El reconocido periodista Félix Población, escribe en su página 'Diario del Aire', que Verónica Fumanal fue la asesora de imagen que despelotó a Rivera, el de Ciudadanos, para dar a conocer a su partido en Cataluña. No le fue mal. Ahora Ciudadanos es la marca blanca del Partido Popular (hay quien lo llama "la ribera del PP"), bien es cierto que más por corruptos deméritos del PP que por méritos de Albert Rivera. Ahora Fumanal asesora a Pedro Sánchez, lo pasea por los platós y le sube al Peñón de Ifach con el rubio Calleja. Lo último que ha hecho Fumanal es llevar al candidato a La Moncloa por el PSOE al Teatro Circo Price y ponerlo delante de una gran bandera de España.
El dirigente psoísta, de 43 años de edad, ha recordado que la enseña constitucional es con la que su generación creció, por la que luchó la de sus padres y la que sus abuelos «desgraciadamente no pudieron ver durante la dictadura». No sé si sus padres lucharon por la rojigualda, pero la que no pudieron ver sus abuelos durante la dictadura fue la bandera tricolor republicana. Fumanal podrá hacer lo que quiera para que su asesorado luzca la más grande (bandera rojigualda) entre sus competidores por la derecha (Podemos y PP), pero si Sánchez se empeña en cambiarnos la historia vivida por nuestros abuelos, su bandera le va a servir de muy poco.
Les dejo este artículo, a propósito del banderazo de Fumanal, que me ha enviado mi apreciado Luis Martínez Campo:
¿CON QUÉ TE IDENTIFICAS, PEDRO SÁNCHEZ?
A ti no te representa “un concejal de cultura que escribe esos tuits”, ni tampoco te sientes identificado con la portavoz del ayuntamiento de Madrid. Pero sí te sientes identificado con la bandera española. Esto, querido Pedro, es una declaración de intenciones. Te sientes más identificado con un símbolo que, obviando que fue impuesto por mano militar y luego metido en el “pack indivisible” de la Constitución, es sólo eso: un símbolo. Pero no te sientes identificado con una mujer que realizó una protesta pacífica en la capilla religiosa de una universidad pública, dentro de un Estado aconfesional. No, con eso no te sientes identificado. Tampoco te sientes identificado con el ya famoso concejal de los tuits, un hombre que publicó unos chistes en una red social hace unos años y ahora esto le pasa factura. Un hombre que ha sufrido un linchamiento mediático por intentar comprobar los límites del humor.
¿Cómo te vas a sentir identificado con todo esto? Hacerlo sería aceptar la libertad de expresión, sería respaldar la lucha feminista y sería emitir un grito contra la Iglesia Católica. Pero no puedes hacer eso. Pobre Pedro. Se te ve en la cara que te gustaría hacerlo, pero no puedes. Te has metido en un partido que no permite hacer esas cosas. Es el partido que olvidó sus orígenes, que olvidó sus siglas. Todas menos una: la P. Porque es lo único que sigue siendo, un Partido, que como tal, parte. Parte y reparte. Ya no es Obrero, porque no sabe lo que es un obrero, o porque cree que no existen, o porque ya no le interesan. Ya no es Socialista, porque ha dejado de creer en la igualdad económica de las personas. Y no, tampoco es Español. Porque muchos no nos sentimos identificados con la bandera, pero somos españoles. Lejos de nacionalismos, somos españoles quizás solo por suscripción geográfica o por el idioma que hablamos. O quizás la relevancia solamente esté en los intereses comunes. Formamos parte de un grupo social al que llamamos “España”, y dentro de ese grupo social tenemos ciertas preocupaciones comunes. Podríamos decir, que un español se preocupa por lo que le pasa a otro español (o eso sería lo bonito). Pues siento decirte, querido Pedro, que Zapata y Maestre son, sin lugar a dudas, más españoles que tú.
Porque el uno, a pesar de ser abanderado de la libertad de expresión, pidió perdón por lo que había hecho en el pasado. A mi modo de ver, no debería haber pedido disculpas por ejercer su libertad de expresión, por hacer uso del humor, por decir lo que pensaba. Pero lo hizo. Cosa que no hicieron sus inquisidores, tus amigos de esa “fuerza política indispensable para España” que es el Partido Popular, cuando se pasaron al bando de la democracia. Cosa que tampoco hicieron todos los obispos que lamieron el culo al Régimen. Y eso que lo que hizo Zapata tenía sentido en su contexto y además, eran chistes. No es comparable con firmar penas de muerte ni apoyar a dictadores.
Porque la otra, se unió a una acción pacífica sin premeditación. Lo hizo sin pensar en las consecuencias, simplemente porque la causa era justa. Porque quería hacerlo. Porque tenía que hacerlo. Porque veía en la Iglesia Católica una materialización de la injusticia social. Y se la tilda de radical por gritar “Vamos a quemar la Conferencia Episcopal”. La misma que ganó millones hace unos años invirtiendo en una empresa que fabrica bombas de racimo. La misma que permite los abusos a menores. La misma que juzga la orientación sexual de los demás. La misma que después de eso, nos habla de caridad y justicia. La misma de las mil historias para no dormir.
Te sientes más identificado con Felipe González, el de Gas Natural. El que da lecciones de democracia. El que dijo “hay que ser socialista antes que marxista”. Un político de verdad, de los de toda la vida. Te sientes más identificado con Felipe VI, el rey democrático, al que llamaste personalmente para transmitirle "todo tu apoyo y el del partido" por la pitada al himno en el Camp Nou. Porque claro, a ambos os preocupa más que piten al himno o a la bandera “símbolos de todos los españoles”, a que haya cientos de españoles pidiendo en la calle para comer. El himno, la bandera y el Rey, el trinomio democrático por excelencia. El trinomio de la vergüenza.
Pues yo no me siento identificado contigo. Ni con Felipe González. Ni con Felipe VI. Debes de ser español de otra España. La España de los desahucios, de los ERE, de la Gürtel, del “viva el vino”, de la privatización de la sanidad, de los alcaldes caciques, del rey campechano, de Bankia, de la burbuja inmobiliaria, de la mordaza, de las preferentes, del “caloret”, del padre sin trabajo, del hijo sin escuela, de los jóvenes que se van, de los ancianos que se olvidan. Esa España. Vuestra España, no la mía.
Fuente: www.diariodelaire.com