Me gusta Podemos, y me gusta con sus defectos y sus virtudes, porque antes de Podemos, aunque algunos se molesten, no había nada. De lo contrario no hubiera hecho falta inventarlo.
Me gusta Pablo Iglesias aunque ahora tenga que seguir un guión, y me gusta Monedero aunque no sepa ni quiera seguirlo ni menos sepa qué es “eso” de la disciplina. Me gusta la serenidad de Luis Alegre, el carácter indómito de Teresa Rodríguez y la contención de Bescansa (aunque hoy me ha encantado que por un momento la perdiera). Me gustan los egos cuando sirven a los demás, porque en este sistema-mundo tienes dos opciones: ser sensato y pensar que no eres quién para ponerte a las riendas de nada, o ser todavía más sensato y correr el riesgo de olvidar dónde estás y quién eres para actuar por el bien común antes de que otros lo sigan haciendo por su bien particular hasta acabar con todo.
Me gustan también muchos y muchas de las y los que no nombro. Pero siento especial debilidad por Íñigo Errejón. Me parece una calculadora con patas (y que me perdone la broma). Y por eso hay que saber leer sus discursos, y el de hoy no era el de un momento cualquiera. Hoy no ha habido casta sino mafia. Hoy no han habido datos sino sentimiento, pero… con todo el sentido: “No nos fallemos” y “Recordad este día en lo que nos queda hasta las elecciones”.
Os debemos mucho, aunque algunos no lo sepan. Gracias.
Paco Bello
Fuente: Iniciativa Debate