No se trata de las las abuelitas ochentonas que todas las tardes acuden a la misa parroquial que el cura de turno les “celebra” y luego vuelven a sus humildes hogares satisfechas de su “encuentro” personal con su “Dios”.
Es otra la historia: sencillamente es/son una organización secreta de más de dos mil años, cuya finalidad es el dominio del mundo y de las conciencias, es apoderarse de las voluntades de los seres humanos para su propia satisfacción e interés, para acumular riquezas y poder. Sus jefes se dan a si mismo los títulos de monseñor, abades, obispos, arzobispos, cardenales y en la cumbre un sumo pontífice-rey al que todos le le llaman “santidad”...
En realidad es un Estado supranacional, aunque tenga unas fronteras ficticias pactadas en su día con el dictador fascista Mussolini, que invade todos los estados de la Tierra y se permite criticarlos, cobrarles impuestos, premiarlos o castigarlos con el infierno eterno si no se avienen a reconocerles la supremacía ideológica mundial que se afanan en ostentar. Es tanta la riqueza acumulada que poseen bancos propios, cuentas corrientes en paraísos fiscales, participaciones en toda clase de negocios, incluidos. como no, los bélicos, sin olvidar el importante papel que desempeñan en el blanqueo del dinero procedente de las mas diversas actividades delictivas.
Pero son tan listos que se sacan de la manga organizaciones “caritativas” que les sirven de tapadera y escondite de su verdadera actividad. Por ejemplo en nuestro país no aportan ni el dos por ciento del presupuesto de Cáritas y sin embargo que bien les viene esta ONG y otras para ocultar sus chanchullos...
Es una sociedad secreta y conjurada contra los intereses públicos, que atenta contra la libertad de conciencia y expresión de todos, que ha ido fabricando a lo largo de su historia una “moral” que dicen derivada de la Ley de Dios y que tratan de imponer a ciudadanos y estados sin el menor recato: “nadie está legitimado para juzgarles a ellos, ellos son los jueces, los que tienen hilo directo con el Dios “único” y “verdadero”...
Hoy en nuestro país gozan de un poder inmenso, sobre el gobierno, las instituciones y las conciencias de tantos crédulos de esas fantasías semi-religiosas que les permite decir/imponer al gobierno de turno que cosas, que leyes, que disposiciones se pueden permitir o no: ahí esta su guerra contra los derechos de la mujer (“fuente” del pecado), contra los homosexuales y su derecho al el matrimonio o a la adopción, contra los médicos y sus cuidados paliativos a los enfermos terminales (situación que exceptúan cuando son ellos los perjudicados por la enfermedad), su oposición radical al derecho al aborto, a la eutanasia, el control que ejercen sobre de la escuela, con la imposición de la religión como asignatura o vaciando e incluso expulsando de currículo educativo de contenido aquellas que puedan abrir los ojos a los escolares como Educación para la Ciudadanía...
Resumiendo, es tanto el poder y el mal que representan que una sociedad no será libre hasta que no se proceda, en legitima defensa ciudadana, a su disolución y expropiación de sus bienes para ponerlos al servicio del pueblo.
Salud y República.
Salva Artacho