El Juzgado de Instrucción 2 de Burgos investiga desde el pasado 26 de agosto el intento de suicidio de una joven burgalesa, menor de edad cuando sucedieron los hechos y que acaba de alcanzar la mayoría de edad, que fue sometida a trece exorcismos, según publica Diario de Burgos. La víctima declaró en la Comisaría de Burgos que en mayo de 2012 comenzó a sufrir "problemas de anorexia acompañados por problemas nerviosos de ansiedad", que sus padres interpretaron como "una posesión demoníaca".
Los progenitores de la víctima se encuentran imputados, después de que la joven declarase que su madre y el grupo religioso de la 'Milicia de Santa María' la animaran a realizarse actos de flagelación como cortes en las muñecas. De los hechos relatados en el atestado, la magistrada María Dolores Fresco señala que "presentan características que hacen presumir la posible existencia de delito de violencia de género, lesiones y maltrato familiar".
El rotativo burgalés refleja en sus páginas que tras varios intentos frustrados, el 24 de septiembre de 2013 la chica decidió acabar con su vida tirándose desde un tercer piso, pero sobrevivió, si bien sufrió lesiones muy graves en la columna vertebral, las muñecas y el tobillos derecho, lo cual le dejó inicialmente postrada en una silla de ruedas.
Después de mantener varias conversaciones y gestiones con un seminarista, una profesora de religión y un párroco de Burgos, sus padres habrían llegado a la conclusión de que estaba "poseída por el demonio", por lo cual, en abril de 2014, la trasladaron al convento de San Joaquín y Santa Ana, de Valladolid, para que el único exorcista de Castilla y León en ese momento le liberara del diablo. Según la denuncia, esta ceremonia se repitió hasta en 13 ocasiones diferentes.
Parte de la familia de la víctima denunció el 13 de agosto ante el Servicio de Atención a la Familia (SAF) de la Comisaría estos hechos, que podrían ser presuntamente constitutivos de delitos de lesiones graves, trato degradante, coacciones, inducción al suicidio y violencia física y psíquica habitual.
Según El Diario de Burgos, la niña había sido expulsada de la catequesis de la parroquia donde acudía habitualmente. Algunos catequistas le espetaron que «estaba endemoniada», que tenía «algo que no se lo curaba un médico y que iba a ir al infierno». Su padre la insultó gravemente llamándola «hija de puta», pero que no se lo decía a ella, «sino al demonio que llevaba dentro». Todo ello mientras la zarandeaba y la sujetaba por los brazos.
En las sesiones de exorcismo. Tumbaron a la menor en el suelo a los pies del altar, pero como intentó escaparse, tras ponerse muy nerviosa, la sujetaron por los brazos y se sentaron encima de las piernas. Mientras un señor le sujetaba la cabeza, una señora «le ponía un crucifijo y apretaba con fuerza». Le hicieron daño y le causaron una herida, además de colocarle imágenes de santos por todo el cuerpo.
Durante el rito, que duró entre una y dos horas, el exorcista estuvo rezando el rosario y otras oraciones de sanación. Le hizo beber agua con sal exorcizada y se dirigía a ella voceando expresiones como: «¿Quién eres, Satanás, Belcebú, el diablo en persona?» Y también: «Bestia inmunda, dixi mi como tu a dominaris». Como el diablo no contestó, concluyó que la posesión era total y le recomendó, según la joven, que dejara de tomar la medicación prescrita por su psiquiatra. Durante el exorcismo sintió dolor, miedo e impotencia por no poder escapar, pese a que pidió varias veces que cesaran.
Según la denuncia, esta ceremonia se repitió hasta en 13 ocasiones. En vista de que no tenían mucho éxito fue obligada a rezar todos los días y uno de ellos se desmayó por llevar mucho tiempo de pie. Su padre le dio varias patadas mientras le gritaba que se levantara. En otra ocasión, al no querer rezar el rosario, le ataron las piernas y las manos y la introdujeron una braga en la boca.
Fuente: www.ileon.es