Hoy, en esta tierra de Soria, en el corazón de Castilla, en Barcones, linde con Guadalajara, hemos venido a rescatar los restos de once compañeros asesinados hace 77 años. Puede parecer increíble que tanto tiempo después se haya avanzado tan poco en algunas cuestiones fundamentales, como fundamental es honrar a los que dieron su vida en defensa de la libertad y exigir justicia, verdad y reparación. 77 años después del crímen nos dejan, finalmente, dar sepultura a los que cayeron ante las balas golpistas, pero poco más. Ni hablar todavía de llevar ante la justicia a los que se beneficiaron de aquellos crímenes, ni hablar de declarar ilegal aquel golpe y el régimen bastardo que surgió de aquella sangre. Que a nadie sorprendan nuestras palabras.
Pedro A. García Bilbao |
Ha sido un largo esfuerzo el que ha permitido llegar hasta este día. No hubiera sido posible sin la entrega y la generosidad de todos los que habéis participado, sin la actuación de la asociación Recuerdo y Dignidad de Soria, del empeño de Iván Aparicio, en una lucha que ha durado mucho tiempo, y que ha sabido aunar la voluntad de todos.
Los compañeros de Guadalajara que hemos acudido a vuestro llamado, sabed que estamos a vuestro lado como cada vez que nos habéis necesitado, es para nosotros un privilegio poder estar aquí junto a vosotros.
Hoy los nombres de Arsenio Martínez, Fermín González, Antonio Lafuente y Tomás Cué, de Juan Pablo Rica, Juan Ballano, Cándido Muyo, Bernabé Esteban, Mariano González y Máximo Redondo, volverán a sonar en voz alta, justo allí donde quisieron callarles para siempre.
No estamos aquí para rescatar la memoria de unas víctimas, pues en realidad su memoria no se perdió, nunca les olvidamos, siempre supimos de su ejemplo de vida, de honradez, de decencia. No hay que devolver la dignidad a quienes nunca la perdieron.
Quien ha perdido la dignidad y la decencia es este miserable estado español que se considera heredero de los verdugos de entonces y que a fecha de hoy, julio de 2013, sigue considerando legal el fruto de aquellos asesinatos.
Estamos hoy aquí para comprometernos con el recuerdo de estos compañeros, con su lucha y con sus valores. Este es el principal motivo de nuestra presencia, como lo es también abrazar a sus familiares y decirles que deben estar muy orgullosos de sus parientes.
Y debemos decirlo bien alto compañeros, estad orgullosos de ellos, porque estos obreros ferroviarios, estos honrados campesinos y madereros, estos militantes sindicales que fueron asesinados por el fascismo en esta tierra de Soria, eran personas decentes, que llevaban un mundo nuevo en sus corazones, que creían en un futuro mejor para sus hijos y para toda la humanidad, eran sencillos trabajadores que amaban a aus familias y vivían y practicaban la fraternidad, creían en el valor de la educación y la cultura y en la igualdad como base para la libertad. ¿Queréis saber porqué les mataron? ¿Queréis saber si eran culpables o inocentes?
La respuesta es sencilla y clara. Eran culpables. Lo eran, y debéis estar orgullosos de ello. Quienes les mataron, esos requetes y guardias civiles sediciosos ,lo hicieron por algo. Algo que a sus víctimas honra y que envilecerá para siempre a sus verdugos. Les mataron por ser personas que encarnaban en sus vidas un ejemplo de honradez y dignidad, de trabajo y fraternidad. Eran la avanzada de un mundo nuevo, al que la reacción y el clericalismo más abyecto temían. Les mataron por ser justos y honrados, por ser un ejemplo de dignidad para todos los trabajadores. Por eso les mataron. Y por eso debéis estar orgullosos de sus vidas y exigir Justicia.
Esta fosa común donde yacen se abrirá. ¿Se pondrá una denuncia en el juzgado? Es pregunta que deemos hacernos. Estamos ante la prueba de un crimen. ¿Callará el juez? ¿Tratarán administrativamente lo que es un caso de crimen de lesa humanidad? Es este un crimen que dura hasta la actualidad, pues la impunidad sigue y las puertas de la justicia siguen cerradas. Habrán muerto los asesinos de entonces, pero siguen vivos y muy vivos los complices que han hecho posible que la impunidad continue hasta el día de hoy. El motivo es claro. El régimen franquista sigue siendo legal, es el fundamento legal de la actual monarquía y la impunidad en la que se cimenta el actual estado de cosas. No es el 36 lo que les preocupa, es el presente, les aterra que a día de hoy les enfrentemos la terrible verdad en la que basan sus privilegios de hoy, que mostremos ante el mundo la repugante doble moral de la elite gobernante en España, incapaces siquiera de condenar estos crímenes, cuando no directamente justificadores del terrorismo franquista.
Abrir esta fosa podrá cerrar las heridas familiares, pero muestra la llaga de la impunidad que cubre el cuerpo de nuestro pais y que pocos quieren ver. Ni verdad, ni justicia, ni reparación a las víctimas. Apenas un consuelo íntimo se nos concede a cambio de que no alcemos la voz y no denunciemos la impunidad que sobrevive. Que no cuenten con nosotros, no vamos a callar.
En unos días más se celebrará en Francia la liberación de París. Habrá actos diversos, pero habrá uno que quizá os pase desapercibido; se celebra cada año. Es un homenaje a los ferroviarios muertos por la libertad de Francia, a los ferroviarios asesinados por el fascismo francés y alemán. Casi dos mil ferroviarios murieron fusilados, encarcelados o deportados, la gran mayoría eran sindicalistas comunistas de la CGT que lo dieron todo, lo afrontaron todo, hasta a la misma muerte por salvar vidas de los resistentes y de los perseguidos por los nazis. La Francia democrática, con todos sus problemas y contradicciones, se obliga a sí misma a no olvidarles, y ese día, el ministro de Defensa, el Presidente de la República, representantes de los sindicatos y los partidos demoocráticos, de las asociaciones de excombatientes y de las familias de los que salvaron sus vidas gracias a su sacrificio último, les haran tambien en 2013 un acto de homenaje.
Mirad ahora a vuestro alrededor, ¿quienes estamos aquí? Estamos los que debemos estar, los que honramos sinceramente el sacrificio de los que cayeron. ¿Pero están los Ministros, militares, diputados o autoridades de alto nivel? Ni están si se les espera, por la sencilla razón de que se sienten más cerca de los verdugos que de las víctimas. Esa es la cruda realidad. ¿Nos puede extrañar por tanto la horrenda situación social que vivimos hoy, con el desprecio brutal a los trabajadores y a la dignidad humana de la que hace gala este gobierno miserable que padecemos?
A nuestros compañeros les mataron sí, pero su lucha por la justicia social es una lucha que sigue viva, nunca les olvidamos y nunca les olvidaremos. Estamos aquí para honrarles y para decir que sus verdugos fracasaron pues la lucha sigue, y el designio de olvido que dictaron al matarles no se ha cumplido.
El Hilo Rojo y Negro de la memoria no se ha roto y nos servirá para orientar las luchas del presente.
Entre los compañeros ferroviarios y campesionos que asesinaron aquel día en esta tierra de Soria, había varios sindicalistas de la CNT-FAI, hubo también compañeros concejales republicanos y socialistas, pero todos ellos, si tenían algún mérito era el de haber convertido sus vidas en un ejemplo público de coherencia. Cuando nos encontramos ante situaciones así, a algunos les asaltan dudas sobre cómo proceder pues pertenecían a organzaciones distintas o las familias ven las cosas de forma diferente, pero sabed que es un dilema falso: son ellos, las víctimas, los que tienen derechos. A los compañeros que se se negaron a confesarse les arrojaron a una fosa y los que recibieron las balas con la bendición del cura a otra. Quisieron separarles ante la muerte, pero el crimen fue el mismo. No vamos a consentir que el dictado asesino se perpetue. Debéis saber que en los protocolos de actuación de Naciones Unidas para actuaciones con víctimas de crímenes de guerra se establece que todos los actos de recuperación u homenaje deben respetar los valores y los símbolos de las víctimas. Para nosotros es fácil hacer esto, pues les sentimos en nuestros corazones como compañeros.
Y es que debo deciros que los que nos hemos asomado ya unas cuantas veces a las fosas que cubren España, hemos aprendido una lección, quienes están en ellas son todos nuestros compañeros no importa de a qué organización pertenecieran, lo fueron porque murieron juntos, lo son porque juntos les recordamos y porque todos nosotros, por encima de cualquier diferencia debemos seguir luchando por la revolucion social.
En recuerdo de los que defendieron sus ideales de justicia y libertad bajo las banderas tricolores de la República Española, en señal de que esta lucha sigue, gritad conmigo….
Viva la República
Viva la Revolución social
Discurso ante la fosa de Barcones en tierras de Soria, 19-20 de julio de 2013
Pedro A. García Bilbao
Foro por la memoria de Guadalajara