La imagen de la izquierda fue tomada el 20 de noviembre de 1978. La mujer a la que saludan Juan Carlos de Borbón y Sofía de Grecia es Dolores Rivas, viuda del presidente republicano Manuel Azaña. La fotografía fue hecha en México D.F., donde la mujer del gran político español se exilió, después de que su marido muriera perseguido en suelo francés por la Gestapo y la Falange española, que tenían intención de entregárselo a Franco.
El trabajo diplomático para conseguir esa fotografía fue intenso. La monarquía española regresaba extremadamente frágil y el resultado del referéndum constitucional, que se celebraría dos semanas después, podía consolidar la institución que encabezaba Juan Carlos de Borbón, como sucesor del dictador Francisco Franco.
La fotografía de la derecha ha sido tomada hoy. Felipe de Borbón y Leticia Ortiz están de visita oficial en París. Allí, han rendido un aséptico homenaje a los liberadores de París; los republicanos españoles que partieron al exilio y lucharon en la resistencia francesa dentro de La Nueve, el batallón que recuperó París y expulsó a los nazis.
En su discurso, Felipe de Borbón ha ocultado la explicación de quiénes eran esos españoles, que comenzaron su lucha contra el fascismo en España y la continuaron en la Francia ocupada. Estas han sido sus palabras:
“Hoy también estamos aquí para recordar un importante momento en la historia de esta capital y de Francia en la lucha contra otro avatar del totalitarismo. En agosto de 1944 la “Nueve”, es decir, la 9ª Compañía de la IIª División Blindada Francesa, integrada mayoritariamente por españoles, liberó este Hôtel de Ville”.
Cuando se tomaron las dos imágenes había en España como mínimo 114.226 hombres y mujeres desaparecidos por la represión de la dictadura franquista. Las dos imágenes forman parte de una vieja estrategia del Estado español que ha consistido en aparentar fuera que todo lo relacionado con el pasado de la dictadura franquista estaba resuelto dentro.
A Dolores Rivas la visitaron en México dos presidentes más: Leopoldo Calvo Sotelo y Felipe González. Cuando Aznar llegó al poder ella había muerto, pero el líder derechista español no tuvo problema en fotografiarse en Moscú con los niños de la guerra. También lo hicieron, José Luis Rodríguez Zapatero y Felipe de Borbón antes de suceder a su padre.
La Casa Real ha decidido europeizarse ante la sociedad francesa reconociendo a La Nueve. La misma institución que en suelo español reconoce a las víctimas del terrorismo e ignora a las víctimas a la dictadura franquista, a las miles de familias que buscan a sus abuelas y abuelas desaparecidos, asesinados por los mismos a los que combatieron los españoles que luego fueron héroes antifascistas en la Francia ocupada.
La relación con el pasado no puede ser parte de una estrategia de marketing. La memoria del antifascismo español es hermana de la democracia. Necesitamos incorporarla a nuestra cultura política, para terminar con esa actitud que permite defender el franquismo o no rechazarlo públicamente y considerarse demócrata. Que Felipe de Borbón no haya enunciado la historia ni la identidad política de los republicanos españoles que pertenecieron a La Nueva es, además de un síntoma de debilidad democrática, la contribución de las élites españolas al olvido de nuestro pasado democrático.
La historia es imborrable y la memoria es un arma poderosa que denuncia las injusticias del olvido. Más tarde o más temprano no quedará más remedio que incorporar la lucha de los republicanos españoles al panteón de los hombres y de las mujeres ilustres que engendraron nuestra democracia.
Emilio Silva Barrera
Periodista, sociólogo y activista por la memoria histórica.