En la novela "La Hoguera de las Vanidades" su autor, Tom Wolfe, nos relata como el poder, los medios de información y el dinero a veces pueden resultar completamente inútiles para conseguir salir indemne de las mentiras, los delitos y el encubrimiento, es más, tanto los medios como los amigos poderosos que antes daban el cobijo necesario ahora se vuelven en contra del sujeto que los utilizaba para sus fines. Una novela en la que la justicia se pone de perfil, las pruebas acusatorias son manipuladas y solo el destino hace justicia.
La denuncia que Wolfe presenta contra las clases privilegiadas, la hipocresía y las apariencias, bien podría aplicarse a ese aparato de poder y corrupción que bajo las siglas de un partido politico ha gobernado y gobierna en España. En total serán, como poco, 12 años haciendo y deshaciendo a su antojo en todas las instituciones del país sin importar los procesos judiciales a que han estado y están sometidos, tanto el propio partido como sus dirigentes, provocando entre la población, además de asombro e indignación, serias dudas sobre la independencia del poder judicial.
El número casos de corrupción ya judicializados que afectan al PP rebasan el límite de lo éticamente permisible y soportable, las investigaciones en curso que los medios policiales y judiciales siguen llevando a cabo sin duda vendrán a aumentar el trabajo del Tribunal Supremo, la Audiencia Nacional y hasta de los Juzgados ordinarios. Toda una trama urdida para la financiación del partido y del enriquecimiento personal que cuenta con el apoyo de determinados medios de comunicación y de las televisiones públicas y privadas que controlan.
Buena parte de la sociedad, manipulada o no, está dispuesta a mirar para otro lado y seguir otorgando su voto al Partido Popular, de entrada existen más de 800.000 españoles que mensualmente llenan las arcas del partido con sus cuotas de militancia, sin importarles lo más mínimo que el destino de su dinero sea la satisfacción de intereses personales o de partido. Dinero completamente insuficiente para el mantenimiento de la maquinaría electoral del partido, pero al fin y al cabo dinero privado voluntariamente entregado sin exigir contraprestación alguna. Un dinero que en manos del PP solo es pura calderilla teniendo en cuenta el elevado nivel de vida a que están acostumbrados sus dirigentes a escala nacional, nivel de vida al que no están dispuestos a renunciar y que exige poner en marcha medios adicionales para obtener una recaudación adecuada a las necesidades del partido, de su plana mayor y de su aparato de propaganda. Medios ilegales y dinero conseguido a cuenta de los bolsillos de todos los españoles, dinero público desviado por el poder hacia bolsillos privados. Dinero que procede hasta de los impuestos que paga un desempleado cuando compra una barra de pan.
Servido el festín ya solo faltan dos cosas, salir impunes de los delitos cometidos y conseguir los votos necesarios para que la fiesta se perpetué en el tiempo, y ambas solo son posibles con la colaboración de la justicia y con la de los medios de comunicación. Que una instrucción como la del denominado Caso Gürtel y sus piezas separadas necesiten más de seis años para concluir no tiene explicación posible. Muchos estudiantes de Derecho habrán asistido a su primera clase en la Facultad leyendo las primeras noticias del escándalo y se licenciarán antes de que el juicio haya dado comienzo, algunos ya lo habrán hecho. Una lentitud que está permitiendo, junto con la "ingeniería juridica", que un partido politico estrechamente relacionado con la corrupción ejerza el gobierno de un país. Todo un tema para que esos estudiantes elaboren una jugosa tesis doctoral sobre el funcionamiento de la justicia en España.
La estrategia queda completada con el control de los medios de comunicación. La prensa de papel no cesa de manipular la información y en muchos casos de ocultar la realidad junto con las televisiones, tanto publicas como privadas. La información se transforma en opinión e inexplicablemente las opiniones sustituyen a la realidad de los hechos, a lo concreto. Una manipulación que convierte al criminal en victima y que queda a cargo de aquellos periodistas afectos al partido gobernante. La probada costumbre de la mayoría españoles a quedarse en el titular de la noticia hace el resto. Una manipulación que de ninguna forma puede estar amparada por el sentido de la "línea editorial" de uno u otro medio de comunicación. Los hechos pueden explicarse desde una determinada perspectiva y la importancia de los mismos, los juicios de valor o morales pueden ser subjetivos, pero nunca se debe admitir la manipulación de la realidad y mucho menos la mentira. Los acentos quedan admitidos desde la pluralidad de opinión, pero la mentira y la tergiversación deben desterrase de cualquier tipo de información u opinión.
Solo en el espacio digital pueden encontrarse a los que se rebelan contra la falsedad de las informaciones y contra las opiniones dirigidas desde el poder, y es así gracias a la independencia de los autores. En la novela de Wolfe es Peter Fallow, un periodista rechazado por los grandes medios, quien destapa la corrupción y el engaño poniendo en jaque al sistema y aunque la justicia no actuó como habría sido de esperar, las consecuencias sociales de la denuncia de Fallow inhabilitan a los culpables. En nuestro caso, en el caso del Partido Popular, mal haríamos en fiar a la justicia la solución de un problema que nosotros podemos resolver socialmente en 24 horas simplemente negandoles el voto en las elecciones. Si finalmente nada cambia deberiamos ir pensando en colocar a Eliot Ness al frente de la UDEF, claro que eso es imposible, su nombramiento depende directamente de los investigados, de esos presuntos culpables a los que la sociedad ya ha retirado la presunción y a los que solo la justicia considera presuntos inocentes.
Benito Sacaluga
Fuente: Bailando con ratas