Soñaban los teóricos de la Escolástica, allá por el profundo Antiguo Régimen, con un dominio universal articulado en base a un doble plano de autoridad: un ámbito de potestad espiritual, instrumento de control moral y de conducta humana; y otro de autoridad terrenal, al servicio del dogma religioso y el cumplimiento de sus dictados. El primero fue materializado en la figura de un pontífice único, cabeza de una doctrina con voz imperante en la época; y el segundo, se incluyó en la corona imperial de un solo monarca, rey de reyes, responsable de atender a las necesidades políticas y militares del dogma. ¡Pero el sueño nunca cumplido fue, en realidad, pesadilla de muchos: pues, entre guerras y masacres, los Imperios se rompieron y la Iglesia abandonó tales propósitos por el bien de su propia supervivencia!
Más dicen que la historia no es lineal, sino que se inclina hacia formas espirales, imitando a la concha de un caracol que avanza lentamente. ¡Muy lentamente! Detenido por el peso de su legado e impulsado por quienes sueñan el progreso.
Hoy las líneas del espiral se acercan, la historia se repite. Pasadas varias décadas de la caída del Antiguo Régimen, y del posterior ocaso de las últimas monárquicas que presumían de rango imperial, el sueño del control universal basado en una directriz de autoridad doble saborea las mieles del triunfo.
Es verdad, ya no hay emperadores, solo un sonriente monarca japonés que se dice heredero de una difusa noción de imperio; ya no hay fanatismo de conducta religiosa, ni aventuras en nombre del Evangelio, más bien un Papa bonachón que habla de humildad y respeto...¡Pero el sueño escolástico está cerca de cumplirse! Y si el cristianismo ya no es la vanguardia de la doctrina universal, es porque un nuevo dios, el capital, ha reemplazado su posición sagrada: y a este dios se le reza mediante el consumo, habiendo adquirido la banca el rol de intermediario eclesiástico.
¡Y ya no se necesitan conquistadores de cetro y corona, pues la autoridad terrenal se ha desplazado a un Presidente de presidentes que, desde la Casa Blanca, arbitra de diferentes modos el rumbo adecuado de las comunidades internacionales! Siempre con la bendición del capital y el beneplácito de la banca, claro está.
Los nuevos reyes cristianos, sometidos de facto al doble ámbito de la autoridad universal, se agrupan hoy en torno a la nueva Liga Santa: la OTAN, siempre liderada por el emperador para el combate de las herejías capitalistas y la santa expansión de la doctrina de fe. Y aunque vencido el bando del mal durante la reciente Guerra Fría, todavía se escuchan las voces del anti-cristo en algunas comunidades rebeldes. “¡Blasfemias contra el capital, contra el consumo, contra la banca, contra el poder imperial del presidente! ¡La salvación espiritual del mundo está en juego! ¡Desdichadas e ignorantes las almas que no puedan disfrutar de las políticas del consumo y el despilfarro! ¡Pero la OTAN, la Liga Santa, las liberará, les mostrará el camino de la felicidad en el seno del capital!”
El resultado de las nuevas cruzadas es titular mediático en el mundo: intervenciones militares en favor del beneficio bancario, en reemplazo del eclesiástico. Oriente Próximo se desangra, como se desangró en los tiempos de Carlos V, en los tiempos del sueño escolástico. Dictadores y herejes a la hoguera, o mejor: a la horca o a la muerte por linchamiento.
Pero la piedad es el corazón de la Iglesia...y también de la banca: pues la primera se mueve por el amor de Cristo y la segunda por los Derechos Humanos de la ONU. Tan solo el rechazo del dogma implica el incumplimiento de sus fundamentos, todo lo demás es siempre digno y merecedor de apoyos. ¿Mañana lapidan públicamente a una mujer? ¡No importa! Reza cinco Padrenuestros, o mejor cédenos el control de cinco reservas petrolíferas, y en tu absolución se incluirá la presidencia del área de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Pero eso sí: no se aceptan negativas, o de lo contrario caerá sobre ti el peso de la Santa Inquisición, mejor llamada la CIA.
Pero abandonemos, en fin, las comparaciones, pues muchas veces son odiosas. La solución frente al dominio universal se esconde en el fomento de la educación y el raciocinio...¡Actuemos como hicimos antaño, pues algún día nuestros hijos estudiarán esta época como hoy recordamos la dominación del Antiguo Régimen! ¡Fomentemos la intelectualidad, impulsemos un nuevo Siglo de las Luces, a su vez responsable de una nueva conciencia y posterior caída de la tiranía mundial! Y si antaño nos inspiramos en la felicidad y el amor de Cristo, hoy hagámoslo en nombre de los Derechos Humanos. Pues nosotros/as, la humanidad, somos el verdadero motor del mundo.
Javier Sabín. Secretario general de Alternativa Republicana-Madrid.