Las Elecciones generales del próximo 20 de diciembre son la oportunidad que muchos hemos soñado para hacer realidad el país que queremos. Articular un proyecto común de cambio para que, de verdad, los ciudadanos y ciudadanas se hagan dueños de su destino, secuestrado desde hace tanto tiempo por los que manejan el poder político, económico y social en España.
Necesitamos recuperar, ganar mucho de lo perdido a lo largo de los años de democracia de ínfima calidad en la que hemos vivido: Nuestros derechos y libertades fundamentales ahora amordazados, unos derechos sociales con contenido real, unos servicios públicos que no sigan siendo desguazados para el negocio de unos pocos, vivienda digna con la que no se especule, trabajo no precario, condiciones laborales compatibles con la dignidad de la persona, educación y cultura para todos y todas, igualdad real entre hombres y mujeres a todos los niveles, preservar nuestro medio ambiente de una explotación que lo degrada irremediablemente … Hemos perdido tanto en un periodo tan breve que estamos en situación de emergencia, los plazos apremian y todas las manos son necesarias para levantar algo nuevo frente a lo que está siendo demolido a conciencia.
No hay que renunciar a nada y tenemos que ser ambiciosos en la voluntad de transformación que implica esta coyuntura. Dentro de las coordenadas marcadas por el régimen político en el que se nos ha obligado a vivir no caben cambios profundos. La arquitectura de la Constitución de 1978 ha de saltar por los aires porque es una jaula que impide el ejercicio de la auténtica democracia, la capacidad de llevar a buen puerto todo aquello que reclamamos. El régimen político es la herramienta que permite al entramado del poder seguir pastoreando a los ciudadanos por donde ellos quieren: Desde la forma pensar y de informarnos a la capacidad de hacernos aceptables condiciones de vida indignas.
Solo un proceso constituyente hacia un horizonte republicano con voluntad superadora del escenario actual es capaz de recoger y proyectar las diversas reivindicaciones de la sociedad española. Intentar contemporizar con reformas parciales para que el edificio del régimen de la transición siga en pie solo conducirá a más de lo mismo al servicio de los mismos.
Por ello, entiendo que no debe aplazarse ni esconderse en las programas electorales de las fuerzas alternativas la voluntad de emprender un proceso constituyente hacia la República como marco político inevitable para romper con las barreras que nos impiden avanzar hacia una sociedad más justa, más libre, más solidaria y más democrática.
Sé que muchos pensaran que es algo que “divide”, que “no toca”, que “suena a viejo”. Sí que es antigua la idea de romper con lo establecido, con el poder que oprime.
La idea republicana supone hacer realidad un lema revolucionario con más de doscientos años pero… ¿En la España de 2015 son reales la libertad, la igualdad y la fraternidad?
El cambio es la República.
Ramón García Hernández
Secretario de Comunicación de Alternativa Republicana
Fuente: Espacio Público