Como un badajo que va y viene, arrasando en su recorrido a todo lo que se le pone por delante, Esperanza Aguirre montada en el caballo, unas veces de Atila, otras de Pavía, irrumpe en las calles gritando a pleno pulmón porque nadie la escucha. Como un niño mimado, grita, hace ruido, forma jaleo, crea confusión para llamar la atención por métodos ruidosos que nada tienen que ver ni con la inteligencia ni con una sola propuesta que tenga sentido como respuesta y solución a los problemas reales. Hace del griterío unos fuegos artificiales con los que entretener a los sordos. Convierte la política en un circo romano.
Presume de ser decadente. Exhibe su decadentismo como el triunfo de lo irracional. Presume de ser defensora de una política económica que sólo engendra miseria. Ha confundido la miseria con la salvación, como excelente católica. Soy liberal, económicamente liberal, no liberal política ni moral, ni republicana que estos liberalismos son pecados y yo soy muy católica, apostólica y monárquica.
Viva la monarquía, viva el capitalismo, viva el neoliberalismo económico, grita. Esperanza siempre lleva el debate a un terreno muy de derechas – como que los mendigos molestan en las calles, por cierto, ¿carecen de derechos los ciudadanos que mendigan? ¿Es necesario ser propietario para tener derechos? Es incapaz de plantear un debate en términos de derechos y libertades. Nunca ofrece alternativas concretas a los problemas concretos y reales de los ciudadanos y al ejercicio de sus derechos. Ella y todos los políticos deben ser llevados al debate sobre si cada ser humano, trabaje o no, por causas ajenas a su voluntad y capacidad, tiene el derecho de poseer recursos alimenticios necesarios, una vestimenta adecuada, una vivienda sólida y sana, una educación de calidad y gratuita y una sanidad de calidad y gratuita.
Además de libertad moral, libertad de conciencia, libertad de asociación y movimientos…Va siendo hora que las propuestas y debates políticos se planteen en términos de estar o no a favor del ejercicio de los derechos y libertades individuales como imperativo de todo gobierno y toda democracia. O someter estos derechos a los intereses del capital.
Hay que sacarle las cuentas de la política neoliberal, o liberal a secas, tanto las suyas como las de Rajoy. No se puede consentir que gobiernen para la derecha y la Iglesia con el voto de sus víctimas: parados, desahuciados, jóvenes, feministas…y miles de pequeños empresarios arruinados. Deben rendir cuentas de sus políticas durante todo el proceso electoral. A qué esperan las oposiciones? Éstas deben ofrecer soluciones a partir de la defensa de los derechos individuales y no para acabar con éstos.
Soy liberal, presume de ello, como si presumiera de tener un latifundio levantado junto a la miseria de los jornaleros. Y con razón, porque es noble, terrateniente y desprecia a los jornaleros. Su quebradero de cabeza. Esos jornaleros, aceituneros o madrileños, qué más da, que se niegan a que su liberalismo económico privatice la riqueza y la propiedad pública que fue creada no por los falangistas, sus predecesores, sino por millones de aceituneros altivos. Hoy madrileños.
Salta con ocurrencias propias de una marquesa que se toma la política como si fuera un salón de aristócratas rodeados de “sirvientes”. Y va y dice, entre otras, que la solución a la crisis, al hambre, al desahucio, a la miseria, al paro…no es otra que poner wifi a todos los madrileños. Y supongo que a los que vayan a Madrid. Menos mal que Manuela Carmena le está dando una lección de rigor, seriedad y compromiso con la sociedad madrileña. A todos esos a los que les va a poner wifi se ha propuesto, mientras se distraen con Internet, arrebatarles sus propiedades públicas: la Sanidad, la Educación, los espacios, e incluso las autovías... Confía que protegida por la Iglesia, la Banca imperial y la VI Flota norteamericana podrá, al fin, arrebatarles lo que es suyo: el bienestar social.
De qué presume, si es que se puede presumir por engendrar miseria para que unos pocos sean más ricos. Sólo los necios pueden presumir de ser neoliberales. La causa de la miseria desde hace doscientos años, cuando sólo se llamaba liberalismo. Gracias al neoliberalismo, en cuyo nombre gobiernan Rajoy y pretende gobernar ella, tenemos más paro. Los salarios han caído. Los desahucios se han disparado. La miseria se hace tan evidente que hasta 3.000.000 de niños no tienen asegurada la comida en sus propios hogares. Los jóvenes no tienen ni otra perspectiva que deambular en el vacío callejero. Con sus fracasos neoliberales están elevando a los altares a Zapatero.
Todo ello justificado con el argumento más miserable que se puede difundir para convencernos de que es mejor la miseria que el bienestar y que si los ricos no ganan dinero la economía no funciona. Un mensaje que consiste en proclamar como la nueva ley de la economía neoliberal que: es mejor bajar los salarios para que haya más parados trabajando. Así donde antes trabajaba uno ahora trabajarán tres por la tercera parte del salario y echando más horas de trabajo. Esta es la teoría de la miseria como fundamento moral de la acumulación de riqueza. Y el pueblo es tonto. Eso esperaban sus portavoces.
Este es el mensaje más humillante y más inmoral que ha elaborado la política neoliberal con la que nunca, nunca jamás millones de personas podrán salir de la miseria porque de su miseria depende el enriquecimiento de los especuladores y oligarquías financieras. Las mentiras de Rajoy están contenidas en el fracaso de su política neoliberal.
Sin parados por millones, sin desahuciados por millones, sin jóvenes sin trabajo, sin enfermos sin hospitales, sin niños sin colegios, sin ancianos sin auxilios, sin ciudadanos sin esperanza, sin la miseria desbordándose por las calles y creando barrios de marginados…sin explotación, económica, dominación social y represión moral no puede haber neoliberalismo. El neoliberalismo es todo eso y más.
Esperanza forma parte de los populares, quienes en sus comunidades, en sus ayuntamientos han puesto en marcha un plan de desmantelamiento del bienestar social porque con bienestar social el neoliberalismo no puede acumular riqueza. Han decidido vender la propiedad pública a la propiedad privada y endeudar más el país dejando la gestión de lo público en las administraciones privadas.
Enriqueceos, es el lema de Esperanza, privatizando la propiedad pública. Con ella la miseria está garantizada al formar parte de la estructura económica de las políticas neoliberales. ¡Más miseria!, esto es el neoliberalismo. Es el lema de Esperanza. Con este programa municipal Madrid acabará siendo un conjunto de barrios degradados en contrate con los pocos barrios aristocráticos que queden. Mad Max, más allá de la cúpula del trueno. El Apocalipsis. Con Esperanza tendremos un Madrid sin esperanza.
Javier Fisac Seco