Todo el mundo recuerda “la rebelión en la granja” de los animales – trasunto de los ciudadanos – cuando acabaron con el dictador – trasunto de Franco en España y de tantos otros en otros países – que escribieron una Constitución uno de cuyos artículos decía: “todos los animales son iguales en sus derechos”. Lo hicieron como una garantía de que se había acabado la dictadura. Pero dice el refrán ¡poco dura la alegría en la casa del pobre (ciudadano)”. Los cerdos del cuento lograron el poder y los animales – los eternamente confiados ciudadanos – vieron que esa igualdad no se respetaba y cuando fueron a leer el texto constitucionalesvieron que decía “pero algunas animales son más iguales que otros”.
¿Está pasando eso en España? ¿Retrocedemos a los tiempos dictatoriales del granjero dueño de la vida y hacienda de los animales -los ciudadanos – sin opción para ellos?¿Es verdad como dijo el dictador “todo está atado u bien atado” como descubrimos cada día? ¿Se cumple lo que dijo el Príncipe de Salinas: “es necesario cambiarlo todo para que todo siga igual” y “todo está atado y bien atado”?
La corrupción económica sigue tan rampante como bajo el dictador militar padre putativo de su heredero dictatorial. La diferencia es que ahora nos dejan conocer sólo la punta del iceberg. Al derecho a la libre opinión que establece la constitución ¿se le va añadir como hicieron los cerdos de Orwell la ley mordaza “pero algunos animales podrán opinar más que otros”?. La impresión de que rige la ley del embudo surge a la vista de ciertos hechos, p. ej., quepor un lado el ministro de economía y hacienda envía cartas a los ricos defraudadores, incumpliendo la ley que le obligaba a denunciarles por el delito de evasión fiscal - el botìn de muchos de ellos era de miles de millones de euros - y por otra arremete en singular persecución quasipersonal presuntamente ideológica contra quienes si hubieran defraudado su delito apenas hubiera sobrepasado el mínimo que la ley contempla para ser considerado delito.
Otro tanto parece ocurrir en relación con la libertad de opinión sobre si el derecho a decidir es constitucional y debería articularse en una ley, o no. Sorprende que haya gente que niegue que el derecho a decidir sea constitucional porque no es otra cosa que la expresión colectiva del derecho a decidir individual del “ciudadano en el que reside la soberanía” (art. 1.2,CE78) aunque haya cierta sospecha de que es mentira como lo que sigue “de donde emanan todos los poderes del Estado” (art.1.2,CE78, porque el del actual Jefe del Estado emana, vía genital -un vía nada democrática - de su padre que emanó vía digital - igualmente no democrática - del dictador y genocida General Franco que nos privó manu militari de la democracia pacíficamente lograda en la II República.
Pero irracionalidades más grandes se han defendido durante siglos: el derecho a la esclavitud; el derecho delos reyes a heredar un puesto de trabajo para el que nadie los ha elegido, unas veces argumentando el superior origen es divino, otras el superior origen dictatorial; el derecho a matar al librepensador; el derecho a prohibir casarse a dos personas por el hecho de tener el mismo sexo, etc.
Cuando alguien dice irracionalidades surge el riesgo del engaño Pero sólo se le ocurre a los totalitarios prohibir el ejercicio de la libertad. Ésta tiene un antídoto, el sentido común, que conjura todos los males de lo irracional. Pero no sé si está recuperando aquella realidad vigente con el dictador anteriorque quizá sirvió de inspiración a Orwell para diferenciar los derechos de los cerdos: “no es lo mismo un jodido cojo, un demócrata herido en la guerra, que un caballero mutilado, un fascista herido en la guerra.
No hace mucho leímos la opinión del magistrado Lesmesnegando que el derecho a decidir tuviera cabida constitucional. Salvo el sonrojo que nos produjo a algunos que todo un magistrado fuera capaz de opinar eso no pasó nada. El art. 20.1,CE78 dice: “ Se reconocen y protegen los derechos: a) A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción”. Pero nuestro sonrojo se convierte en indignación cuando porque el juez Vidal opina todo lo contrario vemos que la maquinaria de la ¿justicia? Preten expulsar al juez Vidal - ¿la segunda muesca tras el juez Garzón? - de la carrera judicial
Como los ingenuos animales de la granja buscamos el texto constitucional y nos tranquiliza ver que todavía no se le ha hecho el añadido al art. 20.1,CE78“siempre que las opiniones expresadas coincidan con las de quien gobierne”. Por si acaso 33 magistrados y magistradas emitieron un manifiesto en el que opinaron también legítimamente que el derecho a decidir era compatible con la Constitución
¡Menos mal!, pensamos. Pero luego nos preguntamos ¿serán capaces de hacerlo aunque no se haya modificado la constitución? La sola pregunta nos hace estremecer. ¿Qué haremos si nuestro temor se convierte en realidad? ¿Habrá que plantearse que la única solución pasa por hacer la “rebelión en la granja” que no
Alfonso J. Váquez