Como institución llamada a velar por la amnesia histórica, la monarquía -con el simpático rey que la representa- acaba de recibir un regalo que resulta totalmente ignominioso si se tiene en cuenta la memoria real de los últimos setenta años de nuestro país y de Europa. La Real Casa de la Moneda o Fábrica Nacional de la Moneda y el Timbre (FNMT) ha tenido a bien sacar a la luz pública una moneda conmemorativa de los setenta años de paz que median desde el final de la segunda Guerra Mundial, conflicto en el que la dictadura de Franco colaboró con el envío de la División Azul en ayuda del régimen hitleriano.
Que la nueva moneda lleve la efigie de Felipe VI, rey de España por la gracia de su padre Juan Carlos I, que lo fue a su vez merced al dedo del aliado de Hitler en la Guerra de España, no parece que contribuya al conocimiento histórico, sino más bien a lo contrario, cuando no a la sencilla y vulgar manipulación de la historia. La iniciativa de la susodicha Real Casa de la Moneda nos recuerda aquella otra del caudillo Franco cuando en 1964 conmemoró los veinticinco años de paz de un régimen que tenía todavía frescos los miles de fusilamientos de la posguerra -con el de Grimau en 1963 como más próximo-, una ejecutoria que mantuvo hasta el último año de su existencia, un par de meses antes de su muerte.
Por si esto fuera poca amnesia histórica o afán tergiversador en relación con nuestra memoria histórica, ¿considera el lamentable servilismo cortesano de la Real Casa de la Moneda que las brutales guerras que tuvieron lugar en la extinta Yugoslavia, entre 1991 y 1999, se pueden incluir también entre los setenta años de paz europea? ¿No convendría retirar de inmediato esa moneda antes de evidenciar una manipulación manifiesta de la última historia de España y una ignorancia supina de la última historia de Europa? ¿Tanto les pudo a sus promotores lo primero que les hizo caer en lo segundo?
Félix Población
Fuente: www.diariodelaire.com