Cinco falacias sobre sanidad e inmigrantes
1. «No pueden tener sanidad si no pagan a la Seguridad Social». Falso. La sanidad ya no se financia con cargo a la Seguridad Social, sino con los impuestos. Cualquier persona que viva en España, con o sin papeles, paga impuestos desde el momento en que consume y compra, por ejemplo, una simple barra de pan. Además, si aceptamos que el pago de la Seguridad Social es requisito imprescindible para la sanidad pública, ¿tendrían derecho a ella los parados? ¿Puede ser ese el criterio en un país con una economía sumergida del 20% y un paro del 25%?
2. «Nadie va a quedar desatendido porque los inmigrantes podrán ir a urgencias». Falso. Si el Gobierno pretende ahorrar 500 millones de euros -una cifra exagerada que no ha explicado-, es obvio que será a cambio de negar servicios y asistencia a los inmigrantes sin papeles. Si la asistencia fuese la misma, ¿cuál sería el ahorro?
Ignacio Escolar |
3. «Los inmigrantes colapsan la sanidad». Falso. Van al médico bastante menos que la media porque son más jóvenes y porque algunos temen ser expulsados del país. En el 2008, según un estudio de la sociedad de medicina SemFYC, el 57,7% de los españoles pasaron al menos una vez por su médico de cabecera frente al 12,7% de los inmigrantes. También acuden a las urgencias cerca de un 50% menos.
4. «Abusan del turismo sanitario». Falso. Mezclar a los inmigrantes sin papeles con los ciudadanos de países ricos de la UE que vienen a España a operarse es desviar el debate. La atención sanitaria a los europeos que vienen a España no se regala: ya se factura a sus respectivos países. Además, la buena sanidad pública española es un argumento a favor del turismo -nuestra principal exportación-, especialmente entre los jubilados europeos que se gastan su pensión en la costa.
5. «En otros países europeos tampoco se les atiende». Es una media verdad. Lo que se omite es que son países como Polonia, Chipre, Eslovenia o la República Checa, mientras que en Francia, Bélgica, Portugal o Italia sí reciben atención sanitaria. El debate es otro: qué clase de Europa queremos ser.
Ignacio Escolar
Fuente: www.elperiodico.com