La Iglesia católica, fiel a su revanchista y guerracivilista tradición secular, ha decidido imponer la “escolástica tomista” en todo el sistema educativo. Como fundamento de la ciencia, de la fe y de la ignorancia. A partir de ahora la ciencia será borrada de las universidades, sustituida por la teología, las libertades serán eliminadas sin más contemplaciones y los derechos serán transformados en deberes.
A pesar de que a partir de los siglos XVI y XVII la Universidad de Salamanca, junto con todas las universidades católicas, quedó atrofiada, paralizadas en el pasado en la misma situación en la que permanece esterilizada la civilización musulmana, aún en la Edad Media, al oponerse al proceso de secularización del pensamiento impulsado por Copérnico, Galileo, Descartes, Hobbes, Spinoza, Leibniz, Newton, Locke…todos ellos herejes.
A pesar de que, todavía e a finales del siglo XVIII, la atrofia de las universidades católicas era tan absolutamente opuesta a cualquier avance del pensamiento científico, filosófico y político que, burlándose de ese atraso el periódico “El Censor”, jugándosela contra la todopoderosa Inquisición, escribió en tono de burla: “La ciencia verdadera es la que nos garantiza la vida eterna. Por consiguiente las mejores ciencias son las que engendran servidumbre, ignominia, debilidad, hambre, desnudez y todo lo que sea pobreza, estado que nos proporciona el medio más seguro para llegar al cielo. Las ciencias generadoras de riqueza y saber, no son verdaderas ciencias, sino falsas y vanas”(Herr, R. “España y la revolución del siglo XVIII”, Aguilar, pg. 186)…
A pesar de que el pensamiento religioso engendra ignorancia y sumisión la Iglesia católica, porque se lo ha impuesto al Partido Popular, cuyos ministros del Opus Dei son representantes plenipotenciarios de la Iglesia en el Gobierno, han decidió que España vuelva a recuperar el analfabetismo como el más alto signo de inteligencia. En cumplimiento de lo que vienen proclamando y exigiendo todos los papas en sus encíclicas: Gregorio XVI en la “Mirari vos”, Pío IX en la “Quanta cura” y la “Qui pluribus”, León XIII en la “Aeterni patris”, “Inmortale dei”…, Pío X en la “Pascendi”, Pío XI en la “Quadragessimo anno”…Juan Pablo II en la encíclica “Razón y fe”. En todas, y otras encíclicas, es contundentemente agresivo el ataque a todas las libertades y a la ciencia, desde Descartes, cuyos libros, como todos los de los demás pensadores, están prohibidos y en el Índice. En nombre de la “Fe” han elevado un Altar a la Ignorancia y al Despotismo.
Durante veinte siglos de Historia, la Iglesia católica, como el Islam durante catorce, no se les ocurrió en ningún tiempo proclamar la Declaración Universal de Derechos Humanos, la defensa de la democracia frente al absolutismo o la proclamación de las libertades de pensamiento, de conciencia, de religión, de prensa, de sexualidad… Era y es imposible, sus gobiernos son teocráticos. Tuvieron que pasar dieciocho siglos para que los norteamericanos proclamaran la carta de Virginia, los franceses la Declaración de Derechos y la ONU, en 1948, la Declaración Universal de Derechos Humanos. Que ni la Iglesia ni el Islam firmaron.
Estos individuos, el clero y las monjas, educan a niños y jóvenes en valores contra la humanidad. Les dicen que la felicidad no hay que buscarla en la vida sino en la muerte. El mártir es el héroe. Y el sufrimiento el ejemplo a seguir. Les transmiten sus patologías sexofóbicas imponiéndoles conductas homófobas, antifeministas, machistas, sexistas…Les imponen valores que estimulan el sufrimiento, la resignación, la humillación personales y la obediencia al superior y al Poder. Los educan en deberes y obligaciones fomentando en ellos una conciencia enemiga de los derechos humanos e individuales. Derechos que no fomentan nunca jamás ni en su doctrina ni en sus textos. En los que nunca aparece ni una sola referencia a la Declaración Universal de Derechos Humanos, ni al Título I de la Constitución sobre derechos individuales y sociales. Simplemente estos derechos no existen en sus textos.
La democracia, la pluralidad, la tolerancia crítica en la diversidad, la libertad de pensamiento y de conciencia, el racionalismo y el pensamiento crítico y científico jamás son estimulados como valores porque son enemigos de los cristianos. Estos individuos, el clero, forman una psicología y una mentalidad patológicas en los niños y jóvenes que contienen en sí mismas crímenes contra la Humanidad.
No en vano los valores cristianos son los que se han impuesto en las dictaduras y en el fascismo. Y desde hace muchos siglos en todos los sistemas antidemocráticos y autoritarios. Y esos valores siguen siendo los mismos. ¿Cómo es posible que valores fascistas, dictatoriales y absolutistas puedan imponerse, impunemente, en las aulas y nadie los denuncie como un Crimen contra la Humanidad? Y como una amenaza a las libertades y a las democracias. Las libertades y la democracia son, como para los yihadistas, sus enemigos.
Pero, ¿quién es la Iglesia católica para imponernos sus opresivos valores? ¿Por qué puede hacerlo? Una corporación internacional de servicios creada por militantes que para formar parte de su corporación se automutilan castrándose, jurando voto de castidad; destruyen su voluntad, jurando voto de obediencia, y se convierten en esclavos, privados de sus propios recursos, jurando pobreza a cambio de participar jerárquicamente en los beneficios corporativos.
La Iglesia puede imponer su voluntad porque lo hace a través de su partido, el Partido Popular. El Opus Dei, en nombre de la Iglesia, es quien gobierna en el Gobierno de Rajoy. Como tradicionalmente lo ha venido haciendo por medio de las monarquías y dictaduras. Ella misma, por sí misma no podría. Sencillamente porque es una institución que nunca se presenta a unas elecciones, cuyos miembros nunca han sido elegidos por los ciudadanos y que no podrán estar en ningún parlamento que no sea una dictadura, monarquía, nazi, fascista, franquista…Ahí sí estaban en los parlamentos apoyando a los dictadores. La Iglesia nunca ha recibido el poder de la soberanía, lo recibe asociada a las dictaduras o a los partidos de las derechas.
De los que es su conciencia de clase. Su sistema de valores. Su aparato ideológico. La Iglesia, contra la opinión difundida, es muy débil porque no tiene poder en sí misma sino asociada al Poder, al Estado, a la derecha. Sin esa asociación se desmoronaría. Como a un banco o a una multinacional, una decisión política de un parlamento o gobierno los pueden borrar de un Estado. Y la IIª República lo demostró. Simplemente por decreto eliminó toda autoridad religiosa. Franco fue la respuesta a la República. Sin él habría desaparecido toda huella de dios. Y no lo habríamos echado de menos. No en vano fue “Caudillo de España por la gracia de Dios”.
No olvidemos que el Partido Popular, son los restos sociológicos y pestilentes del nacionalcatolicismo. Un partido ideológicamente tan rancio, anacrónico y machista como católico, de encefalograma plano y de bata blanca. Debajo de la bata unos visten uniforme militar y otros, uniforme clerical, de sotana. Asociados, forman los cruzados yihadistas en un frente unido contra todas las libertades.
Paciencia tienen. Son ancianos asexuados, divinos e inhumanos. Como vampiros, saben esperar el momento de arrojarse sobre su víctima hasta destruirla. Y la descuartizan sin contemplaciones. Con la crueldad propia, acumulada por años y siglos de represión sexual, de quienes ni se acuestan ni se levantan con nadie. Una noche y otra y otra…, eternamente solos. Y aburridos. La excepción confirma la regla. No obtienen otro placer que el que arrancan del sufrimiento de sus víctimas y de su insaciable voluntad de Poder. En el Poder alcanzan el éxtasis. La arrogancia y soberbia absolutas contra los humildes.
A pesar de que el Estado español, nacido del consenso y la pluralidad, es laico; a pesar de que la Constitución proclama en el Título I el derecho a la libertad de conciencia y el derecho de resistencia a la opresión religiosa, porque el derecho a la libertad religiosa es un derecho sólo individual que se tiene no para facilitar la dominación sino para protegerse contra ella; a pesar de que las encuestas de los gobiernos, el CIS, llevan años demostrando que sólo el 18% de los ciudadanos van a misa los domingos, que el 70% sólo van cuatro veces en su vida: cuando los bautizan, cuando los casan, sobre todo antes, cuando se mueren y cuando van al entierro o casamiento de terceros. El resto nunca van a misa.
A pesar de que después de la Dictadura ningún partido de los que se presentó como católico consiguieron ni tan si quiera el 5% de votos, fracasando todos ellos. Por lo que el P.P. no se presenta como católico, a pesar de serlo y tener en sus entrañas y en la dirección al Opus Dei. A pesar de que las procesiones solamente son actos folklóricos al mismo nivel que ir a los toros y de cañas; a pesar de que los ciudadanos viven totalmente al margen de los valores cristianos porque: se divorcian, follan con quien quieren y cuantas veces quieren y lo hacen porque sí, porque disfrutan, usan y toman anticonceptivos, abortan, se desnudan en público y en privado, se besan en público y en privado, se tocan y se aman, unos son homosexuales y otras lesbianas, ven pornografía, leen libros, incluso prohibidos, pero leen, ven cine, piensan, votan, deciden, tienen voluntad propia…porque dios está ausente de sus vidas. Todos viven, afortunadamente, de espaldas a dios.
A pesar de que vivimos libremente laicos, de espaldas a las religiones, y precisamente por ello, el gobierno, dirigido por la Iglesia, ha decidido imponernos la dictadura moral. Las dictaduras son inevitablemente necesarias para creer en algún dios. La Ignorancia y debilidad mental, también ayudan. Basta ya de inteligencia, hedonismo y libertad. Someter todo el sistema educativo, luego les tocará el turno a las radios, televisiones, cines, editoriales…hasta que no hayan caído todos bajo la dictadura clerical no pararán, someterlos a esta autoridad es condenarnos a la ignorancia, al subdesarrollo, a la sumisión.
Y si esto es grave, el objetivo que se persigue lo es aún más. Con esta medida el Gobierno Rajoy, al imponer una autoridad moral, está creando un Poder que se impondrá en todos los centros educativos y universidades. Poder al que quedarán sometidos los profesores. Sus clases tendrán que estar sometidas a la autoridad de la “escolástica”. Si ésta dice que el hombre no es consecuencia de un proceso evolutivo, habrá que borrar a Darwin de los libros; si la Biblia dice que el Sol gira alrededor de la Tierra, el profesor que diga lo contrario será quemado en el patio del colegio por hereje; si la educación sexual afirma que masturbarse produce placer y eso está muy bien, el colegio entero o la universidad serán pasados a cuchillo. Como Sodoma…Y si no ocurre esto es porque todos ya estaremos castrados. Como el clero.
Una autoridad moral es una dictadura moral a cuya autoridad quedaremos todos sometidos. Qué es una dictadura moral? Según la define la propia doctrina cristiana es aquella que: “regula la voluntad y conducta de cada individuo orientada hacia un fin superior”, la muerte, a lo que ellos llaman vida eterna. Es cuando a una sola voluntad, la teocrática clerical, se someten todas las voluntades individuales, si quieres como si no. Si no quieres dictadura clerical, no votes nunca a la derecha. Esta debería ser la consigna. Y que se enteren socialistas y comunistas institucionalizados. Que presumir de católicos y acompañar en las procesiones a la “autoridad clerical” nunca da votos, eso es un error. Y los que da, pocos, esos ya están dados a la extrema derecha o al Partido Popular.
Es urgente que todas las fuerzas políticas de progreso aprueben en el Parlamento, y defiendan permanentemente en los medios de comunicación, una Ley de Defensa de los Derechos Individuales y, específicamente, del Título I de la Constitución española para bloquear, de esa manera, la progresiva imposición de una dictadura moral del clero y frente a la amenaza del Islam.
Javier Fisac Seco