Acabó el debate, y lo hizo con una remontada real de Pablo Iglesias, al que en su último minuto le sobraron 10 segundos para convencer a los españoles que puede ser el mejor presidente del gobierno que Podemos tener para los próximos cuatro años. Está sobrado, y lo sabe, y de ello es consciente. Pedro Sánchez, muy flojo, nervioso y dubitativo en los temas de más transcendencia; mientras que una encorsetada y acartonada Soraya, que no pegaba para nada en el debate, se empeñaba en describirnos una España que nada tiene que ver con la realidad social y económica que viven la mayoría de los ciudadanos. En cuanto a Albert Rivera, dejó patente en sus mensajes que representa a una nueva derecha neoliberal pija, que asusta, y su retroceso se verá pronto en las encuestas.
Pablo Iglesias, que habló para todos, nos recordó aquello que no debemos olvidar cuando depositemos nuestro voto el próximo 20 de diciembre; y más de uno que tenía decidido votar al PP, esta noche habrá cambiado su decisión, y no precisamente en favor de Ciudadanos. Porque votar a la derecha es votar corrupción, recortes, precariedad laboral y desigualdades sociales.
Hizo bien Rajoy en no asistir, ya que no hubiese estado a la altura de las circunstancias, y se le notaría en exceso que por edad y discurso estaría fuera de lugar. Pero si piensa que su ausencia no le pasará factura, se equivoca, porque ni sus propios votantes desean que su líder transmita la imagen de ser un cobarde, que no es capaz de dar la cara ni siquiera en una campaña electoral ante sus contrincantes más directos.
Pedro Sánchez el peor, con mucho, en el debate. Demostró ser un mal actor, e intuyo que en los próximos meses, tras una clamorosa derrota electoral, se le buscará un recambio. Da muy poco de sí, y ya no le queda ni cuerda; solo una sonrisa artificial, que en ocasiones se vuelve hasta inoportuna.
Por cierto, solo Pablo Iglesias apoyó de forma clara y sin titubeos el “no a la guerra”; los demás se emborracharon con el pacto contra el yihadismo, que es un papel lleno de buenas intenciones, y nada más. Y en el tema catalán fué el único que demostró ser un auténtico demócrata, al apostar por el derecho a decidir.
Sospecho que este debate servirá para mucho más de lo que algunos pensaban, y ya se traduce en la encuestas que publican los medios de comunicación, en las que Pablo Iglesias gana por goleada. Pronto lo sabremos.