Es imprescindible lanzar una iniciativa de Confluencia en toda España sobre la estructura organizativa del Frente Popular (que asegura dirección colectiva y participación de todos) y con el objetivo de la RUPTURA y la República. Necesitamos la unidad de todas las fuerzas democráticas para recuperar la legalidad republicana, denunciando la ilegitimidad del régimen y proponiendo un frente amplio con un proyecto claro de construcción republicana. Es este régimen el que debe ser superado. (ASR)
1. La situación recuerda la agonía de la República de Weimar
2. Los viejos partidos decadentes —este calificativo es nazi y muy usado en aquella época; lo usó Rivera hoy— , incapaces de ver «lo nuevo» y los Krupp pagando a los «emergentes», acabando todo en que los decadentes apoyan a los emergentes de su cuerda y las reformas liquidan la democracia y los derechos. La principal diferencia es que esta vez la oligarquía controla a sus juguetes perfectamente. Si consentimos que la oposición la lidere Iglesias estamos acabados todos pues su proyecto se basa en renuncias clave para la supervivencia del régimen (República. OTAN, BCE, euro, UE, FMI, Troika)
3. No son las renuncias de Podemos las que les han hecho conseguir millones de votos, han sido las esperanzas de ruptura de millones de personas los que se han sumado; las renuncias — a la izquierda, a la renta básica, a las nacionalizaciones estratégicas, a salir de la OTAN, a la República, a la ruptura, en suma — lo que han conseguido es lograr apoyos mediatices masivos, eso sí.
4. No son las renuncias de Igesias las que explican el apoyo popular en votos, explican el apoyo de los medios del sistema que son la clave para atraerle apoyos electorales, ¿a quien? A quien ha hecho renuncias clave. Es por eso que o se crea un Frente amplio con estrategias claras de resistencia y por la República —que simboliza la ruptura—, o Iglesias será en la práctica quien dirija la oposición y lo hará sobre la base de esas renuncias, es decir, hacia ninguna parte.
UNO
URGENTE: Rivera propone un Frente Nacional. Ha convocado a los partidos del régimen —los que llama «constitucionalistas»— a coordinarse. Plantea una mesa de negociación con las direcciones, importante matización, no con los dirigentes individuales, para intentar un acuerdo de mínimos que logre un gobierno estable que haga frente a los que quieren «romper España» y pueda acometer las «reformas» que son necesarias. Alerta sobre el peligro de no reaccionar y sobre el «decadente» modelo actual que seria incapaz de hacer frente al desafío de «separatistas» y «populistas». Se ha expresado en términos graves proponiendo unos nuevos «pactos de la Moncloa» como los celebrados al inicio de la Transición en los que la izquierda —PCE, PSOE y CC.OO y UGT— aceptó lo que le pusieron delante para dar estabilidad a la monarquía basada en la impunidad. Es un emplazamiento claro y directo. Rivera ha pasado de decir que está en contra del frentismo entre rojos y azules, para proponer un pacto por «España» estableciendo un cordón sanitario respecto de todos los que no sean partidarios de la «Unidad de España« y de las ˜Reformas». Es decir, que ante el resultado electoral insatisfactorio y lleno de contradicciones, la fracción de la oligarquía que alimenta a Rivera, mueve ficha. Ahora sí toca Frente, Frente Nacional.
DOS
La situación recuerda la agonía de la República de Weimar. Los viejos partidos decadentes —este calificativo es nazi y muy usado en aquella época; lo usó Rivera hoy— , incapaces de ver «lo nuevo» y los Krupp pagando a los «emergentes», acabando todo en que los decadentes apoyan a los emergentes de su cuerda y las reformas liquidan la democracia y los derechos. La principal diferencia es que esta vez la oligarquía controla a sus juguetes perfectamente. Si consentimos que la oposición la lidere Iglesias estamos acabados todos.
TRES
Si la CUP acepta la bajada de pantalones de Más y se forma gobierno estable en Catalunya con un programa social de emergencia y se reactiva el proceso de desconexión y se avanza hacia la República catalana mientras en Madrid el gobierno Rajoy sigue interino y con dificultades para formar uno estable —y esto es exactamente lo que está empezando a pasar—, la oligarquía española que sostiene el régimen del 78 va a entrar en pánico. Van a forzar una gran coalición PP-PSOE, sin Rajoy y tal vez alguna sugerencia europea como pasó en Italia. El régimen español renunció a su soberanía hace ya mucho y el fracaso en lograr una estabilidad el 20D les va a obligar a medidas extremas para mantener el tinglado. Si Iglesias se piensa que esto es solamente una oportunidad para que su grupo crezca y sustituya al PSOE se equivoca, aunque todo indica que no aspira a otra cosa.
Se está abriendo una ventana de oportunidad para la ruptura con el régimen si se logra formar un Frente de Unidad con el propósito de recuperar la legalidad republicana y romper de una vez con el corrupto régimen del 78. Pero esto exige altura de miras, valor, generosidad política y una voluntad clara de ir a por la República. ¿Se puede? Claro que sí. Pero hace falta que se actúe en esa clave y con total firmeza. Es preciso coordinar a todas las personas grupos, colectivos y partidos que están por la resistencia. No son las renuncias de Podemos las que les han hecho conseguir millones de votos, han sido las esperanzas de ruptura de millones de personas los que se han sumado, las renuncias — a la izquierda, a la renta básica, a las nacionalizaciones estratégicas, a salir de la OTAN, a la República, a la ruptura, en suma — lo que han conseguido es lograr apoyos mediatices masivos, eso sí; pero ahora la situación es otra. Hay que actuar ya, y no dejar la iniciativa a los escogidos por la Sexta para suceder a Felipe González.
Pedro Alberto García Bilbao
Al Servicio de la República (ASR)