Es lamentable saber que la comunidad afro descendiente en Estados Unidos suma un nuevo mártir. ¿Cuántos van desde los tiempos de la esclavitud en la era colonial y el posterior abolicionismo?
En el presente es tan patente. A brasa viva, como lava de volcán. En todas las equinas, a correntadas. El racismo en Estados Unidos sigue oprimiendo, sigue denigrando y matando a los afro descendientes. Toda piel oscura es segregada; en el trabajo, en los restaurantes, en la parada de autobús, en el parque. En la iglesia. La xenofobia en este país es letal.
En materia de Derechos Humanos, Estados Unidos sigue siendo el último en la fila. Hay que tener cuero duro y chilate en las venas para venir a firmar un decreto que señale a Venezuela como peligro para la seguridad interna de Estados Unidos. Ahí sí con los pantalones bien puestos, cuando se trata de atacar pueblos en plusvalía, que así los tuviera Obama para atacar la raíz del Ku Klux Klan que está matando a su propia gente negra en el país.
Se lava las manos con simples arengas cuando de abuso a la comunidad afro descendiente se trata. Todos los días la policía estadounidense humilla, golpea y asesina a los negros, en las propias narices de Obama. Vergüenza de negro, vergüenza de ser humano, oportunista para beneficio personal. Ha dejado sola a su comunidad. Ha dejado solas a las multitudes, el clamor de su propia sangre no le cala, él es un negro vendido a los absolutistas. Cuando tiene que ejercer su autoridad como presidente no lo hace. Pero no le digan de atacar pueblos en desarrollo porque está presto.
Lo más funesto, lo más vergonzoso para la comunidad afro descendiente en Estados Unidos es tener un presidente como Obama que no los represente en lo más mínimos. Que además los traicione. ¿Qué dirían de estar vivos Malcom X, Rosa Parks, Martin Luther King, Jr. Y Nelson Mandela? Estados Unidos en su sed de riqueza con su política externa extermina pueblos en desarrollo, se alaba a sí mismo como la mayor potencia mundial, pero por dentro, en sus avenidas, en sus barrios, en sus rascacielos y en sus alcantarillas, los Derechos Humanos no existen para quien tenga el color negro en la piel. Aquí no existe la equidad, el respeto y el derecho a la vida. Aquí cualquier negro por negro es catalogado como delincuente y asesinado en absoluta impunidad.
La juventud afro descendiente ha tomado las calles en todo el país, en marchas multitudinarias que los medios de comunicación del Ku Klux Klan señalan como disturbios. Ha sido la policía la que los provoca para tener un pretexto para golpearlos, para descargar su odio y para imponer su superioridad blanca. Sí, porque se creen superiores, se autoproclaman una dinastía de sangre azul, una estirpe caucásica.
Sorprende que se le impongan cargos criminales a los 6 policías que tuvieron que ver con la muerte de Freddie Gray, por un momento las calles abarrotadas de protestantes explotaron en júbilo, ¡justicia para Freddie! Gritaban con alegría. Pero esto es solo el inicio de un camino en empinada, porque el Ku Klux Klan está en todos los rincones, tienen tentáculos en todo el Sistema, y no dejarán que sus pupilos blancos sean juzgados y encarcelados. Esto es una marcha a contracorriente. Esto nos regresa al tiempo del abolicionismo, en diferentes dimensiones. En diferente era pero en esencia es eso. Me pregunto, ¿el pueblo estadounidense será capaz de unirse sin credo, raza, color, para denunciar esta impunidad, este abuso y esta sinvergüenza del Ku Klux Klan? En las manifestaciones también han participado blancos pero muy pocos y son mayoría en este país. Latinos contados porque la policía aprovecha estas manifestaciones para deportar masivamente y levantar cargos.
Y aunque no se hable de esto en los medios y no sea noticia mundial, la policía de Estados Unidos asesina más indocumentados latinos que negros afro descendientes, (y cientos la Patrulla Fronteriza en la frontera con México) pero que por indocumentados son invisibles, son casos cerrados, son denuncias que aunque se hagan no avanzan. Pero por ellos no hay multitudes que se lancen a las calles, ni negras ni blancas. La vida de un indocumentado no vale lo mismo que la de un negro. No vale nada, simplemente. Ni un noticiero local, ni para una manifestación, mucho menos para la justicia.
Estados Unidos no tiene la moral ni la entereza para venir a hablar de Derechos Humanos. Mucho menos Obama que está cruzado de brazos.
Queda en el aire la pregunta, ¿se le hará justicia a Freddie Gray? A uno por lo menos, a uno de tantos, de uno de los miles a través de la historia. ¿Cuántos más se convertirán en mártires? ¿Será extinto algún día el Ku Klux Klan? ¿Estados Unidos esta gran potencia mundial, será capaz de respetar los Derechos Humanos de sus ciudadanos negros algún día? ¿Cuándo respetará los de los inmigrantes indocumentados?
El caso de Freddie Gray abre una brecha hacia la justicia, veremos si esto es capaz de acercarse un poco a las enromes murallas de la impunidad con la que opera el Ku Klux Klan.
Estados Unidos debe dejar de meter las narices en los pueblos en desarrollo y preocuparse por la inexistencia de Derechos Humanos en su territorio, la política interna pulula en manos de absolutistas. El sistema ha colapsado como muestra de que el capitalismo no es la respuesta. Ni el camino, ni la meca. Es la absoluta destrucción de la humanidad. Pero bueno, decirle eso a Estados Unidos es como arar en el mar....
Ilka Oliva Corado
@ilkaolivacorado