Entrevista a Javier Sabín, secretario de Salud & República

Buenos tardes, el partido Salud & República surge por varios motivos: el principal se basa en el fuerte descontento con el actual sistema y el ansia de establecer una república del pueblo y para el pueblo. Además, también nos animó a sacar adelante este proyecto el hecho de que buena parte de los miembros que hoy lo constituimos hemos sufrido directamente las pésimas gestiones y estafas del gobierno. 

Salud & República no está constituido por políticos, sino por trabajadores y estudiantes que sencillamente nos hemos agrupado para defender los derechos de los ciudadanos en base a unos principios de libertad, igualdad y fraternidad: en base a la III República. 

Sinceramente, nunca me han convencido los partidos políticos actuales, no solo no me convence la actual Ley Orgánica de Partidos Políticos y las condiciones que se imponen, sino que además me desagrada la estructura y el planteamiento de todos ellos. Es decir, desde el principio tuvimos muy claro que un partido político que representa al pueblo no puede tener una cuota económica de afiliación, pues de este modo ya no estaría al alcance de todos, ni tampoco siendo defensor de la república postularse en un espectro político muy concreto que causase disgregación entre los propios republicanos. 

Pienso que en este sentido nuestra organización es innovadora y mayormente cívica: no cobramos ningún tipo de afiliación, los dirigentes apenas recibimos un salario regular, no nos postulamos en torno a una doctrina política concreta, todos nosotros somos jóvenes y dispuestos a sanear a la actual clase política, etc. 

Los espectros “izquierda, centro, derecha” son etiquetas políticas nacidas en el siglo XIX y que, francamente, no tiene demasiado sentido que se sigan aplicando en nuestros días. Nosotros no entendemos de ideologías, entendemos de valores y pretendemos englobar a todos aquellos defensores de la libertad, igualdad, fraternidad, ecologismo, laicismo y democracia bajo una misma bandera y un mismo modelo de Estado. Creemos que la unión no se logrará si no somos capaces olvidarnos de nuestras diferencias y no miramos hacia una misma dirección, basada en unos principios similares. Postularnos en un espectro concreto conllevaría a tener que recurrir a la persuasión y a la manipulación propia de los partidos políticos actuales, y nosotros no queremos eso, queremos únicamente representar a la población republicana y a los valores cívicos (inspirados en la Revolución Francesa) que en España se asocian con la causa republicana. 

La historia son los pueblos, y si un pueblo se ve obligado a mirar hacia atrás es porque hay algo que no se ha solucionado correctamente. Es decir, la abolición mediante las armas de la II República supuso para España una herida enorme, que a día de hoy no se ha curado, pues en ningún momento el actual régimen monárquico (legado de una dictadura ilegítima) ha consultado al pueblo acerca de su preferencia por un modelo de Estado u otro. No podremos seguir hacia adelante y avanzar mientras no se solucionen correctamente los problemas del pasado, y la única solución es optar por darle voz al pueblo, quien en 1931 ya se postuló democráticamente en favor de una república. 

Ambos problemas se remontan a una misma causa: el actual acaparamiento del poder por parte de una oligarquía únicamente preocupada por su bienestar y enriquecimiento propio. Por ello, yo siempre reitero que España es realmente una dictadura: cuando se habla de dictadura muchos piensan en los totalitarismos del siglo XX, en Hitler, en Stalin, en Franco…pero sin embargo, la definición del término va más allá: en una dictadura el control sociopolítico y económico lo ejercen uno o varios individuos, tal y como sucede en nuestro país, reprimiéndose también la libertad de expresión o pensamiento… y la verdad es que en pleno siglo XXI se han descubierto formas mucho más sutiles y silenciosas para acallar y adoctrinar a los ciudadanos sin necesidad de recurrir a la fuerza. 

Por ello, el cambio tendría que ser radical: es necesario derribar las bases del actual sistema y construir otro modelo sano y desinfectado. Por supuesto, no le hablo de una revolución sangrienta ni de una guerra civil, sino de la unión de todo el pueblo para “infiltrarnos” en el sistema y dinamitarlo con sus propias leyes. A partir de entonces, un Estado volcado en la inversión pública, el comercio local y las políticas sociales, dispuesto a abandonar el euro, a congelar la deuda internacional y a desligarse en mayor medida de la UE, apenas conocería el paro. Respecto a la corrupción, también es necesario concienciar a la población de que un escándalo fiscal es algo realmente grave, no una noticia más en la sección de “Actualidad”. 

En primer lugar, me parece una auténtica tragedia que los jóvenes se vean obligados a salir de España porque su propio gobierno no les ampare. Como podrá comprender, yo, como persona joven, estoy bastante solidarizado con el problema del paro juvenil y muchas de nuestras propuestas de gobierno se fundamentan en solucionar esta problemática.

Los jóvenes son el futuro, la generación que sostendrá las bases de la España de dentro de unos años. El Estado debería de cuidar como a un tesoro a todos los estudiantes dispuestos a luchar por un futuro en el mundo laboral: posibilitarles mediante una educación totalmente gratuita el acceso al tipo de formación por la que ellos optasen; compensar adecuadamente su esfuerzo; y sobre todo motivarles haciéndoles ver que servirá de algo, que el gobierno será el primero en preocuparse por su futuro laboral, no como ahora, en donde el propio Presidente anima a los jóvenes a emigrar hacia Alemania…

¡Un auténtico desastre! Le pondré un ejemplo sencillo relacionado con el sentido de los actuales recortes: imagínese una persona adicta al alcohol o a las drogas, llegará un momento en que esa persona, después de malgastar todo su dinero, se verá obligado a robar y delinquir para poder pagarse la adicción. Eso mismo sucede con el gobierno, las actuales esferas del poder son adictas al lujo, al derroche y a los grandes dispendios…¿Qué sucede? Que ya han malgastado todo el dinero, y ahora se están viendo obligados a vender los sectores públicos (educación, sanidad…), e incluso a robar al pueblo mediante blanqueamiento de capital, para poder pagarse la adicción, al igual que haría un drogadicto o alcohólico. Y aún por si fuera poco, nos culpan a nosotros de “haber gastado por encima de nuestras posibilidades”, igual que si un adicto culpase a la subida de los precios del alcohol o de las drogas de su ruina.

En nuestra lucha por la libertad, creemos en el derecho de autodeterminación de los pueblos, solo de los pueblos, no de los gobiernos. Con esto quiero decir que respetamos el nacionalismo catalán, es absolutamente comprensible y legítimo, pero no obstante creemos que el actual gobierno de Artur Más se está aprovechando de estos valores para lograr un beneficio propio y enriquecer a la burguesía catalana. Por ello, defiendo a los ciudadanos que se sienten catalanes, pero condeno las políticas de CiU, por lo que si algún día Cataluña se constituye como Estado independiente, esperemos, por el bien de su pueblo, que no sea al mando del actual gobierno catalán. En cualquier caso, la república federal que defendemos abrazaría a Cataluña como al resto de regiones. 

¡Por supuesto que no! No solo era innecesaria, sino que además supone un duro golpe al derecho de libre elección de ser madre. Al margen de que ideológicamente suponga un retroceso que hasta la propia derecha británica critica, estoy seguro de que será una Ley que conllevará a la práctica de abortos clandestinos (con las brutales consecuencias que ello acarrea), propios de los años 60, y al aumento de niños abandonados y de la pobreza infantil. Realmente me parece hipócrita escuchar a los grupos “pro-vida” acusarnos violentamente de asesinos por defender el libre derecho al aborto, mientras que ellos miran hacia otro lado cuando una familia es desahuciada o cuando una madre no tiene nada que dar de comer a sus hijos.

En España caminamos hacia el desastre (si es que ya no estamos en él), y la única alternativa posible es la unión de todo el pueblo en defensa de sus derechos, de su libertad y de su igualdad. Si realmente nada cambiase, me imagino a España como un país absolutamente caciquil, formado por una “sociedad estamental del siglo XXI”, en donde solamente los individuos pertenecientes a una élite social minoritaria tendrían acceso a los servicios más básicos, con un pueblo reprimido y acallado a base de “terror económico” y adoctrinamiento sociopolítico. Ya se puede usted imaginar, una auténtica desgracia. 

Sin embargo, soy optimista, y creo que muy pronto todos los que ahora estamos oprimidos miraremos hacia una misma dirección y lograremos evolucionar hacia un Estado republicano volcado en sus ciudadanos. 

Justo en este momento se me viene a la cabeza la famosa frase de Julio Anguita de: “La república no vendrá sino la traemos”. 

Realmente, el actual sistema monárquico me recuerda mucho a la monarquía liberal de Alfonso XIII, que como usted sabrá se caracterizaba por un sistema gubernamental bipartidista, y se sostenía en base a un red de caciques locales que se encargaban de reprimir cualquier manifestación de los principios del Movimiento Obrero en la población. Soy partidario de creer que la historia es cíclica, y estoy convencido de que será la presión popular la que pondrá fin a esta “Segunda Restauración Borbónica”. Lo que de verdad espero es que, proclamada la república, ciertos sectores como el ejército acepten la voluntad del pueblo, y no se opongan a ella fundamentándose en argumentos tan denigrantes como que “España siempre fue monárquica” o que “Dios lo manda”.

Mas información: www.saludyrepublica.org