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Mi Patria, por Javier Parra.

Decía el desaparecido argentino Rodolfo Walsh que las clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes y mártires, que cada lucha deba empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores. Que se pierda la experiencia colectiva, que las lecciones se olviden. Que la historia aparezca como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas.

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Javier Parra
Eso ha sido, como en ningún otro lugar de la tierra, una realidad en la trágica Historia de España, donde a cada generación le tocó empezar cada lucha desde cero, como si fuese una lucha genuina, como si la lucha por la libertad del pueblo de hoy no fuese la misma que la lucha por la libertad del pueblo de ayer. Como si los desheredados de ayer no tuviesen nada que ver con los desheredados de hoy. Como si los poderosos de ayer no hubiesen cedido su legado a los poderosos de hoy. Como si la lucha del pueblo hoy no tuviera nada que ver con la lucha del pueblo contra el franquismo. Como si no tuviera nada que ver con la lucha del pueblo que defendió hasta su último aliento la Segunda República. Como si ésta no tuviese nada que ver con la lucha obrera de finales del siglo XIX o la de los liberales de principio de ese mismo siglo. Cantamos el himno de la República, muchos sin ser conscientes de que se denomina Himno de Riego en honor al General Rafael de Riego, quien el 1 de enero de 1820 se levantara en Las Cabezas de San Juan (Sevilla) contra el absolutismo de Fernando VII, proclamando: “El amor a la patria me decidió a ponerme a la cabeza de los dignos españoles que despreciando los cadalsos juraron libertad o muerte…”. Un levantamiento que evitaría que el ejército expedicionario reunido en Cádiz marchase a América a sofocar la sublevación de las colonias en América con Simón Bolivar a la cabeza, que a su vez luchaban contra el Imperio español y por su independencia.

Simón Bolivar y los pueblos de América, al mismo tiempo que Rafael de Riego junto al pueblo español, luchaban en América y en España, por la libertad de su pueblo y contra los mismos tiranos. Las clases dominantes de nuestro país a lo largo de la Historia han puesto todo su empeño en que no comprendamos esa relación; que no comprendamos que en América se proclamaron las Repúblicas que aquí no pudieron establecerse por mucho tiempo y que la lucha por la libertad de los pueblos es la misma en Madrid que en Caracas.

Y en esa lucha se ha producido a lo largo de siglos una formidable batalla, que al otro lado del Atlántico nunca abandonaron hasta la victoria y ante la cual aquí claudicamos resignados: la batalla por la Patria.

Escuchar la palabra Patria en los discursos de Hugo Chávez, de Evo Morales, de Fidel… de los pueblos de América; leer “Patria” en los versos de José Martí, de Benedetti, en las proclamas de Bolivar, etc. tiene mucho que ver con la lucha por la libertad y la soberanía de los pueblos, y suena igual que al escucharla en la voz de Dolores Ibárruri o José Díaz, de Miguel Hernández o de Lorca; como podía serlo escucharla en boca de Rafael de Riego.

Pero esa Patria no tiene nada que ver con la de los herederos del absolutismo y la inquisición, con la de los herederos de quienes enviaban sus tropas a mantener el imperio español en América, con de los nostálgicos de la España imperial y opresora. Esa “Patria” que se impone a golpe de porra y taconazo militar es la que quiere restaurar el PP en los cuarteles; la que se defiende con vallas armadas con concertinas.

Y es que hay para quienes la Patria es un trapo, un himno y una cruz, pero esa Patria cabe en un cajón. Mi Patria, sin embargo, ni tiene fronteras ni se impone.

Mi Patria es una mujer blanca, negra, mestiza… a la que veo cada día, que habla todas las lenguas del mundo y que nació en cualquier continente, que lucha por una sociedad justa y libre, donde no tengan cabida los tiranos. Mi Patria es una mujer maltratada y explotada que lucha por la libertad de todas las mujeres.

Mi Patria es el hombre que lucha por los derechos de todos los hombres y todas las mujeres, el trabajador que lucha por sus derechos y por el de todos los hombres y mujeres llegados de lejos buscando una vida mejor.

Mi Patria son los estudiantes, los hijos del pueblo, los padres del pueblo del futuro. Mi Patria es el viejo que nos precedió en las luchas; la niña y el niño que nace con el derecho a la libertad y a la justicia social debajo del brazo.

Mi Patria es también el soldado que donde ve “Todo por la Patria” lee “Todo por el Pueblo”.

Mi Patria es, en definitiva, la gente que lucha y que sufre cuidando a otra gente. Mi Patria, como escribiría Martí, es Humanidad.

Javier Parra


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