En la mayoría de ciudades suecas, el transporte público no acepta dinero en efectivo, los billetes son prepagos o comprados a través de un mensaje de texto. Los bancos ya no aceptan ni dispensan cash y algunas empresas dejaron de manejar billetes por completo.
Sede de innovaciones tecnológicas mundiales, como el servicio de streaming de música Spotify y el fabricante de los juegos móviles Candy Crush, Suecia es el país que más avanzó en la implementación de pagos digitales que hacen más fáciles las transacciones diarias.
En este sentido, no es de extrañar que solo un 15% de las donaciones a la iglesia sean en efectivo y que ciertas iglesias ya cuenten con los “Kollektomat”, es decir, cajeros donde las personas pueden transferir fondos a distintas operaciones que hacen las instituciones religiosas.
El año pasado, las iglesias recaudaron un total de 20 millones de coronas suecas en diezmos y más del 85% del dinero se recaudó a través de tarjetas o pagos digitales. Los billetes y monedas representan apenas el 2% de la economía de Suecia, en comparación con el 7,7% en EE.UU. y 10% en la zona euro.
Este año, sólo un 20% de todos los pagos de consumo en Suecia se hicieron en efectivo, en comparación con un promedio de 75% en el resto del mundo, según consignó The New York Times en base a la consultora Euromonitor International.
as estrellas en Suecia son las tarjetas de crédito – con cerca de 2400 millones de transacciones de crédito y débito en 2013, en comparación con 213 millones de hace 15 años antes. Pero incluso el uso de plásticos ya se enfrenta a una fuerte competencia: cada vez más suecos utilizan las aplicaciones de telefonía celular para las transacciones cotidianas.
Sin embargo, en más de la mitad de los bancos más grandes del país, como SEB, Swedbank, Nordea Bank, los billetes ya no se trasladan de mano en mano y los depósitos en efectivo no son aceptados. Es que las entidades encontraron la excusa perfecta para ahorrar de manera significativa en seguridad mediante la eliminación de los incentivos de robos en sucursales.
Si bien el hábito de los consumidores no es usar más cash, lo cierto es que todavía no ha desaparecido. El Banco Central Sueco, el Riksbank, estima que el uso de efectivo va a decaer rápidamente, pero todavía seguirá circulando en 20 años. De hecho, la entidad monetaria rediseñó hace poco sus monedas y billetes.
“Podría estar a la moda”, dijo a The New York Times Bjorn Eriksson, ex director de la policía sueca y ex presidente de la Interpol. “Pero hay todo tipo de riesgos, cuando una sociedad empieza a ir sin dinero en efectivo“, agregó. Los críticos sostienen que los adultos mayores y los refugiados en Suecia que utilizan dinero en efectivo podrían ser marginados en este nuevo sistema. Y los jóvenes que utilizan aplicaciones para pagar por todo o tomar préstamos a través de sus teléfonos móviles corren el riesgo de caer en deudas.
Asimismo, si bien los riesgos de evasión son prácticamente nulos, los consumidores están cada vez más observados por un “Gran Hermano”, que está al tanto de todos los pagos electrónicos, sostienen quienes no están del todo convencidos de bancarizar al 100% las transacciones diarias.
Por ahora, todos se adaptan. Stefan Wikberg, un técnico de tecnología que perdió su trabajo, ahora vende revistas de la ONG de caridad “Situación de Estocolmo” y comenzó a usar un lector de tarjetas móvil para tomar los pagos, después de notar que casi nadie llevaba dinero en efectivo.