“La Nación” fue un periódico madrileño fundado en el año 1925 bajo el patrocinio de la Dictadura de Primo de Rivera para ser su portavoz oficioso. Para sostenerlo económicamente se creó la Editorial La Nación S.A. En el consejo de administración estaban presentes el conde de Güell, el conde de Casa Montalvo, el marqués de Sotelo, el conde de Guadalhorce y otros miembros de la oligarquía española de la época.
El primer número apareció el 16 de octubre de 1925 bajo la dirección del teniente coronel Pedro Rico Parada, que había ocupado la Dirección General de Censura. Esta decisión fue aprovechada por el resto de la prensa para criticar a la nueva publicación, motivando que se decidiera poner al frente de la misma a un periodista. Esa fue la razón por la que se nombró como director a Manuel Delgado Barreto, que fue el responsable del diario hasta 1936.
A los dos años se atribuía una tirada de cincuenta y cinco mil ejemplares. Tenía unas treinta y seis páginas y su formato era pequeño. Al comenzar su andadura el ideario de la publicación se condensaba en la idea del patriotismo con el fin de contribuir al resurgimiento del país y preservar la unidad nacional. También se remarcaba la defensa del principio monárquico, de la soberanía del Rey con su pueblo, la defensa de la paz social y de las libertades, así como de las tradiciones “típicas de un pueblo español, cristiano, caballeroso y patriota”.
En distintas épocas colaboraron destacados personajes de la derecha y la extrema derecha como Ramiro de Maeztu, José Antonio Primo de Rivera, José María Pemán, José Calvo Sotelo, César Gonzalo Ruano, etc..
Al terminar la Dictadura de Primo de Rivera el diario pasó a ser el portavoz de los sectores más derechistas y contrarios a la República, especialmente de la Unión Monárquica Nacional, ejerciendo una dura crítica a la CEDA por su posibilismo. Especialmente incisivo fue con su líder Gil Robles.
Al fundarse la Falange en el año 1933 el diario parecía posicionarse hacia la nueva formación al publicar artículos favorables hacia la misma y al convertirse en el único medio importante que reproducía los discursos de José Antonio Primo de Rivera. Pero terminó por decantarse por el Bloque Nacional de José Calvo Sotelo. Se convirtió en el órgano oficioso de este político y de su formación. A partir de finales del año 1935 se dedicó a movilizar a los grupos de la derecha y extrema derecha contra el régimen republicano, fomentando la idea de la necesidad de salvar a España de la hecatombe, por lo que no se puede negar su protagonismo en el proceso de radicalización de estos sectores políticos en vísperas de la sublevación. Ya antes se había destacado en mostrar los horrores generados por la Revolución de Octubre de 1934. En la campaña electoral de febrero de 1936 se agudizó el tono amenazante y las advertencias sobre los peligros que caerían sobre España si triunfaba el Frente Popular.
Los talleres de este periódico fueron asaltados, incendiados y destruidos en marzo de 1936 como represalia por el atentado que casi costó la vida al jurista Luis Jiménez de Asúa. El último número salió el 13 de marzo de 1936.
Eduardo Montagut
@Montagut5