Muchas veces se acusa a los republicanos de nostálgicos de un pasado que no volverá. Particularmente se hace cuando llegan las fechas conmemorativas de la proclamación de la II República.
Resulta paradójica está acusación por parte de quienes pretenden contribuir a reforzar el régimen postfranquista de la transición. Acabamos de ver en las televisiones públicas unas crónicas de la celebraciones de la pascua católica más dignas de los mejores tiempos del NO-DO que de un estado aconfesional. El monarca, heredero del dictador Franco, ha acudido a ellas para darse el correspondiente baño de multitudes sin ningún tipo de miramiento por el artículo 16 de esa Constitución que dice defender.
La recientemente aprobada Ley Mordaza pone en el punto de mira del Código Penal cualquier tipo de protesta ciudadana intentado acallar las voces que denuncian los permanentes recortes e injusticias en los que hace años que vivimos instalados.
Los derechos sociales son permanentemente deteriorados para que la sanidad, la dependencia, el cuidado de niños y mayores sean objeto de deseo para el negocio privado o la siempre presente caridad (ese sustitutivo piadoso de la justicia social).
La LOMCE ya puesta en marcha y el 3+2 universitario que ya asoma en el horizonte hacen de la educación un campo abonado al beneficio de unos pocos, haciendo de la formación un lujo para las minorias enriquecidas dejando fuera a la gran mayoría de nuestros jóvenes. Que solo estudien los ricos, como ha sucedido desde tiempos inmemoriales.
¿Dónde está la nostalgia entonces? Vivimos en una acelerada involución que solo puede ser detenida con un proyecto integral de transformación del país y de la forma en que este se gobierna.
República es que tengamos verdadera democracia y no este baile de máscaras donde la corrupción y la opacidad campan a sus anchas. República es que la ciudadanía tenga verdaderas oportunidades de expresarse sin ataduras y manipulaciones.
República es que la sanidad siga siendo pública, gratuita y universal. República es laicismo y que en las aulas no se impartan contenidos doctrinales. República es que la gestión de los asuntos públicos sea transparente y accesible.
República es que todos y todas tengan acceso a la educación y a la cultura sin discriminaciones económicas.
República es que se respeten los derechos de la mujer empezando por los derechos que tiene sobre su propio cuerpo. También es República que no exista ningún tipo de brecha salarial entre sexos.
República es empleo digno con salarios que permitan vivir y no solo sobrevivir.
República es que nadie quede privado de su vivienda por circunstancias económicas y entrampado en una deuda eterna para que unos miserables hagan negocios.
República fue cambio y transformación, fueron puertas abiertas y alegría en 1931. Y lo sigue siendo en 2015 porque los anhelos de los españoles y españolas no han sido satisfechos.
En Alternativa Republicana no ocultamos nuestra ambición de cambiar este régimen corrupto y caduco. No lo hacemos desde la nostalgia ni desde la perspectiva de repetir lo pasado. Hoy es necesario una transformación distinta de la que tuvo lugar hace 84 años pero hace falta volcar todas las energías en modificar radicalmente el actual status quo.
Quedarse en reivindicaciones parciales y con temor a citar la palabra República como marco del futuro solo conduce a ganar batallas y escaramuzas pero no se ganará la guerra.
Si es tiempo de recuperar libertades, de ganar la calle, de defender nuestros derechos sociales y laborales, de vivir en un verdadera democracia, entonces es tiempo de República.
ALTERNATIVA REPUBLICANA