El 7 de septiembre de 1.873 había sido elegido Presidente de la República Emilio Castelar que tuvo que afrontar un periodo belicista marcado por el conflicto cantoral, el conflicto Carlista y el recrudecimiento de la guerra en Cuba. Castelar se había confesado por escrito al general López Dominguez que estaba "resuelto a fundar la República en el orden, a aumentar el Ejército, a salvar la disciplina, a todo aquello que pueda darnos Patria", pero siempre "dentro de la legalidad", sin golpismo contra las Cortes soberanas. Sin embargo, López Dominguez, le respondío a Castelar que "no permitiría que la legalidad condujese a la Patria a la deshonra"; un aviso rotundo de que se estaba ya preparando el golpe de Estado contra la República. La supervivencia de la República dependía en exceso de generales claramente monárquicos y alfonsinos, como Martinez Campos, Jovellar en Cataluña y Cuba, o el conservador López Dominguez en Cartagena, además del radical Pavía en Madrid.
El 2 de enero de 1.874, Castelar pidió un voto de confianza en las Cortes, pretendiendo formar dos partidos dentro de los republicanos, el conservador y el progresista, pero Salmerón, presidente de la Asamblea, lideró la oposición, y la votación se hizo justo a las cinco de la madrugada del 2 al 3 de enero, derrotando a Castelar por 120 votos contra 100. Se negociaba un gobierno con Eduardo Palanca al frente, un federal de centro, que había sido ministro de Ultramar y que era decidido partidario de la abolición de la esclavitud en Cuba. Por eso había urgencia en cerrarle el paso, porque los integrantes de la Liga Nacional negrera conocían bien sus intenciones. Además hubiera estado detrás suyo el propio Pi y Margall, por eso, al saberse el rumbo de los propósitos de las Cortes, a esas horas de la mañana, el capitán general de Madrid, Pavía, ocupaba las calles con las tropas y él mismo entraba en las Cortes mientras se realizaba el escrutinio de la votación iba ganando Eduardo Palanca como nuevo Presidente de la República, posteriormente los soldados ocuparon el salón de plenos y dispararon para amedrentar a los diputados y éstos se disolvieron. Tras el golpe de Estado y disuelto el poder legal de las Cortes, el golpista Pavía convocó a todos los partidos políticos -excepto cantonalistas, federalistas y carlistas- para formar un gobierno nacional que daría el poder al General Serrano.
Golpe de Estado de Pavía, el 3 de enero de 1.874 |
Ese mismo año, el 29 de diciembre de 1.874, general Martinez Campos que era partidario de la restauración de los Borbones en el trono, proclamó en Sagunto al príncipe Alfonso XII, hijo de Isabel II como rey de España. El gobierno de Serrano, no se opuso al pronunciamiento y acepto al nuevo rey. Una vez más, tras el golpe militar de Martinez Campos aparecieron los intereses esclavistas.
Eduardo Palanca Asensi (1834-1900) republicano, federalista y antiesclavista.
Nacido en un pueblo de la provincia de Valencia el 2 de septiembre de 1.834. Su padre era profesor de la facultad de medicina de Valencia. Toda la familia se trasladó a Málaga, donde el joven Eduardo hizo los primeros estudios en el instituto de la calle Gaona entre 1850 y 1855. Posteriormente estudio derecho en la Universidad de Granada. Terminados sus estudios, y recibido de licenciado en Derecho, se estableció en Málaga, donde muy pronto ocupó un distinguido puesto entre los jurisconsultos. Con frecuencia tomaba parte significativa en círculos literarios y científicos, con predilección hacia las ideas liberales en política y republicanismo.
Con un rápido ascenso llegó brevemente a ser el jefe reconocido del Partido Democrático en Málaga, que como en todas partes tomó luego el nombre de republicano. Con él predicó; con su apoyo conspiró, y en alas de las doctrinas por todos profesadas marchaba a la revolución de 1.868 más conocida como "La Gloriosa", que supuso el destronamiento de la reina Isabel II y el inicio de un periodo denominado "Sexenio Democrático".
Eduardo Palanca Asensi |
La revolución; esta era la palabra mágica que daba aliento a los corazones, que sostenía las esperanzas y que daba esparcimiento a las ideas. La revolución la deseaban todos; la aguardaban con ansia unos y querían hacerla otros, aunque sin fuerzas materiales para ello. Pero de pronto surgen complicaciones, y el partido conservador adquiere el convencimiento de que no hay medio de guardar la dignidad del pueblo español, que la arrebata y pisotea un asqueroso enjambre que ocupa el trono, la corte y el gobierno, y entonces se lanza al terreno de la fuerza, y volviendo por la honra de España, se alza en Cádiz el insigne Topete con este grito, cuyo golpe, unido a la batalla de Alcolea, echan por tierra el trono de los Borbones.
Una magnífica explosión de entusiasmo resuena en todo el país, y Málaga, ciudad liberal de siempre, llevó a cabo el movimiento en las primeras horas de la insurrección sin que hubiera que lamentar desgracias ni trastornos, y en cuyos delicados asuntos tuvo una parte muy principal, como le correspondía, el ciudadano Eduardo Palanca, quien era presidente de la Junta Revolucionaria de Málaga y del Ateneo Revolucionario Liberal.
Eduardo Palanca aceptó en 1.869 la diputación para hacer un esfuerzo más en pro del porvenir de la libertad en España. Fue elegido por la circunscripción de Málaga llegando al Parlamento en las filas del Partido Republicano Democrático Federal, como era natural. Tomó parte en la discusión de algunos asuntos; pero principalmente donde hizo su mejor discurso fue al ponerse al debate en la totalidad del proyecto de Constitución. Ejerció la cartera de Ultramar entre julio y septiembre de 1.873 durante la presidencia de Nicolás Salmerón.
Federalista de centro y partidario de la abolición de la esclavitud en Cuba. Sería candidato a la Presidencia de la República en enero de 1.874, pero su nombramiento fue frustrado por el general Pavía cuando en el escrutinio de la votación iba ganando.
Al triunfar la restauración borbónica, gracias al golpe de estado del general Martinez Campos, abandonó la política y se dedico a ejercer de abogado. Fue decano del Colegio de Abogados de Málaga el 1.879-1881 y el 1887 y 1889. Falleciendo en Málaga el 30 de noviembre de 1900.
Eco Republicano
Fuentes consultadas:
- Historia política, 1808-1874 VV.AA. Ediciones Istmo 2004
- Los diputados pintados por sus hechos. Roque Labajos y cía, editores. (1.869)
- Wikipedia.org