En estos días en que se nos está llenando la boca de loas a las libertades civiles, de que muchos se hacen adalides de los derechos humanos mientras los vulneran o los quieren vulnerar en sus países al mismo tiempo en que se muestran orgullosos en las manifestaciones en contra del yihadismo tras los atentados de París, la democracia española está incubando el virus del autoritarismo a través de la Ley Mordaza y de la Reforma del Código Penal. Este hecho demuestra la hipocresía o el rostro de hormigón de Mariano Rajoy y de su Ministro de la Gobernación. Mientras se presentaron en París para defender la libertad de expresión, en España la quieren derogar o la quieren criminalizar. Entonces, ¿qué diferencia hay en la criticada presencia de Netanyahu o del Primer Ministro ruso y la de Rajoy en dicha manifestación? Ninguna. En ambos casos nos encontramos con mandatarios que vulneran día sí y día también los derechos humanos. En el caso español lo vemos en varios aspectos, como las constantes condenas de la ONU o las restricciones a las libertades y a los derechos fundamentales, los mismos que Rajoy tuvo la desvergüenza de decir que había que defender.
Estos mismos que se están llenando la boca pidiendo el respeto de los derechos humanos y de las libertades de los ciudadanos son los mismos que están pidiendo la restricción de las mismas con la excusa de luchar contra el yihadismo. Más o menos lo mismo que hizo George W. Bush en Estados Unidos tras los atentados del 11-S. Es la estrategia de la derecha, aprovechar cualquier excusa relacionada con la seguridad para intentar finiquitar las libertades civiles de los ciudadanos. Se ha hablado de la eliminación del Espacio Schengen, se ha hablado de la intervención de las comunicaciones, incluso sin la autorización de un juez, se ha hablado de exámenes de personas a la hora de viajar para permitir la entrada a un país y tener poder para denegarla. Es decir, convertir la vida del pueblo en un constante control policial.
El Gobierno ultraconservador español está siguiendo una estrategia que a cualquier demócrata debería darle miedo porque están legislando para crear un Estado de coacción y represión propio de cualquier dictadura que se precie de tal. Nada nuevo si hacemos un repaso de sus modos autoritarios de gobierno durante esta Legislatura, unos modos provocados por la interpretación malintencionada de su mayoría absoluta en el Parlamento, una mayoría obtenida a través del engaño y del burdo aprovechamiento de la desesperación de sus propias víctimas. Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, o que el Tajo pasa por Toledo, les ha llegado el momento en que van a poder satisfacer sus deseos más obscenos y reducir definitivamente las libertades civiles y los derechos de los españoles.
En estos días se están tramitando una serie de Leyes y Reformas que van en contra de las libertades de la ciudadanía, libertades que están recogidas en la Constitución, libertades que para un partido como el que nos gobierna desde 2011 son incómodas por un hecho concreto: no entienden que los ciudadanos en una democracia tienen derechos y libertades, todos los ciudadanos y no sólo los hijos de la buena estirpe.
En primer lugar, se va a dar poderes al Presidente del Gobierno para que decrete de manera unilateral, sin contar con nadie, un estado intermedio entre la paz social y el estado de alarma. De este modo se saltan el control parlamentario a la hora de decretar los regímenes de excepción que limitan los derechos y libertades de los ciudadanos. Es decir, se le da carta blanca a Rajoy para movilizar bienes públicos y privados para hacer frente a crisis que pongan en riesgo la seguridad nacional. Es lo mismo que ocurría durante el franquismo y en los años posteriores a la muerte del dictador cuando había huelgas y se militarizaban los servicios afectados por dichas huelgas. Que esa responsabilidad recaiga en manos de Mariano Rajoy da mucho miedo porque dejarla en manos de un irresponsable es de una insensatez supina.Viendo cómo quieren criminalizar la protesta del pueblo Rajoy podrá decretar unilateralmente dicho nuevo régimen de excepción simplemente por una huelga o por una manifestación.
En segundo lugar, el Partido Popular va a aprobar en solitario el Código Penal más restrictivo y represor de Europa, acercándose mucho al de Texas. Sólo les ha faltado volver a incluir la pena de muerte. Se quiere criminalizar la protesta de tal modo que el ejercicio de la libertad de expresión, reunión y manifestación puede llegar a tomarse como un delito de terrorismo. Aprovechan que el Pisuerga pasa por Valladolid para restringir las libertades de los ciudadanos y hacer uso de esa libertad será considerado como un delito terrorista. La persecución de quienes se quieren enfrentar a esta dictadura parlamentaria o al secuestro de la residencia de la voluntad popular es más propia del franquismo que de la democracia nacida tras la muerte de Franco. Una democracia con sus fallos y que necesita que se le dé una vuelta, pero democracia al fin y al cabo.
Estas actitudes totalitarias del partido ultraconservador me recuerdan al modo en que se quiso blindar el franquismo cuando veía su fin. En el Tardofranquismo se aprobó una Ley Antiterrorista donde se incluían también los delitos de opinión política. Quisieron morir matando, del mismo modo en que lo están haciendo los herederos del Movimiento Nacional porque saben que tienen fecha de caducidad. ¿Qué estarán preparando para querer blindarse de este modo? Miedo me da que mis sospechas puedan llegar a cumplirse y que las protestas que puedan surgir sean reprimidas a través de nuevo Código Penal o de la Ley Mordaza.
José Antonio Gómez
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