Eduardo Prada Manso era presidente de ARDE e hijo del coronel Adolfo Prada. Entrevista realizada en Diario 16 en 1986.
Republicano de pies a cabeza, incluso en una época en que la palabra República evoca todavía viejos fantasmas, ostenta con orgullo un apellido que forma parte de la historia de la guerra civil española. Eduardo Prada Manso es hijo del coronel Adolfo Prada, el último defensor de Madrid y el militar que mayor número de tropas tuvo bajo su mando durante la contienda.
Republicano de pies a cabeza, incluso en una época en que la palabra República evoca todavía viejos fantasmas, ostenta con orgullo un apellido que forma parte de la historia de la guerra civil española. Eduardo Prada Manso es hijo del coronel Adolfo Prada, el último defensor de Madrid y el militar que mayor número de tropas tuvo bajo su mando durante la contienda.
"Mi padre fue el último Quijote de este país. Tuvo la oportunidad de marcharse y vivir como un rey, pero se quedó hasta el final por dignidad. Se quedó al mando del Ejército del Centro cuando Casado y todos los demás de la Junta de Defensa se marcharon en un avión a Valencia. Se quedó aun a sabiendas de que iban a matarle", señala Eduardo Prada. El mismo redactó la última orden del Ejército Republicano dictada por su padre en la que "resignaba" el mando, una fórmula con la que quiso evitar la palabra rendición. "Franco nunca pudo perdonarle esto porque no pudo darse el gusto de tomar Madrid y no pudo tomarlo porque mi padre no dijo que se rendía, sino que resignaba el mando".
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Eduardo Prada Manso era presidente de ARDE e hijo del coronel Adolfo Prada |
Prada Manso tenía entonces veintiún años. Ostentaba el cargo de Capitán y era, junto con un hermano, ayudante del coronel. "Siempre intentábamos estar cerca de mi padre. Después de caer Bilbao, el ministro le destinó al Ejército del Norte. Fui a ver a Prieto y le dije que mandar a mi padre a Bilbao una vez caído era como mandarlo al matadero. Prieto se echó a reír y me dijo que el Presidente de Euskadi, el Lehendakari José Antonio Aguirre, había pedido un militar de toda confianza, que no perteneciese a ningún partido político. Mi padre era el único militar de grandes unidades sin filiación a partido político alguno. Le pedí a Prieto que nos mandase a mi hermano y a mí con él y así lo hizo. Estuvimos en el norte hasta que entraron los nacionales. Recuerdo que el Gobierno felicitó a mi padre por salvar a mucha gente".
Para Prada Manso el golpe militar protagonizado por el coronel Segismundo Casado fue un cotragolpe "porque Negrín dio todo el poder a los militares comunistas en un intento de resistir a ultranza cuando la guerra estaba totalmente perdida. Ni Casado ni los militares, entre ellos mi padre, estaba en contra del Gobierno. Estaban, en realidad, en contra de la continuidad de la contienda porque no teníamos armamento ni municiones más que para dos o tres meses más. Continuar hubiese supuesto la muerte de diez o doce mil personas más. Por otra parte, Casado negoció una rendición honrosa pero Franco nos engañó. En cuanto supo que el Ejército republicano se encontraba bajo de moral y sin armas, exigió la rendición sin condiciones".
Prada Manso y el coronel Prada fueron los primeros republicanos hechos prisioneros por Franco. "Después de resignar el mando, nos presentamos mi padre y yo en la Ciudad Universitaria donde nos estaba esperando el coronel del Ejército de Regulares, Eduardo Losas. Se saludaron y le dijo: "¿Responde usted de que sus fuerzas no van oponer resistencia?". Mi padre respondió afirmativamente. Cuando nos marchábamos nos detuvo una voz que dijo: "¡Caballeros, Franco, Franco arriba España!" Nos detuvieron y nos tuvieron toda la noche sin darnos un vaso de agua. Nos trataron con desprecio impresionante. A mi padre le condenaron a muerte y estuvo nueve meses con la condena en firme, aislado en una celda. Le conmutaron la pena gracias a un hermano de mi madre que era la persona de confianza del ministro Varela. En total estuvo diecisiete años en la cárcel porque también le detuvieron a raíz de la primera oposición que se le hizo a Franco, la Alianza de Fuerzas Antifranquistas. Salió de la cárcel por sexagenario".
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Adolfo Prada Vaquero |
Eduardo Prada recuerda un Madrid cansado y hambriento, ansioso de que finalizase la contienda a cualquier precio. "Los madrileños estaban tan cansados de la guerra que recibieron bien a Franc. Luego llegó el desengaño por vieron que había menos pan, menos comida y que la paz no existía porque iba todo el mundo a la cárcel. El pueblo tomó parte activa en la defensa de Madrid. Hasta las mujeres hacía trincheras. La gente estaba relativamente acostumbrada a vivir una situación de guerra, hasta los bombardeos se tomaban un poco a guasa, se iba al cine, a los teatros aún a sabiendas de que a la salida, en la Gran Vía, comenzaban los bombardeos".
Nunca volvería a pasar por la tremenda experiencia de otra guerra civil. A Eduardo Prada, como a tantos y tantos españoles, le ha bastado una para saber que "es algo horroroso que nunca puede merecer la pena porque en una guerra civil pierde todo el mundo. Si mañana me dijeran que tiene que venir una república por medio de una guerra lo rechazaría, y eso que sigo siendo republicano".
Entrevista a Eduardo Prada Mansó en el suplemento dominical Diario 16, julio de 1986