Los debates sobre este punto han acabado con la votación de la propuesta final esta misma mañana tras intensas negociaciones
El PSOE se sigue definiendo como un partido republicano y continúa reivindicando su "tradición política y cultural republicana". Pero la resolución aprobada hoy mismo por la Conferencia Política no cuestiona la monarquía. La presentación de las conclusiones aprobadas por la comisión Unión Europea y Reformas Políticas, que ha presidido Fernando Jáuregui, en la que se debatió este asunto generó división interna. Una división sonora.
De hecho, cuando el ponente encargado de presentar a la asamblea plenaria, Nacho López Amor, relató el resultado hubo una respuesta tan espontánea como desconocida en este tipo de cónclaves del PSOE. Primero fueron tímidos silbidos que fueron creciendo hasta ocupar sonoramente el recinto con grandes abucheos. Una parte sustantiva de los presentes en el plenario se mostraron contrarios a la resolución propuesta.
Fueron unos segundos que no llegaron al minuto, pero sostenidos y crecientes. Evidentemente, la decisión no era del agrado complaciente que suele reflejarse en este tipo de cónclaves, sobre todo al final del proceso. En cualquier caso, esa reacción reflejaba la tensión que este asunto despierta en el seno del partido socialista, hasta el punto que la votación en la comisión se ha producido esta misma mañana.
Finalmente, la situación pudo salvarse con la presentación de una enmienda por parte de los ponentes encabezados por Jáuregui según la cual el PSOE reclama "que la monarquía responda con eficacia, austeridad, transparencia y ejemplaridad a sus funciones constitucionales". Quienes plantearon el debate en la citada comisión fueron los representantes de las Juventudes Socialistas y los del colectivo Foro Ético que encabeza Odón Elorza, exalcalde de Donosti.
En el plenario los delegados exigieron la votación, a mano alzada, de las resoluciones. Las de esta comisión fueron refrendadas con apenas cinco votos en contra de un total de casi mil delegados. Al parecer, el abucheo y los silbidos son menos arriesgados que levantar la cartulina a la vista de todos.
Juan Antonio Blay