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Es tiempo de izquierda, es tiempo de democracia, es tiempo de municipalismo.

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Hay que priorizar actuaciones para rescatar a las personas y que éstas recuperen la voz en las instituciones.

Las elecciones municipales de mayo de 2015 constituyen, de nuevo, una oportunidad para IU de obtener una mayor representación institucional en el ámbito local que nos dote de una sólida estructura territorial en comunidades autónomas, provincias, comarcas y municipios. IU siempre se ha significado como una organización con un alto carácter municipalista; siendo nuestros cargos públicos locales referentes de honestidad, eficacia, compromiso, cercanía y transparencia. Son la palabra y la cara cercana de nuestra verdadera política.

En mayo volveremos a dar la oportunidad a la ciudadanía para que elijan lo mejor. Nos presentaremos en más municipios que en 2011 y llegaremos a más gente. Pero ese no es el único objetivo electoral.

Sí es cierto que el proceso de convergencia ha sido complejo y no exento de dificultades. Durante meses hemos estado trabajando para lograr la convergencia con otras fuerzas políticas, con activistas sociales y con personas comprometidas en la defensa de los derechos sociales y del bienestar general. Hacer el mayor número de candidaturas y promover candidaturas de convergencia, junto con la elección de candidatos/as por primarias, son aspectos considerados prioritarios por nuestra organización a los que hemos dedicado un gran esfuerzo. 

No estamos en disposición de asegurar que hayamos logrado el éxito en la convergencia. No por nuestra incapacidad ni por negarnos a ello, más bien porque otros no han tenido la voluntad de converger con IU. Nos han distraído y enredado modificando las reglas del juego, las formas jurídicas de las coaliciones, las denominaciones, los logos, las fórmulas de elección de los/as candidatos/as; y llegado a este punto, en algunos casos, como no les gustaba el puesto de sus candidatos, han abandonado el proceso de convergencia a escasas horas del cierre de presentación de las coaliciones y de las propias candidaturas. 

Al final estaremos en más candidaturas y con más candidatos, si bien con distintas fórmulas jurídicas y con distintas denominaciones.

Llegado a este punto, debemos sentirnos orgullosos de haber realizado el esfuerzo y, pese a las dificultades, es el momento de ponernos a trabajar para conseguir la mejor campaña. Eso es lo que toca ahora, mirar hacia adelante. Primero campaña y luego buena gestión y cumplimiento de nuestro programa electoral durante los próximos cuatro años.

No se trata de dar lecciones a nadie, pero a la ciudadanía hay que decirle que las orgías y exageraciones políticas con el dinero de otros y el patrimonio de todos y de todas se ha terminado.

La época en la que se ganaban elecciones a base de obras y proyectos faraónicos innecesarios ha pasado a la historia. Los campos de golf, los aeropuertos, las rotondas, los fuegos artificiales espectaculares, los grandes festejos taurinos, entre otras actuaciones, han servido para ganar elecciones municipales pero no para solucionar los problemas reales de la gente.

Ahora toca ser realistas y comprometidos con la situación de la gente. Hay que priorizar actuaciones para rescatar a las personas y que éstas recuperen la voz en las instituciones. Toca, ahora más que nunca, hacerlas partícipes de las decisiones políticas. Toca convencerlas para que se impliquen política y socialmente para resolver los problemas comunes, haciéndolas ver que el Ayuntamiento es de todos y no de los caciques de turno.

La gente y la clase política, conjuntamente, deben establecer prioridades, poner en marcha actuaciones austeras y bien medidas encaminadas a responder las demandas ciudadanas y a satisfacer las necesidades básicas de la población.

Eso es lo prioritario. Y lo vamos a tener difícil por las normas aprobadas por el PP quitando competencias a los ayuntamientos y condicionando enormemente las medidas sociales, económicas y de empleo que se pueden poner en marcha desde lo local. Y no es entendible que cuando más poder ha tenido el PP en los municipios es cuando más ha retrocedido la autonomía local, con la Ley de Estabilidad Presupuestaria, la Reforma Local y los Presupuestos Generales del Estado. Entre otras normas y medidas económicas que asfixian a los ayuntamientos y condicionan su actuación.

Pero debemos afrontar este nuevo periodo con ganas e ilusión. No todo está perdido y hay mucho por recuperar. El mensaje a la gente debe ser de esperanza, “ES TIEMPO DE IZQUIERDA”. IU, los hombres y mujeres que componen las candidaturas van a mejorar la relación de los ayuntamientos con la ciudadanía, y la ciudadanía va a percibir que los ayuntamientos son suyos. Porque esa complicidad se hace necesaria para cambiar las cosas y para que las cosas que se hagan sean transcendentes y mérito de todas y de todos.

No sólo hay que hablar de inversiones en obras y de urbanismo. Ni tampoco de temas sociales y empleo con la importancia que tienen en la calidad de vida de las personas. Ni tan siquiera de algo tan importante como pueda ser la remunicipalización de los servicios públicos externalizados. Ha quedado claro el perjuicio en la economía local tal como refleja el informe del Tribunal de Cuentas sobre la fiscalización del sector público local en 2011:

• Limpieza Viaria: la gestión directa del servicio supone 16,23 €/habitante. Privatizado, 27,83 €/habitante.
• Abastecimiento del Agua Potable: gestión directa, 44,10 €/hab. Privatizado, 53,67 €/hab.
• Recogida de Basura, coste medio por tonelada: directa, 117,51 €/hab. Privatizada, 140,02 €/hab.

Tres claros ejemplos de cómo han influido negativamente las políticas privatizadoras. Al margen de los perjuicios laborales y de calidad del servicio, significa la pérdida de mucho dinero público al cabo de decenas de años. Dinero que puede ser destinado a fines sociales en favor de familias en riesgo de exclusión social.

En estos tiempos de desafección y de falta de credibilidad en la clase política, se trata de poner en valor una parte de la gestión municipal que nos debe diferenciar claramente de los demás y que no conlleva apenas inversión económica:

• Políticas de transparencia.
• Políticas contra la corrupción.
• Políticas participativas.

Implementar estas políticas que vienen claramente expuestas y desarrolladas en nuestro programa marco municipal es económicamente imperceptible para los ayuntamientos y sí ahorra mucho dinero a los contribuyentes, evita el expolio de lo público, generando autocontrol y confianza entre políticos y ciudadanos.

MANUEL FUENTES
Secretario federal de Política Municipal de Izquierda Unida

Publicado en el Nº 284 de la edición impresa de Mundo Obrero mayo 2015


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