Zamora ha sufrido un brusco cambio tras las elecciones municipales del pasado 24 de mayo, donde, tras un pacto entre Izquierda Unida y los socialistas, se convirtió en la única capital de provincia en manos de Izquierda Unida. Esto ha provocado la salida de la alcaldía de un nefasto gobierno de los populares.
El sábado 13 de junio, se hizo oficial el pacto, lo que supuso que Zamora tendría un nuevo alcalde, Francisco Guarido, que fue votado por 9.365 personas, es decir, un 29.1% del censo electoral zamorano. La nueva y remodelada alcaldía zamorana consta de 25 concejales, de los cuales, 10 son del Partido Popular (PP), 8 de Izquierda Unida (IU), 5 del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y 2 de Ciudadanos (C’s). Ese mismo día, el 13 de junio, aconteció una fiesta en la Plaza Mayor de la capital zamorana, donde la gente salió a celebrar la victoria de la izquierda, y donde se oyeron emotivos cánticos como “Guarido, amigo, el pueblo está contigo”.
Además el día de su proclamación contaba con el apoyo de gentes importantes de Izquierda Unida, como Cayo Lara, coordinador federal de la misma y José Sarrión, único procurador de IU-Equo en las Cortes castellano-leonesas.
De Francisco Guarido conocemos poco, pero si sabemos que dentro de Izquierda Unida es de los sectores más conservadores, ya que aboga por conservar las siglas de Izquierda Unida para las elecciones generales, también opina que “como militantes estoy más con Cayo Lara que con Alberto Garzón”.
El nuevo alcalde zamorano ha anunciado una sería de reformas para el futuro inmediato de esta, donde pretende remodelar el plan de urbanismo propuesto por el gobierno saliente, dedicado para 165.000 habitantes, cuando en realidad son 65.000. También pretende mejorar la red de transportes públicos, fomento del carril bici y una mayor inversión para las clases en riesgo de exclusión social.
Álvaro Sánchez
@AlvaroSanchez_1