En varías cartas y otros artículos que te he dirigido, te había calificado muy conscientemente como un tipo: terco, torpe y parco. El seguimiento obsesivo cual lacayo servil que haces de las doctrinas de una tal Merkel, que se hace pasar por la nueva Carlomagno del siglo XXI, lo inútil que resultas a la hora de explicar aquello que no llevas escrito en el guión y la escasa brillantez que adornan tus discursos a través del plasma, hacen de tu perfil político un caudillo patético. Que eres capaz de mover y agitar el ánimo infundiéndole afectos vacíos, aburridos y monótonos. Tú sí que resultas grotesco, que produces vergüenza ajena. Eres el esperpento de la mentira. El adefesio del franquismo y un líder mediocre que pastorea un aprisco de mediocres. Has insultado a un líder de la izquierda española y por tanto has insultado a muchos conciudadanos que nos reprimimos lanzarte insultos mucho más fuertes, pero con tu despropósito me has dado la licencia para decirte que lejos de ser un presunto corrupto, eres un presunto inocente. Si tuvieras vergüenza ya habrías presentado tu dimisión. Con el prefijo de presuntamente, has recibido sobresueldos en negro. La financiación de la empresa que tú diriges procede de empresarios que a cambio tu partido franquista les otorgaba contratos de obras faraónicas o campañas electorales. Sí, el calificativo de mafia y de capo, que un parlamentario te ha dirigido en el Congreso de los Diputados, le ha faltado el prefijo de presunto para haber tapado la boca a la excelsa presidenta, muy ocupada en sus labores, mientras tú llamabas a un representante de la soberanía nacional. ¡Patético!
En varías cartas y otros artículos que te he dirigido, te había calificado muy conscientemente como un tipo: terco, torpe y parco. El seguimiento obsesivo cual lacayo servil que haces de las doctrinas de una tal Merkel, que se hace pasar por la nueva Carlomagno del siglo XXI, lo inútil que resultas a la hora de explicar aquello que no llevas escrito en el guión y la escasa brillantez que adornan tus discursos a través del plasma, hacen de tu perfil político un caudillo patético. Que eres capaz de mover y agitar el ánimo infundiéndole afectos vacíos, aburridos y monótonos. Tú sí que resultas grotesco, que produces vergüenza ajena. Eres el esperpento de la mentira. El adefesio del franquismo y un líder mediocre que pastorea un aprisco de mediocres. Has insultado a un líder de la izquierda española y por tanto has insultado a muchos conciudadanos que nos reprimimos lanzarte insultos mucho más fuertes, pero con tu despropósito me has dado la licencia para decirte que lejos de ser un presunto corrupto, eres un presunto inocente. Si tuvieras vergüenza ya habrías presentado tu dimisión. Con el prefijo de presuntamente, has recibido sobresueldos en negro. La financiación de la empresa que tú diriges procede de empresarios que a cambio tu partido franquista les otorgaba contratos de obras faraónicas o campañas electorales. Sí, el calificativo de mafia y de capo, que un parlamentario te ha dirigido en el Congreso de los Diputados, le ha faltado el prefijo de presunto para haber tapado la boca a la excelsa presidenta, muy ocupada en sus labores, mientras tú llamabas a un representante de la soberanía nacional. ¡Patético!