidades debidas, por no hablar del robo de numerosos días de vacaciones. El engaño todavía se haría más grande al hacerles firmar un papel que no entendían para que pudiesen recibir, según se les aseguró, unas ciertas ayudas sociales, ayudas que por determinadas condiciones no podrían recibir finalmente, pero cuya firma suponía la aceptación del hecho de que IDEAL BERATEN pasaba a pagar media jornada en lugar de jornada completa.
En medio de todo este desbarajuste se recibió incluso coacción por parte de IDEAL BERATEN, como en el momento del cambio de residencia a Bischofsmais o la firma de las vacaciones supuestamente realizadas, donde se nos amenazó con dejarnos en la calle esa misma noche. IDEAL BERATEN fue denunciada por algunas de estas personas y no se descartan futuros procesos legales en su contra. Este es sólo un ejemplo más de como algunas empresas totalmente oportunistas, tanto alemanas como españolas, se están aprovechando de la precaria situación y desesperación de jóvenes españoles que lo único que deseamos es trabajar y seguir con nuestra vida, por desgracia, a algunos cientos de kilómetros de nuestro hogar.
Desde Munich (Alemania), 8/4/14